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domingo, 29 de octubre de 2023

 POR SAN FRUTOS ESTRENÁBAMOS SOTANA

 

Estaban colocadas con su funda y el  nombre de cada cual -en el mío ponías señor Parra... ya era yo toda una dignidad- en los recios bancos de pino que había en la sala de visitas. A los de Valladolid, pues entonces la diócesis segoviana era muy amplia y no coincidía con la división territorial por provincias, les vestía Zurita que era un sastre caro y de ideas avanzadas en lo que respecta a la vestimenta del clero y a los de Segovia, pues Blas Carpintero de gustos más clásicos. Recuerdo con qué ilusión me fui a tomar medidas a su tienda que estaba pasada la Canaleja, muy cerca del Portalón y al pie de la estatua misma del comunero Juan Bravo. Aquel hombre poseía una suavidad táctil que al cruzar el metro por la cintura o curvarlo sobre la espalda mientras tomaba con los dientes los alfileres de un acerico que portaba sobre la manga parecía que acariciaba. Me dijo curita tenemos que no soldadito ni rey de armas mientras miraba a mi padre que venía en uniforme de militar y Carpintero también cosía para los cuarteles diversos que sentaban plaza. A ver si un día te tengo que hacer la sotana de obispo.

 Era el alfayate un señor grande, huesudo con la cara muy pálida y la nariz un tanto acaballada. Esta prominencia nasal evidenciaba esa ascendencia del pueblo elegido tan importante en la ciudad que me vio nacer. La cosa venía de cinco siglos atrás.

Todos se bautizaron en masa y venían huyendo de la quema y de las luchas dinásticas de la dinastía Trastamara. La mayoría abandonando la aljama cabe la Puerta del Socorro se fueron a vivir intramuros a la zona alta. Y nos dejaron esa impronta comunera, cierta pasión por la libertad, patente religiosidad conjugada con esa afabilidad y amor a la vida que noté siempre en todos los judíos –Shakespeare que era un poco antisemita, metió la pata hasta el corvejón dejando a la posteridad el fenotipo de Shylock-, pasión por los libros y un cierto desdén por todo lo manual.

 Pero sobre todo nos dejaron una inclinación por las cosas de Dios, pasión por la mística, un prurito mesiánico, amor a la familia combinado por la tortura mental que representa el sexo para un judío. Y también el talante independiente propio de los que leen el Libro de los Libros con asiduidad y parlamentan con Dios sin muchos intermediarios.

El rasgo de los segovianos es ese talante independiente y un entusiasmo apasionado que roza el mesianismo. ¿Defectos? La zorrería y la doblez, que son artes que se aprenden cuando recibes muchos palos.

Quevedo, aunque odiaba a los genoveses, tenía el alma de converso. Eso se trasluce en el Buscón. El Lazarillo- aquí sí que no caben dudas- no debió de salir de la pluma de un cristiano viejo. Así que hubo que acomodarse y guardar al menos las apariencias. Al ganar estatus los sastres y perailes cierran su casa en la vieja judería y se van a vivir con los hidalgos.

 Por eso en Segovia, ciudad levítica y guerrera como pocas- a muchos nos recuerda Jerusalén pero con bares y mesones de buen cordero- cada casa es un castillo interior. Cada torre una alcazaba y vaya usted a saber. Fachadas de encaje. Estas torres albarranas intramuros son una fortaleza dentro de la misma fortaleza. Ciudadelas de la verdadera ciudadela.

 Quedan algunos de aquellos edificios medievales que se yerguen altivos, abroquelados centinelas del horizonte. Suelen tener en el piso superior un tendedero o sobrado ceñido por una gola o collar de encaje de piedras de granito. En cada esquina una gárgola. Casas almenadas son el palacio de los Coronel, de los Arias Dávila, de los Lozoya, los Bravo, etc.

Más ya hablé de esta particularidad y no quiero picar de pedante alargándome en este punto.

-       Pasen los alfayates

-       ¿Sastres vienen? Al infierno vamos

Tuvo que ser un sastre judío el que me vistiera a mí de talar. Acababa de cumplir los once años y embutido en aquella prenda que tenía tantísimo botón y amplios bolsos donde cabía la peonza para jugar al trompo y la chuleta de las declinaciones latinas- musa musae y dominus domini, res rei- el rosario que me mandó mi tía monja para que lo rezase todas las noches y estampas, muchas estampas para repartir a los niños de la ciudad cuando nos los encontrábamos en los paseos de los jueves, ya me sentía yo  casi un arzobispo.

        -Per áspera ad astra – nos dijo don Jerónimo el prefecto nada más llegar, pues yo de latines, aunque me sabía el Confíteor y contestaba al cura de carrerilla las oraciones del salmo 120 (introibo ad altare Dei… ad Deum qui laetificat juventutem meam etc. Una de las frases más hermosas que se pueden escuchar en boca de hombre) andaba un poco en agraz.

Comprendía que allí se iniciaba un largo y áspero camino hacia las estrellas.

