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viernes, 31 de enero de 2020

ARTICULO EN INGLES POR EL AUTOR DE ESTA BITAGORA

BREXIT 47 AÑOS DESPUÉS YO ERA CORRESPONSAL AQUELLA TRISTE NOCHEVIEJA CUANDO INGLATERRA QUISO EUROPEIZARSE. LA RETIRADA DE DON BORIS PUEDE SER EL PRINCIPIO DEL FINAL DE LA EUROPA DELOS MERCADERES Y  DE LOS USUREROS


FORTY-SEVEN YEARS OF BREXIT. I was there in the las night of 1972 when England joined the EEC

NEW YEARS EVE 1972 was quiet and sad for me. My brother Xavi and I travelled up in the Circle line from South Ken to Hornchurch in Essex bringing the Christmas’s presents to my daughter Helen.
 I was a dangling man and estranged father in that glorious England of the seventies but we were denied access. Livia my ex had just undergone an operation and was convalescent she hated me because she thought I had left her dismounted  house at Doncaster and moved back to Spain I wanted to get a job and I got it when Vicente Cebrian chose for the bureau Pyresa in the British capital. My idea was the reunion with my English family, but I had become the odd man out.
I just had started sending my first dispatches and was in lodging in a basement in Marble Arche paying for it the whole of my wages nearly.
My landlord was a Jew survivor of Auschwitz. I wrote his portrait which was nasty like the one of Dorian Grey.
The scene was an incident that happened near y lodgings one afternoon on  Good Friday in a Dickensian way. Read the episode in my novel “Corresponsal en Londres”.
 He spoke English with a German accent not a bad chap but tight with his money. Mi Little Helen “Pickle” had been declared by a magistrate of Old Baily in wigs Ward of Court. They treated me like a criminal.
Back to the City we heard striking midnight in Big Ben, a few girls plunged in fountain of Trafalgar square. Admiral Nelson looked down impassive to the crowd. The two stone big lions guarding the solemnity of the square like two real wardens of the empire looked supercilious and void of emotion. There was not an air of celebrations at all but of defeat.
 “We have joined the Common Market we are going continental” said a girl in miniskirt. She was a bit tipsy. He kissed me, and others of the bystanders near the fountain, happy new year.
Then Xavi and I walked down from Picadilly along Oxford Street to my digs in Marble Arch. exhausted after the long walk we toasted for the year new born.
There was and there was hope in that champagne cup. I felt deceived by the denial rebuking me the right of access that had like any father to see my baby on Christmas Day. But that was the law of the land and accepted de judge decisions as a punishment for my sins O Lord forgive me. New years day came without hangover. There was an air of mourning in the streets of London. The Press criticised the decision of the Callaghan executive. The British lion had been tamed by the bureaucrats of Brussels and the English bulldog had lost its teeth but knowing the English as I do we knew that they won’t ever surrender to Germany od France and I posted my first despatch to Madrid with that idea: England will do what she ever has done in foreign policy  balance of power: to counterfeit, to oppose, the whole nation is counterpoise the never surrender in politics they are tough, no friends only interest. Either they will make the Common Market as their own mould or they shall be leaving. In that dispatch describing the dismal circuit I encountered in London at the first day in the EEC I ushered an omen. It was really a prophecy signed and sealed forty-seven years afterwards, and a month. So, I congratulated myself for my perception as a journalist. Brexit had been the beginning of the end of the venality. They tried to build a Europe of the merchants, racketeers and usurers under the motto “I will buy you” out leaving aside the Europe of the cathedrals

lunes, 27 de enero de 2020

     CAMINUM IGNIS
Cuco cuquiello
Rabiquín de escoba
Ya me dirás
Cuanto  queda
Para mi boda.
Luces magnas
Noches sagradas
Del mes de enero
Cuando la gata del Roxu
Tuvo ya el celo
La noche es día
En la Concha de Artedo.
Y al rescoldo
De la chimenea
Que templa los huesos fríos
De mi provecta senectud
Cantemos a los caldos
Gloriosos de las Caldas
 De Narcea tremulantes
Postulantes del dios Baco
El vino vitrix es vida
Gaudeamus igitur.
Doy besinos al xarro
Cada trago
Un recuerdo
De la mocedad
Del ayer
¿Adónde se fue?
Cada ósculo un consuelo
Vinum bonum
Alarga la vida
Quema la herida
Y los recuerdos
Del viellu
Templando gaitas
Endulzando arrepentimientos.
Cuco cucliellu
Rabicán rabiquín de escoba
 Cantando en mi huerto
Dime cuanto queda
Para mi entierro.
Oyendo tus silbos sonoros
Quedo trashoguero
Al amor de la lumbre
En la tarde de enero
Asciende el humo
Miro extasiado consumirse
El tuero que fue rama
Del árbol caído en el monte
Mientras brama
La mar toda

