Fernando Aramburu
Fernando Aramburu las letras entornadas. Periodistas habemus. Encuentro la
perla en el albañal paseante azaroso por la feria del libro. Un buen novelista
como el buen paño en el arca se vende y hay que descubrirlo. Las radios y las
teles entrevistan a escritores y novelistas que el sistema se saca de la manga
pero la cosa no furrula. Es duro y un privilegio de las musas ser buen escritor
y hay muchos aspirantes en esta carrera de ratas a alcanzar la cúspide de la
cucaña pero a estos prepósteros aspirantes a, los laureles del Olimpo habría
que decirles lo que Cela dijo en la
Colmena ahí van dos maricones y uno que escribe. El caso de
este vasco que fue galardonado con el premio Nacional de Literatura al narrar
los años de hierro de Eta los asesinatos por la espalda la muerte de policías
en atentados es un caso aparte. Aramburu el donostiarra (conocí a un tío suyo
en Comillas que me hablaba del verde de Euskalerria que era más verde que el de
Santander y ninguno otro lugar) es punto y aparte. Nos lo cuenta en su
autobiografía “Las letras entornadas” precioso libro y maravilloso título cómo
surgió en él la vocación de escritor comprendo novelillas de la colección Austral
en los tenderetes de lance, estudiando en largas vigilias a la luz del flexo pasándose
las noches en blanco, es duro el oficio de escribir, requiere abnegaciones que
son infrecuentes en otros menesteres. Tien un estilo grato y humorístico que
nos hace pensar en Baroja. Ve el mundo con compasión y desenfado. Y un dato
importante emigrante y profesor de literatura y maestro en Hamburgo nos refiere
la vertiente alemana que desconocen gran parte de los aficionados españoles muy
influidos por el mundo anglosajón. Han leído a las hermanas Bronte y a Jane
Austen tal vez a Dickens pero desconocen a Holdering y Thomas Mann o no saben quién
es Wolfang Borchert autor de uno de los dramas y una novelística que defiende
al siglo XX Stalingrado el regreso de los soldados del Este. Los textos de
Fernando Aramburu destilan compasión hacia el dolor humano, es el único que ha
sabido contar la guerra del terrorismo de ETA de la misma manera que Pio Baroja
plasma el terrible conflicto de las guerras carlistas que aún colean entre
nosotros. Él es un vasco humilde, cordial, aplicado y lleno de señorío. El gran
narrador de la España
de finales del siglo XX y principios del XXI. El movimiento se demuestra
andando y el peligre de un autor se detecta cuando te pones a leer un par de capítulos
de sus entramados literarios, Además en su estilo resuena la profundidad del
pensamiento y el buen decir de la literatura germana cuyo fenotipo sería Thomas
Mann el literato que iba a la playa con chaqueta y con corbata. Su muerte en
Venecia, nos cuenta Aramburu, es la crónica del ocaso de Occidente y Anuncia la
llegada del poder gay. Exalta el erotismo homo ese Tasio que mira desde los planos
de la película de Bertolucci. Sin embargo, el meticuloso Thomas Mann exaltado
por la republica de Weimar y a la postre perseguido por los nazis debió de ser
bisexual. Tuvo seis hijos. Cinco se le suicidaron. Abendamerung, niedergang de
una cultura y de una horma burguesa de ver el mundo. Eso lo explicaba muy bien
en sus clases de literatura el profesor Cerrolaza historiador de la lengua
alemana en la complutense hace unas décadas. Leer a Aramburu nos reconcilia con
la vida y con Alemania. Es el mejor novelista de esta generación.
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