        -Tú sé bueno y estudia, hijo, pero, hijo, come, no cojas frío- fue la última recomendación que me hizo mi madre cuando el primero de octubre, cuando todos celebramos la fiesta del Caudillo vino el maletero y cargó con todo mi equipo: el baúl recién comprado con herrajes nuevos y un colchón de lana que acaban de enjaretar y tundir solo para el señorito. ¡Pobre colchón¡

 Acabé con él a los pocos meses, puesto que empecé a mearme en la cama y hubo de ser sustituido por uno de borra. Cosas de la vida.

Recuerdo con ilusión aquella mañana del 25 de octubre de 1955, cálida y soleada porque parecía verano, cuando vestí por primera vez la sotana que me trajo Blas Carpintero. Fue como si se hubieran adelantado tres meses los Reyes. Nos había rapado el pelo al cero, el barbero que llegó la noche antes y acabábamos de terminar los Ejercicios Espirituales que a mí me impresionaron mucho y fueron larguísimos… eso de pensar tanto en la muerte… esos retortijones de conciencia que degenerarían en escrúpulos y que nos hizo adquirir demasiado tempranamente la conciencia de la muerte.

 Pero, en fin, el día de San Frutos era un día alegre y estrenábamos la sotana para ir a cantar a la catedral el himno… al siervo bueno y fiel que rogando sin cesar consigue bienes eternos de la infinita bondad… tararirirolá y luego seguiría él solo que aquel año se marcaría el tiple elegido. Uno que era de Cogeces y le decían Marianillo. Risas y algazaras en el patio. Voces blancas e inocentes.

A mí la sotana me estaba que ni pintada, pero al pobre Tinaquero al que se le acababa de matar el padre y tuvieron mal año se la haría una prima suya modista y claro le quedaban pesqueros por detrás los bajos y por adelante le sobraba una cuarta pobre chico. Las mangas le estaban largas y tenía que accionar los brazos péndulos como los de la muerte andando.

 Decían que las mejores sotanas eran las que confeccionaba Zurita que vestía al clero alto; a mí las de Blas Carpintero Dios lo tenga en su seno no me parecieron del todo mal.

Durante más de media hora, después de tirarme de la cama cuando sonó la campana a las ocho, me lancé por la escalera imperial bajando los escalones de tres en tres en dirección de la sala de visitas, estuve mirándome, clericalmente coqueto, en el espejo del probador. La beca y el bonete de cuatro puntas combinaban con el negro y me daban un aspecto distinguido y profesoral.

        -Pronto tendremos doctor en Teología.

        -Ojalá. Dentro de doce años cantaré misa, me iré a misiones, bautizaré a muchos negritos. Haré bien a las almas.

También se sueña despierto y rumiaba mis cábalas un poco como el cuento de la lechera, cuando no era más que un pipi, un latino, y no había empezado el largo camino de la santidad, que es una senda de abrojos, según nos explicaba el padre Mañanas, nuestro maestro espiritual.

 Como era novato e inocente, los de segundo nos hicieron la petaca el primer día y nos echaron sal en vez de azúcar en el café. Había que pagar la novatada. Un día sería sacerdote. Lo tenía decidido.

Ya había ceñido yo aquella prenda talar sobre mis lomos cuando ayudaba a misa a don Benito en Santa Eulalia o cuando era niño de coro con don Fernando Revuelta el deán que me tenía buen concepto y decía que yo no era un pillastre como los demás que tenía madera de cura y que me metiera en el seminario.

        -Si tus padres no tienen posibles, yo mismo te costearé los estudios.

Pero aquellas sotanas de las sacristías las utilizaban otros y olían a sudor de muchas generaciones de sacristanes y acólitos, y en el roquete y en el sobrepelliz aparecían chafarrinones de la cera de los cirios o quemadas por puntas de cigarro o por ascuas de incensario. Aquella sotana de Blas Carpintero era una sotana para mí solo. De uso personal. Aquella mañana del Glorioso San Frutos Pajarero, patrón de Segovia, nunca se me olvidará.

 

Et reliqua. ….Continuará

 

SESENTA AÑOS ESCRIENDO MIS BODAS DE DIAMANTE CON LA ESCRITURA

 

Bajo a la bodega del buen vino en busca de algo que leer, de algo en que soñar. Es mi mosto espiritual. Bebo a veces, me emborracho o me deprimo. Los libros yacen amontonados allá abajo en plúteos o guardados en cajas y estantes. Todos son vino añejo mercado en las mejores librerías de lance de NY, de Portobello en Londres o en la Cuesta Moyano pues ya lo dice el refrán leña vieja que quemar, vino cecubo que tomar, libro viejo que leer y amigos antiguos con el que conversar. Como ahora todo es leña verde por las cocinas de gas, los amigos se van muriendo poco a poco y el vino se acabó asaltan nuestros camiones bodegueros los franceses sólo nos queda el libro. Y ellos son el vino añejo que sellaron mi compromiso con las musas hace más de medio siglo. Gracias te doy Dios de bondad por haber sobrevivido gracias a ellos, a tantos avatares, tantas mudanzas, tantos naufragios. No pocas veces vi el rostro de la Tredentuda que abría sus fauces en lo hondo del precipicio.

Tomo uno de ellos al azar. Es un libro desportillado y lo abro. Huele a moho  pero sus hojas me traen el vede aroma de mis verdes años. Se trata del Guzmán de Alfarache. Suelo yo poner mi nombre, mi rubrica y fecha, percibo una fecha, mi nombre y mi firma Madrid 23-XI-1964.