En el hondón del Cudeiru

viernes, 24 de enero de 2020

EL 1O DE OCTUBRE DELIBES HUBIESE CUMPLIDO CIEN AÑOS




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Centenario de Delibes
Miguel Delibes hubiese cumplido hoy los cien años y yo acabo de poner la palabra fin a mi último libro que se titula “Bajo el yugo judaico. Tente que te unto”. No ganará el Nadal, los libreros no lo admitirán en sus fondos. Toparé con esa estulticia y malquerencia hacia los escritores que nos pone bajo sospecha a los que queremos hacer en España buena literatura y no propaganda fétido/ feminista ni queremos cocer nuestras pobres corambres en los hornos crematorios de Auschwitz, sino dar suelta en nuestras páginas a una realidad; la de las pasiones humanas, la vida que se va, el sufrimiento de los oprimidos. Sí, hombre sí. Delibes fue un señor de Valladolid que hizo la guerra con Franco y trabajó en un periódico independiente ─al “Norte de Castilla el de Leguineche,  Jiménez Lozano, Joaquín Díaz, el de Delibes y aquellos prosistas que estampaban sus prosas en este almanaque pinciano no lo conoce la madre que lo parió son prosas laicas, del contubernio─ e incentivó nuestra vocación (“per ardua ad astra” dijo el de Mantua) cuando ganó el premio Nadal en 1947 con una novela que llevaba un título tan categórico y sugestivo como “La sombra del Ciprés es alargada”. Desde entonces todos quisimos ser Delibes, e imitarle, adquiríamos sus libros con la “huelga” que nos daban nuestra madres los domingos para que fuésemos al baile. Porque algún día seríamos famosos, publicaríamos, nos entrevistarían los diarios de provincias, estaríamos en candelero. Se apagaron las lumbreras y ahora reina la oscuridad entre nosotros. Todos ellos montan guardia en los plúteos polvorientos de mi biblioteca y los releo no sin el entusiasmo de aquel ardor juvenil que me desposó con las letras de molde pero con mucha melancolía. La editorial Destino gloria de los catalanes que iluminó el abigarrado panorama literario en las cinco últimas letras del pasado siglo ya no existe. Cataluña ya no quiere ser española. Obedece al dictado deletéreo de Soros y al más avieso y contumaz sionismo.
Yo me hice amigo del Mochuelo el personaje que retrata el novelista vallisoletano en su novela mayor “El Camino”, espejo de la inocencia y compañero de los pájaros que abandona su valle y se va a estudiar a los frailes. Es un retablo en el que se esculpe el final de una época, de una cultura. Delibes se adelantó a su época rescatando los últimos rescoldos las bellas palabras de una cultura y un idioma que se termina, lo que vino después de aquellas excursiones cinegéticas es la España vacíala gran soledad en medio de su grandeza de Castilla. Él nos sorprendió a todos pues creíamos en esa grandeza y lo que nos describe es una Castilla miserable austera, minada por el escepticismo y la cazurrería, y sin resurrección
Un día desaforadamente tuve la poca perspicacia de criticar el pesimismo de Delibes ante uno de los hombres que más admiro Joaquín Díaz, musicólogo, etnógrafo un verdadero Menéndez Pidal que rescató nuestro viejo folklore para la España de hoy. Ello me valdría una enemistad que he deplorado toda mi vida. Lo que yo quería decir es que Cela me parecía más artista del idioma castellano aunque fuese peor novelista que el autor de “Las Ratas”, “Los Santos Inocentes” y el “Disputado voto del señor Cayo”.