 Mercaba yo, pobre estudiante de Románicas, las adquisiciones con la huelga que me daba mi madre los domingos. En vez de ir al baile, al cine o a la taberna me agenciaba yo alguna obra de los clásicos.

Así tengo la casa atestada de papel de los muchos cuadernos manuscritos, de mis obra inéditas encuadernadas a canutillo o de las impresas. Pasan de cinco mil

 ¿Qué será de mi querida biblioteca cuando me muera? Es el drama de todos aquellos que nos hemos dedicado a la literatura o el periodismo.

Hoy esos tesoros ya no valen nada. Son de la galaxia Guttemberg. La galaxia Macluhan transformolos en mera calderilla. Yo soy un escritor pobre pero opulento en sueños y rico en obra muerta.

 La gente nos mira con desdén. Piensan que estamos mal de la cabeza. A pesar de todo yo sigo escribiendo, leyendo, rezando y soñando, y amo los libros que ya no quiere nadie.

Taxativamente, he aquí que este Guzmán de Alfarache debió de ser uno de los primeros que compré y delata mis bodas con la letra de molde.

Han pasado las de oro y voy camino de las de diamante. Sesenta años ¡cómo pasa el tiempo! La vida literaria es durísima, apasionante, maravillosa. Vivimos en Cuatro Caminos.

Yo madrugaba para tomar el primer tranvía para la Universitaria. Nos apretujábamos como sardinas en lata con nuestros cartapacios, nuestras bufandas, volanderas, nuestros primeros pitillos para ir a la cátedra de prima. Duraban las clases toda la mañana.

Por la tarde acudía a la Escuela de Periodismo a escuchar las lecciones de Nicolás González Ruiz, Bartolomé Mostaza, Antonio Ruiz Muñoz y otros prohombres de la Escuela del Debate. Acababa rendido. Luego por la noche a estudiar hasta la madrugada a base de café y de Celtas largos. Sí el vulgo nos toma por locos, no sabe de los sufrimientos, torturas ante la página en blanco. Demasiadas incomprensiones y desaires para tan poca paga. Concluí las dos carreras las Filologías y la de Periodismo que convalidé en la Oficial a fuerza de vigilias, excursiones a la nevera, mucho café (escribir sobrecarga el sistema nervioso y a mí me da hambre) a veces tomaba Buscapina pero en particular resistí a base de grandes fumadas que andando el tiempo se trasformaron en pipadas.

Hace más de siete lustros que no prendo un cigarrillo pues convertí a la cachimba en mi dama de compañía.

Es un terror pensar que la venganza de los indios haya podido horadar mis pulmones pero aquí estoy a punto de cumplir los ochenta tan enterizo.

Quizás haya intervenido la divina providencia.

 Por lo demás me veo reflejado en las páginas de esta novela picaresca que estimo inferior al Lazarillo (Yo descubrí quien fue el autor del Lazarillo) epitome del genero picaresco auténticamente español.

 Desde niño me enseñaron a resistir. Longanimidad es una virtud cardinal y poliorcética una de las bases de la guerra. Porque como decía CJC aquí el que aguanta gana.

Mateo Alemán es el más pesimista de los novelistas del género y describe una España de maldades, gatuperios, sobornos, estelionatos, fraudes, cohechos, hipocresías inquisiciones, perquisiciones y persecuciones, rapiñas del poderoso y opresión al débil. ¿Cómo salir adelante en medio de tanta canalla?

 El guzmanillo se abre paso utilizando las armas de los desheredados que son la astucia, la paciencia, la resignación y "mirada de halcón paso de lobo y hacerse el bobo".

Para sobrevivir la batahola en que se ha convertido mi patria a partir de 1975 yo he tratado de seguir ese admirable consejo de hacerse el bobo, como si contigo no fuese la cosa y escribir.

Todos mis libros son un cargamento de ternura y de sátira, ya sé que no los conoce nadie y a mí qué me importa. La Tredentuda les ha pasado la mano por el lomo a Clenasmo, el abusón, anegados todos ellos en tropologías.

Tal que así el otro día paré en Moyano a llorar por mi amigo Riudavets y Paco Gomis el librero de la caseta numero tres que tiene cara de pájaro me soltó un picotazo:

 - Tus libros no venden, son muy malos

No fue un picotazo lo que me soltó el pájaro sino una funesta coz de mulo falso. Al cual yo respondí con mansedumbre

- ¿No será porque la miel no se hizo para la boca del asno, Paco?

 

domingo, 29 de octubre de 2023

domingo, 22 de octubre de 2023

 MI ÚLTIMO DIA. MI PRIMER GRAN TEDEUM

 

Antonioparragalindo

 

“Sol de junio, un verano más”, cantaba un coplero de mi lejana juventud cuando yo cortejaba a una moza muy formal. Nunca empezábamos aquel pastel, nunca nos fumamos aquel cigarrillo  de después en el 600. Había que estar en casa a las diez. Ella habrá dejado ya de fumar, yo sólo fumo en pipa y a escondidas porque fumar ya no es políticamente correcto ni está bien quisto pero yo me digo  también los que no fuman se mueren y les dan infartos, mientras acaricio los viejos recuerdos en el estanque dorado de la memoria  y pedaleo –estoy hecho una mula- hasta Navalcarnero ida y vuelta tres leguas y pico en una hermosa tarde con el solsticio de verano casi en puertas siguiendo el viejo camino de la mesta... Esa era la ruta de los nutridos rebaños que veíamos pasar por nuestra puerta camino del sur, el morueco en medio egregio y mostrando su estatura guardiana, y a los lados los perros. Un zagal llevaba un corderillo recental a hombros y a mí recordaba la vera efigie del Buen Pastor.

 Parece que percibo el bronco ladrido feroz y aquiescente del mastín. Ya no hay mesta ni cordeles, van en camiones, pero el ojo de mi memoria los sigue viendo circular. Parece que fue ayer y ha pasado tanto tiempo. Ya han encañado los trigos. De trigo y centeno hay  hogaño un cosechón. Las vides están hermosas y ya granan las cepas. Si no se apedrea tendremos los lagares y la troje hasta los topes.

 Una collalba  me hace una reverencia y se me cruza en el camino y canta escondida entre las cepas la perdiz con voz de amor. Sol de junio. El cuclillo y la abubilla tienen un dúo, se han enzarzado en una porfía (a ver quien da la mejor nota) que enternece mi corazón de melancolías y es la orquesta de acompañamiento a este Te deum laudamus te Dominum confitemur que esponja mi corazón.

 La voz del diacono Shelapin de mi grabación de la noche de pascua pregona el canto del Querubín. Mañana es mi último día y pues me tomé un Moscoso el día 12 si Dios quiere estoy cumplido. Voy a entregar la cuchara pero no la tarja. A mi tarja le quedan todavía algunas muescas por cortar al menos eso espero y loado sea Cristo. Al menos eso espero con la venia del Panadero celestial que todo lo controla todo lo ve y todo lo designa desde ahí arriba. I hope that He spares me.

 No puedo estar más satisfecho. Gracias, Señor. . Junio trajo las rosas y la plenitud de  un ayer no consumado y yo tuve la suerte de conocer sin conocer a aquel amor. El sol, un sol que se va, refulge en el estanque dorado pero el hombre pecador a veces tira por la trocha más difícil dejando el camino real, se va por los puertos fragosos abandonando la amenidad del valle y del llano. Lo malo es que en este curso de la vida no hay repescas  ni exámenes de febrero pero todos los seis de junio se me aparecía el rostro de la querida novia (ah yo vi en Roma do es la santidad que todos al dinero facen omildad… y eminencia, nos quita  las buenas para que nos vayamos con las malas).

 El hombre no es que tropiece en la misma piedra es que es gilipollas y escoge la manzana podrida  desdeñando la más manzana y fresca. Ah todos los seis de junio una lagrima de mis ojos y una oración brotaba de mis labios en memoria de aquel amor perdido. Uno se va siempre con las malas y deja las buenas pero es ley de vida. Misterios del destino. Enigmas del mundo... regreso a casa con el primer lucero. Un traguillo del vino de Navalcarnero que era el último pueblo de la provincia Segovia antes de las extremaduras, el que bebían los pastores de los viejos cordeles a la salud de sus rabadanes, de sus amos y de sus novias, me da fuerza a mis empeños, para cubrir el tranco final. Las cuestas arriba las suba mi mulo que las de abajo yo me las sudo, digo con el refrán.

- Aprieta el culo y dar pedales y pasa hoja.

- Es lo que hay que hacer para llegar a viejos.

 Un transportista guasón me larga bocina.

-Pi. Pi. quita del medio que va va pasar la camioneta de mi papá.

-Cojonazos..

-¿Violos la tuya mujer, o qué?

-Quítate de en medio que no eres Berrendero ni Bahamontes, pensionista.

- Es que hice la mili en un batallón ciclista le contesto.

 Y me despide con un corte de manga que le devuelvo. Mañana es día escuela el último día escuela y ya brilla por el este el último lucero.

Y, esta mañana cuando por ultima vez ficho al pasar frente a las estatuas del cardenal Gil de Albornoz que se alza mitrada y eminente delante del convento de San Diego, desafiando un poco a la de Cisneros, como un rival, me acuerdo de aquella objeción que hacía el bueno del arcipreste a su cardenal de Toledo cuando quiso dejar sin mujeres al clero y sus quejas son punto de referencia de lo que ocurre en la vida. ¿Me fui con las malas y dejé las buenas, Santidad?

 No sé. Es muy difícil afirmar esas cosas tan taxativamente. Por lo pronto sol de junio, un verano más ¿y tú donde estás, donde te fuiste, amor que no fenece jamás que es puro y limpio como el brillar del lucero que avisto al bajar la cuesta de mi urba? Estas son preguntas sin demasiadas respuestas.