Me mandaron por esta observación al pelotón de los torpes, ne jodieron pa vino, pero tantas letras tiene un sí como un no. Es más y con esto termino: los españoles tienen la obligación de volver a los libros de Cela y Delibes los dos grandes monstruos sagrados de un tiempo que se fue, dos genios que escribieron en los tiempos del franquismo, todo un contraste con la penuria creativa que nos aflige

jueves, 23 de enero de 2020


REGUERA. RICARDO FERNÁNDEZ DE LA REGUERA. LOS MEJORES NOVELISTAS,

LOS DE LA GENERACIÓN DEL 36












Me empapo de belleza y de silencios. Incapaz de soltar el libro de las manos, no pude acostar hasta el amanecer embebido en el drama del triángulo amoroso y el suspense de “Cuando voy a morir”.

Uno vive gimiendo y llorando en este valle de lágrimas que es a día de hoy la literatura española. Vuelvo triste de la Semana Negra. Algunos de los títulos me hacen casi devolver: seguimos en nuestros trece de quemar el pasado a riesgo de que algunos y sobre todo algunas se quemen el culo. Ello es que hasta algunos zorongos se ponen el cachirulo de novelistas pero no son más que terroristas de la escritura, usurpadores e intrusos en el Parnaso de las Musas. Hay que dejarlos que ignoren la belleza y el patetismo del pasado. Son tercos como ellos solos; todo lo publicado hasta 1989 hay que mandarlo a la trituradora montañas de papel en este afán revolucionario feminista despótico manijero y poderhabiente de los derechos humanos. es la conclusión de la teología del holocausto del stunde null, de la hora cero. Con todo y eso, los asnos de Buridán siguen rebuznando y hasta llegarán a hablarnos y decirnos cositas mientras unos y otros nos echan a los perros de la maledicencia del rencor. Duros tiempos se acercan para el que no tiene otro dios que cupido ni otros amores que el de los libros como el protagonista de esta novela escrita en primera. Aunque ya digo los burros siguen rebuznado los pocos que quedan y las cigüeñas crotorando e inciubando a sus polluielos en los cadalechos de las torres de Alcalá. Cuando voy a morir es la segunda novela de este profesor de instituto que ejerció en Barcelona y escribió una de las grandces nmovelas de de nuestra cruzada Cuerpo a Tierra. En sus episodios nacionales asimismo me parece que Reguera supera a Galdós por la viveza con que describe al paisaje y al paisanaje. crea ambientes y personajes. Muestra una espacial habilidad argumentar para manejar los hilos de la trama. Que se centra en la vida de un muchacho santanderino que llega a Madrid después de perder a su padre marinero cantábrico en una galerna y se coloca en como pinche de una tienda de ultramarinos. Allí duerme en un tabuco bajo el mostrador, estudia por las noches, termina el bachillerato y acaba la carrera de medicina. aparece en el relato el lóbrego madrid de los años 20 los bailes de botón gordo en la bombilla las coristas del martin, las verbenas y las casas de citas. Renuncia al amor

que le hubiera hecho feliz el protagonista y se instala como medico en un pueblo castellano donde encuentra a la mujer fatal: Clara.

entre medias, la sordidez del ambiente pueblerino con sus rencores alcaldadas prejuicios.

huyendo del madrid sobón y paternalista, de los enchufes y el `padrinazgo se topa con un burgo podrido derrengado por su propia gloriosa historia donde residen hombres de barrigas enormes e intelectos chiquitos y mujeres de senos poderosos y mentes raquíticas con perfiles de estantigua. sórdida villa mesetaria aparentemente un paraíso pero cuando se ahondaba en el fondo de la charca el narrador había de exclamar uf cuánta culebra.

La violencia la avaricia los enredos amorosos la murmuración, las mentalidades puntillosas y pasiones feroces... “Aquí la amargura y la desesperación infartan los espíritus”.

Merece la pena el estudio de esta obra como explicación a los males que nos afligen. Hemos hecho de nuestra patria un infierno cuando pudiera ser un paraíso. Un paraíso ingobernable, claro está. Ricardo Fernández de la Reguera era un escritor falangista.





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miércoles, 22 de enero de 2020

el rey se arrodilla ante los enemigos de nuestra patria


FELIPE VI FUE A JERUSALÉN A BESAR EL LÁTIGO

Los sionistas secundan en secreto la secesión catalana. Impulsaron veladamente el movimiento etarra. Esos mil españoles muertos no se cuentan y valen menos que los de Auschwitz por lo visto. Fueron asesinados por la espalda mientras los que perecieron en los campos eran muertos dudosos, perecieron de inanición; en su mayor parte refugiados judíos detenido por los nazis como rehenes, pues culpaban a la banca Rochild y a las multinacionales de la fabricación de las armas Krupp y Thyssen mismamente de haber provocado aquella conflagración que fue el exequitur de la primera gran guerra y de la revolución rusa. Son muertos que se cuentan, y que van a misa pero sin certificado de defunción y que han contribuido a crear el falso mito de los seis millones para purificar la culpa de las masacres comunistas en nuestra guerra civil o los gulags soviéticos.
Franco les dio a los hebreos por compasión humanitaria un salvoconducto y la mayor parte de aquellos que huyeron del Este se encontraban vivitos y coleando en Nueva York y California según pude comprobar durante mi estancia en América.
Propaganda y verdad histórica no fueron casi nunca de la mano. 
He leído con detenimiento el libro descabalgado (contó la verdad de lo que pasó) de mi colega en la prensa del Movimiento Corresponsal en Budapest, Eugenio Suarez, que murió preterido y casi en la indigencia en Piedras Blancas hace seis años, para darme cuenta de que los judíos de Ucrania, Rumania y los Balcanes venían huyendo de los bombardeos de los B52 yanquis que destruyeron Budapest y no había un plan de aniquilar a los judíos o Vernichtung como alegan algunos historiadores parciales, aunque una mentira repetida un millón de veces acaba convirtiéndose en dogma de fe (la idea fue tomada de la propaganda nazi).
Eso por lo visto no se cuenta como tampoco se nos habla del fusilamiento del zar y de su hijo el zarevich asesinado por un comisario, el húngaro Naggy de origen judaico como Soros, sostenido en las piernas de su padre el zar Nicolás II durante la masacre en la tahona de Ipatiev. 
Los miles de españoles que acabaron sus vidas en cualquier cuneta en las sacas y fusilamientos del año 36 también son muertos de tercera, como los diez millones de alemanes y los treinta millones de rusos que perecieron en la guerra patria. Todos ellos no se cuentan, No valen.
Ahora nos quieren vender el mito del Holocausto como una religión que anule la redención cristiana. Apuntando hacia un objetivo diabólico: la destrucción de Europa cuyo mentor es ese nabab húngaro que se llama Jorge Soros.
Él está detrás de la conjura que aupó a Sánchez a la Moncloa.
Felipillo ha ido a Aelia Capitolina ▬así denominaron los romanos a la ciudad santa tras su destrucción por las tropas de Vespasiano, con lo[ap1]  cual  cumplióse el año 69, pues, la profecía de Jesús, ¡ah Jerusalén que matas a tus profetas…mujeres no lloréis por mí llorad por vosotras y por vuestros hijos!▬ a besar el látigo, y prosternarse ante los que lo van a despojar de su cetro y corona. Al monarca le gusta la marcha, puro masoquismo.
 Este joven cargado de medallas que luce en paradas y desfiles pero que nunca estuvo en ninguna guerra me recuerda a Boabdil el Chico. Está metido en las bragas de su mujer, esa asturiana de aldea, un niño bien, un cobarde.
Debe de ser a causa del gafe de los borbones. España se merecería otra cosa