 Ya no puede quedar mucho trecho. Sin embargo espero que la tarja de mi existencia  se alargue un poco más.. Al llegar a viejo se ha hecho más firme mi fe y mi esperanza. El amor no muere nunca. Nos sobrepasa como el camionero fardón que por poco me tira a la cuneta un ventalle. Es el aire del Espiritu Santo. El domingo fue la fiesta de la Trinidad y vivimos todos en el gran cenáculo.. Se queda prendido en el rielar de aquella estrella. Cuando llego a casa mi santa esposa mantecosa – fue la buena o fue la mala no lo se pero es la que elegí yo, impulsado por la fuerza del sino, del destino o del fatum- se cachondea de mi al verme en shorts.

- Ya no estás para ir de ligue, tio. Con esas fachas.

- Home no, pero eso no lo decías hace treinta años que entonces bien que te gustaba el pirulí de la Habana.

- Si serás machista.

- Tú no sufras que mañana me jubilo, prenda. Hace 65 tacos  que me parió la Juani. Con seis kilos mi y medio que di en bascula a mi pobre madre no sé si la desriñoné una larga tarde de junio. El parto sin cesare duró seis horas y era el dia sexto después del D Day.

- Así sigues de gordo-dice mi mujer que ya no me echa piropos pero de vez en cuando me da alguna charla y a callar.

-In te Domine speravi non confundar in aeternum. Bendito seas Señor por esta vida. Me puedes quitar todo menos la esperanza y el sentido del humor.

HOY MI ULTIMO DIA ME JUBILO DEL ARCHIVO EN ALCALÁ. NO SOY MÁS QUE UN PENSIONISTA UN POBRE JUBILATA PERO MISIÓN CUMPLIDA Y PELILLOS A LA MAR

 LA MONJA ALFEREZ CATALINA EASO

 

Resuenan en mi memoria antiguas canciones de corro las cuales esponjan mi alma de ternura y que cantábamos los niños segovianos en la Puerta del Socorro:

Santa Teresita hija

De un rey moro

Que mató su padre

Con cuchillo de oro

Que no era de oro

Ni de plata

Era un cuchillo de hojalata

Y aquella que iba andante ma non tropo:

En Sevilla un sevillano

La desgracia le dio Dios

Que de siete hijos que tuvo

Y ninguno fue varón

A la más chiquita de ellas

La llevo la inclinación

De ir a servir a la guerra vestidita de varón

Toditos los caballeros se fueron

A desnudar

Y el caballero don Marcos se ha echado

A llorar

El rey que la estaba viendo de amores se cautivó

 No llores prenda querida, no llores, mi corazón

Que eso que tú tanto sientes

Es lo que deseo yo

El mito de la mujer guerrera pervade la historia de nuestros ancestros y ahí está la Serrana de la Vera comedia de Lope y de Tirso que se encargan de describirnos a una feroz amazona verdadero furor uterino al acecho de todo varón que pasa lo aprehende y se lo lleca para la cueva, lo da de cenar entre huesos y calaveras. Les hace el amor y luego los liquida. Una mantis religiosa en forma de mujer una verdadera devoradora de hombres. “Ha pasado un soldadito licenciado ya va para su tierra” él se huele la tostada asiste a la primera y segunda parte del festín la rica cena y el connubio pero no a la tercera. Huye y la serrana de la Vera, con la honda a la cintura y terciada la escopeta, le lanza una ráfaga que se lleva el sombrero. El clamor de la serrana resuena por todo el valle: “Vuelve, vuelve soldadito, vuelve por tu montera”… “No señora no me paro que mis padres que son muy ricos me comprarán otra nueva”

En este contexto de la mujer guerrera se sitúa el caso de doña Catalina Easo con puntas y señales de ucronía, comedia picaresca y de capa y espada. Parece ser que fue un personaje real. Nacida en San Sebastián c. 1595 hija natural de un noble donostiarra. A la edad de cuatro años  es ingresada en un convento de dominicas pero a los dieciocho a punto de profesar tiene una bronca con la maestra de novicias, se tiran de los pelos y queda la pobre sor que era ya vieja maltrecha, temiendo el castigo la postulante  escapa vestida de hombre a la Corte, de allí a Sevilla donde se embarca hacia el Nuevo Mundo militando en el ejercito que pelea con los araucanos de don Pedro de Valdivia. Al morir éste en una emboscada huye al Perú. Aficionada al alcohol y al juego recorre todas las timbas de Bogotá y Potosí el Cuzco. Pero nunca lo lupanares. Es de genio muy vivo y no aguanta pencas de nadie. Jugando al rentoy uno le llama cornudo ella tira de espala yu lo hiere de muerte. Se libra de la horca acogiéndose a altana esto es refugiándose en el convento de San Francisco de Lima. El regidor que era paisano suyo y al cual habla en vascuence le otorga un salvoconducto para ir a ver al obispo y le cuente quien era cómo es que había llegado a alférez o abanderado (los abanderados tenían que tener gran talla, iban delante de la hueste al entrar en combate). Ella/Él confiesa al prelado ser mujer. Éste manda ser reconocida por unas matronas que la encuentran virgen e intacta. No era una hermafrodita, ni un marimacho, sino que había nacido así con tal inclinación a la homosexualidad. En sus largas correrías esta vasca de armas tomar rechaza el matrimonio con buenos partidos. El regidor de Arequipa, considerando a la alférez un buen partido pretende darle la mano de su hija. Y el de Cochababamba se enamora de él/ella pero doña Catalina huye. Recorre toda la América hispana de cabo a rabo desde Nueva España hasta la Patagonia al frente de saus banderas. Cuenta cómo entre los hombres que hicieron la conquista surgen bandos y facciones que determinan peleas a muerte, cosa habitual entre españoles. Pero a pesar de ser su caso carne de cañón para cebar el monstruo de la Leyenda Negra esta española de Euscalerría se proclama católica a machamartillo y española de los pies a la cabeza. El libro de su vida parece apócrifo escrito por un anónimo en el siglo XVIII que lo copió al francés basado en hechos reales: su Nacencia, su profesión religiosa, sus correrías que van desde Madrid a Roma donde va a besar el pie al papa  y Urbano VIII le da licencia para vestir de hombre. Un extremo que a muchos historiadores parece ridículo de todas, todas. Sacamos en consecuencia de la lectura de tales disparates que son una exaltación de la mujer en estos tiempos feministas, y de lña virginidad de Catalina. Eso ya cuadra menos con el espíritu del siglo XXI. Parece ser que nació entera y se fue intacta para el otro mundo a pesar de su azarosa y disparatada vida. Los cronistas sitúanla en México arreando mulas pues la hicieron acemilera. Iba de recua orillas del Rio Grande donde murió