domingo, 19 de enero de 2020

LA ESCUELA DE PERIODISMO OVETENSE Y PÉREZ DE AYALA











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EL GRAN PERIODISMO OVETENSE Y PEREZ DE AYALA

Periodista total, periodista universal, en sus novelas Ramón Pérez de Ayala siempre rinde un tributo a ese cajista anónimo que encajaba tipos de plomo en la galerada, plasmaba titulares, coordinaba líneas, encimaba ladillos durante las noches de vela entre largas parrafadas y copas de coñac. La letra muerta es para Ayala el fulcro de la palanca que mueve el mundo.
Es una epifanía un libro del génesis que se entrega a las multitudes a la hora del desayuno. Define al periodismo como una carrera de obstáculos, sacerdocio redentor de ignorancias, saber de las masas, un trajín de demiurgos, pozo sin fondo, filón que nunca se acaba.
Acaso sea demasiado pedir porque la gacetilla es hoja volandera flor de un día y con poco más de veinticuatro horas de vida y el gacetillero un tipo humilde que convive con el poderoso pero que nunca deja de ser pobre. La gran tragedia del periodismo es enterar en simbiosis con la política.
Esto era así en los tiempos de don Ramón hoy alguno de estos plumillas enchufado a la carroza del poder fulge como un rey Midas de la comunicación. Y hay comunicadores que se creen dioses.
Si en “La Voz a Ti Debida” Pedro Salinas cantó a las veinticuatro redondas blancas, Ramón Pérez de Ayala en "El Sendero andante" prorrumpe en un canto de amor a la linotipia. "El periódico es el cubo de las Danaides, no se acaba nunca". Hay cada mañana cebar a un monstruo insaciable. Ramón Pérez de Ayala fue jurisconsulto, académico de la lengua, embajador en Londres y diplomático de altura, dramaturgo, novelista. Poeta eximio, pero fue, sobre todo, en su primera juventud egregio periodista.
Escribía sueltos y artículos de fondo, gacetillas y pequeños reportajes en el “Imparcial,” crítico de teatro, corresponsal en Londres. El periodismo es la vida que pasa, el río que fluye, el sonido y la furia, espejo del humano existir, y, si se quiere, un despeje plaza porque todos acabamos haciendo mutis por el foro. Los de Oviedo ─Tuero, Clarín, Palacio y Ayala─ crearon escuela en Madrid y hasta puede decirse que en Asturias se descubrió una forma diferente, con más altura, mayor garbo que el de otras provincias, de hacer periodismo. Tuve la suerte de haberme arrimado a esa escuela desde mis años de prácticas en la Escuela (Pérez de las Clotas me publicó mi primer artículo e LNE hace más de medio siglo) Alfonso Cepeda, Arias de Velasco, José Luis Balbín. Manolo Avello, Ladis y su hijo Ladislao Azcona el que fue verdadera punta de lanza con su estilo rompedor de los telediarios. Y en ese demanda seguimos aferrados a ese sueño de que éramos el Cuarto Poder, un sueño que perdimos porque en la actualidad ya no somos un cuarto ni un quinto poder sino la voz de nostramo.
Y a ese poder le conviene que estemos “acoyonados”, con la mosca en la oreja y en casa mientras las gárgolas de la gran sentina─ han muerto las linotipias ya no ruge la marabunta en las redacciones que se han vuelto silenciosas y solmenes, los ordenadores no fuman como fumaban nuestras máquinas de escribir─ profieren crónicas de sucesos: a esta la violaron, a aquel lo mataron, fulano se divorció de zutano, robos, desfalcos, puterío (sensacionalismo amarillista) y en esas estamos a ver con quién se acuestan y con quien se levantan los famosos.
Los medios de comunicación hoy y espero que por revelar una verdad no se nos acuse de conspiranoicos son lacayos de un gran hermano invisible pero con los brazos poderosos y los dedos sutiles y muy largos.
Tuve la suerte de conocer una época gloriosa cuando ser redactor de un diario era ser algo gracias a estos próceres que he mencionado que me dieron cobijo y trabajo. Hoy el periodista se ha vuelto un tipo insignificante, excepto los tertulios, que mandan en página, pero por lo general parecemos personajes salidos de cualquier novela de Kafka
Parece ser que ahora volvemos a las covachuelas decimonónicas y a la frase conminatoria del marqués de Romanones cuando en una rueda de prensa dijo:
─Pasen los periodistas y coman
Humillados y ofendidos, escupidos despreciados o prostituidos (esos de la Cinco que se llaman periodistas no merecen ese nombre su oficio el de la alcahuetería el más viejo del mundo, tampoco formaría tándem con los curas de la Cope y eso que soy católico a machamartillo). Yo no me rindo.
Seguiremos en la demanda, dando palos al gobierno y tumbos por el mundo (lo aprendí de los americanos el deber de un buen profesional es criticar a los gobernantes desde el día en que ganan las elecciones) hasta el momento y hora que nos llamen a entregar la cuchara y rendir cuenta al altísimo.
Entretanto, se me esponja el alma al leer estos epitalamios a una profesión que me dio de comer, ahora tan entredicho y balaqueada.
El periódico es una llama sagrada que ilumina un mundo futuro mejor y en libertad. Y en esa demanda que me enseñaron los de Oviedo perseveraré hasta el final. Gracias, queridos amigos de LNE por publicarme estar cartas que son reseñas o tal vez artículos. Yo ya digo no me rindo.