lunes, 23 de octubre de 2023

 

 

lunes, 16 de octubre de 2023

A LAS PUERTAS DE LA MUERTE ESTUVE CON EL COVID

 Vamos y venimos. No somos nadie y, menos en tiempos de peste. La llaman la Pequinesa porque es un regalo envenenado de los chinitos o bien puede ser el virus de la pascua judaica, flagelo sin remedio, el morbo del exterminio, pero aquí va cada lobo por su senda, y nadie quiere saber nada de nadie. Hay que disfrutar y cada mochuelo a su olivo, cada oveja con su pareja.

 Yo soy Polendos, Medel Polendos Juarrillos, para servirles, y me acaban de dar de alta del hospital. Curado del vitrón colérico una vitamina sintética diseñada para matar gente no sé si la elaboraron los chinos o los norteamericanos o los israelitas en su ánimo de venganza por el tema del Holocausto, ese factótum reivindicativo que tenemos los europeos hasta en la sopa.  Quiero liberarme de esa poliuria as todas ajoras meando lágrimas por el mismo caño y al niño de Bruselas no se le obtura el pitorrillo. Escuchen los guays y lamentos de Jeremías. Hoy se cumplen tres cuartos de siglo del asalto a Poznam. Menuda carnicería que prepararon los rusos del mariscal Yukov en Berlín, pasan los noticieros tomas apocalípticas de aquellos combates.  Sangriento fue el asalto y el cerco. Aquello fue entonces pero ahora es el virus siniestro tósigo y ponzoña ─no hay contravirus a la pandemia sin remedio aunque te bebas una cantara de litro y medio─ que abrió de par en par los hornos de Ausschwitz en el supuesto de que allí hubiese hornos crematorios que el diablo. el gran entrometido se inventa cosas y es el gran fabulador el que difunde embustes. Actualmente es el campeón de las redes sociales no te asustes, Federico. Kissinger ese animal satánico inventos de la política del paso a paso cuando era  jefe de Estado insta a la vacunación masiva. Sí. Sí. Los satanistas quieren tallarnos con un nuevo orden mundial para su égida del varapalo. Tratan de implantar la gran Compañía del anticristo en medio del caos y esos bichitos que lanzan por el ordenador no te pongas ante las pantallas Baudilio, que vas a perecer. Ya ni el zotal ni la lejía ni el amoniaco descontamina.  Pues ya digo yo me contaminé de ese bacilo letal en un viaje que hice con los viejos a Salamanca. Regresé tosiendo, me dolía la cabeza, tuve  fiebre y me arreó un apretón a la barriga, hube de  ir al baño no sé cuantas veces a cagar agua. Mi mujer la pobre me llevó en el pequeño utilitario que tenemos al Gran Hospital. Allí me vio una doctora que era una chica joven, metiome dos palillos por las fosas nasales, di positivo y con las mismas se ordenó mi traslado a un sanatorio en El Escorial. Me instalaron en la crujía de los apestados y vi el rostro fatídico de la muerte aquella noche.  Ví la luz al otro lado del túnel y estuve a un paso de la eternidad pero una señora misericordiosa, mujer de luz, me acogió en su regazo, volví a sentir las caricias maternales, era Ella mi madre celeste, y regresé a la vida. El cuerpo transparente, vestida de sol,  calzada de luna, se subía a una tarima bajo la cual reptaba enfurecida la serpiente. Yo flotaba sobre la cama del hospital en medio de aquel delirio causado por los 39 de fiebre me vi salir por la  ventana  de la habitación 666 del dispensario cerca de la Cruz que quieren derribar los satanistas. Yo cabalgaba en una nube y no hacía caso a la enfermera ecuatoriana que me atendió solicita durante la pandemia que angustiada me llamaba por mi nombre, Medel ,ven acá, no te vayas y yo le dije ya soy viejo, querida enfermerita he vivido bastante, cariño. Hay que dejar hueco a los jóvenes.
─Eso es precisamente lo que quiere el Maligno. Sacaron este virus de un matraz y engañando a todos lo saltaron como si fuese el ave de la muerte. Le encomendaron acabar con los viejos. Si no haces por tu vida, les vas a dar la razón a ellos. No te rindas, Medel. 
No me rendí. Un legionario de Cristo nunca entregará la cuchara aunque lo maten ni entregará la plaza al enemigo.
 Yo no la escuchaba, (tenía que cumplir una misión aun me queda mucho por hacer tengo las manos vacías, muerte no vengas) pero el virus se pegaba a mis carnes abriendo sus fauces como la hidra de seis cabezas abriendo las fauces dispuesta a devorarme. Yo trata de huir y de encaramarme a la azotea del empíreo pero cuanto yo más trataba de zafarme sus mandíbulas apretaban con mayor fuerza. ¿Es allí donde se encuentra el Paraíso? No importa si esta noche es la última. Vino un camillero y me ataron a la cama. Me suministaraon una droga gruesa casi como una manzana  color almazarrón que amargaba y casi me ahogaba, no pasaba el aire por el diafragma empecé a expulsar bilis negra me iba por arriba y por abajo, bajó la fiebre y a la mañana estaba sentado en la cama rezando el rosario.
 Es de lo que me acuerdo tras las imágenes de lo vivido aquella noche pasado en los dolores de la crucifixión son confusas. Tengo una sensación vivificante del rostro de aquella monjita que se me acercó vestida de un blanco manto y un sayal pardo su expresión era muy dulce. Las enfermeras que me cuidaban tres ecuatorianas y una almeriense que no le dio importancia a la cagalera que me entró de repente, una navaja me perforó las tripas salió sangre fecal toda negra:
─No tiene importancia con tal que te cures, hijo.
Me entró mucha desazón aquella noche. No sólo creeía que era el termino de mi existencia sino que también veía el final de los tiempos. Todo el mundo al valle de Josafat. Escuché el sonido de la trompeta del juicio final.
─No es posible que esto se acabe. La profecía dice que antes se tendrán que reconciliar los cristianos y con los judíos y que las tres religiones únicas hubiesen convivido un tiempo en hermandad.
─Esos  son cuentos chinos que se inventan los popes─ dijo un diablo que estaba a la cabecera de la cama dispuesto a llevarme consigo a las calderas en cuanto  exhalase el último suspiro.
Porque había muerte y angustia y las radios y las teles no cesaban de proferir calamidades. Los periodistas y las chicas de la tele también se habían hecho apocalípticos. Profetizaban un baño de sangre. El Trampas un hombre muy poderoso residente en la Gran Mampara (decían que él era el que había puesto en circulación el desastroso miasma que atacaba a los pulmones provocaba cagaleras y en ultima instancia apneas y faltas de respiración) se frotaba las manos. Convocó a sus asesores y les informó de que el remedio surtió efecto
 ─Había demasiada gente en el mundo más de siete nil millones. Buen procedimiento de diezmar población sin recurrir a la bomba atómica.
Un fraile del barrio franciscano vino a verme, venida la mañana siguiente, para darme la extremaunción y yo le dije que naranjas de la china hoy no me muero de ninguna de las  maneras:
─Yo, padre, no necesito viáticos administrado por gente tan chaquetera e hipócrita como ustedes los católicos, sois los aliados del maligno. Me hicisteis los curas mucho daño en mi vida y no os perodone en la hora de la muerte. Que os perdone Dios. Sois gente mala y artera.
─Mira, hijo─ exclamó amenazante─ vas a morir sin confesión. Irás al infierno de cabeza.
─Allí estaré calentito, fray Enebro. aguardando la llegada de Su Paternidad.
Me sentí orgulloso de haberle dado calabazas a este confesor. Cuando marchó, apreté mi crucifijo que siempre llevo entre los dedos y vi a la monja benefactora sonreírme. Recé entonces el yo pecador.
La pandemia había llegado sin avisar como un ciclón. Todo el globo se vio infectado. Hispania peccatrix. Sí, nos lo merecemos. Castigo de dios El gran Perico llamó al Coletas y declaró el estado de excepción. Era una encerrona. Nadie podía salir de la habitación. A mi se me confinó en mi casa. Todo el personal del hospital se sentía fascinado por mi pronta recuperación y cuando abandoné la crujía salí a hombros como un torero en tarde triunfal. fu Afuera la brisa jugaba con las hojas de los castañoss que acababan de brotar. Del monte de las Machotas circulaban bubes preñadas de agua y la lluvia estaba a punto de descargar sobre los muros ciclópeos del Escorial inescrutables. No había tráfico en la carretera,  Madrid parecía una ciudad fantasma. Las campanas de las iglesias convocaban a la sextaferia del perdón. Mientras viajaba por los espacios infinitos en vuelo hacia el infierno para no caer al vacío, yo me así a las cernejas del caballo del Apocalipsis montado por el Quinto Jinete que tocaba la trompeta. Agárrate que vienen curvas, no sueltes la mano del timón. Miré hacia abajo a mis pies estaban los espacios siderales. Pensé si me caigo me desintegro y ahora no vendrá  a recogerte tu primo el taxista el Maudillo el que te salvaras tantas veces de las hecatombes que has tenido en la vida. Son muchos tus fracasos. Demasiados fracasos, dije, Pero estas veces salvamos de las puertas del infierno tan pronto como abiertas las vi. la mano de la dulce Señora madre del consuelo las cerró para mí

 SONSOLES ONEGA PREMIO PLANETA NOVELAS A CAÑONAZOS

Un herrerillo en mi ventana

Me saluda con el canto de su adiós

“mañana parto hacia el Atlas”

Aves cursoras no necesitan pateras

Para llegar a su destino

Curso natural de las cosas

Consulto a los arúspices y el Holguín del edículo

Prorrumpe en una retahíla de calamidades

Que se nos vienen encima

Presura y congoja de los oprimidos

Hambres, guerras, invasiones mafias, y escritoras del toco mocho

Y ahí está la Onega con nombre de lago ruso

Con su flamante premio Planeta

Entre las tetas

La noche del Día de Santa Teresa la judía conversa

¿De dónde sacará esta radiante muchacha chiquita pero matona

Guapilla, que no belleza, y melena con recorrido, recado para escribir?

Hay algunas que se las tienen tiesas

Hija de un periodista fascista

Que cambió de chaqueta

El incensario que no cesa

Panegíricos a Franco

Y más tarde al asesino de Paracuellos ternezas

El cual de tanto trepar tornose hiedra.

Sonsoles hizose feminista amiga de la princesa

Y tierna casa en Londres

Va y viene, viene y va

Por lo que pueda pasar

Rosón de Lugo lo trujo

He Aquí un premio a cañonazos

Duro como una piedra

Infumable, inasumible, imponderable, detestable

¿Tiempo para escribir con lo dura que es la pagina en blanco

Si ella es la emperatriz del mundo rosa, de dónde lo sacará?

Pues va y viene

Viene y va

Ahí va

Tanta es la ambición en en este país que todas quieren estar en misa y repicando

Debe de haber parido sui novela a cañonazos

Yo es lo que digo:

Zapatero a tus zapatos

Ay Lara, Lara, ¿qué fue de ti?

sábado, 14 de octubre de 2023

 

LA CARTERA DE JIM

Oh jim donde estarás

La cartera que me diste

Cruel defroque

De un casamiento que se fue a la mierda

Es un pecio en mi memoria

En ella guardo mis papeles

Fuiste marino de la royal navy

Aquella casa de Edenthorpe

El inculto jardín que descuidé

La mesa donde escribía frente

Al campo de futbol

Fracasó tu matrimonio

Con Maureen

Aquella chica gorda

Que hablaba kornish

El mío también

Te fuiste a Cornualles

Días tristes en la escuela

Buena gente del yorkshire

Mis borracheras

La novela que se atascó

El cáncer de tiroides

Veo tu rostro en mi memoria

Suena tu voz ronca

Tomada por la carrasperas del tabaco rubio

Fumábamos players

Hurgo en mis silencios (mushini)

Pero me conforta la luz de tu semblante (lik)

Escucho el silencio de tus llantos

No pudo ser

Yo anduve por el mundo

A trancas y barrancas

Caí en la sima

Y volví a enderezarme

Pero ¿tú?

¿Sucumbiste en

 El barranco?

Sobreviviste al rugido de las fieras (zvieri)

I ll keep your suitcase

forever

Contenedora de mis aspiraciones

Y delirios

No pudo ser, vecino,

De 28 Scott Crescent

Edenthorpe village

Me mirabas con tus ojos azules

Llenos de tristeza

Hoy me aflige la melancolía

De Inglaterra

Un ruiseñor canta entre la niebla

He de llorar para siempre

Mis pecados

jueves, 12 de octubre de 2023

VIVA LA PILARICA HOY TODOS LOS ESPAÑOLES SOMOS DE ZARAGOZA Y VAMOS A HONRAR A LA VIRGEN DEL PILAR

 

VIVA ZARAGOZA. BESEMOS EL MANTO DE LA PILARICA








































Ahora resulta que esas bombas sobre la predela del altar de la Virgen del Pilar de Zaragoza eran bombas "fascistas" cuando en realidad fueron arrojadas por los rojos alubios cantonalistas. Estamos en elecciones y España huele mal, hiede a mentira, a insolencia y da un tufo a cadaverina moral que hace pensar en aquellos holocaustos judíos cuando en las sinagogas el sanedrín mataba a niños de coro para beber su sangre. Invoquemos a santo Dominguito del Val que nos libre de la diabólica plaga de estos carniceros mendaces llenos de odio profesionales de la mentira. Al hijo del carnicero de Lvov los rusos pronto le harán cuartos, el canalla Biden morirá atragantado y al bocho de Berlin ya veo que le llevan los demonios junto con esa enana alubia que tiene un nombre tan aristocrático. El burro Borrell tendrá un fin ignominioso parecido al de Solana el que mandó disparar bombas de fosforo sobre Belgrado. Es un viejo criminal de guerra y nadie se acuerda ya de él. La Virgen del Pilar nos libre de esta plaga. Cesar Augusta es el riñòn de las España, los cañones de Agustina de Aragón empiezan ya a retumbas mientras yo me entrego a la lectura de uno de mis periodicos españoles preferidos el Heraldo de Aragón