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miércoles, 11 de octubre de 2017

EL ADELANTADO DE LA FLORIDA EN LA CONCHA DE ARTEDO  y III

Se alimentaban de tasajo, gallinas y curadillo pues enseñaron a los indios a adobar el pescado. Los indios Saturiwa que andaban en pelotas por el berral las caras y los culos pintados las mujeres se escondían cuando llegaban los misioneros al poblado les enseñaron el arte de navegar en canoa y fue así como comenzó el piragüismo ese deporte tan asturiano aunque ya los ingleses lo practicaban cruzando el Támesis en traineras. La vida del Adelantado de la Florida don Pedro Menéndez de Avilés es una crónica maravillosa de viajes, caminatas, hambres desolaciones, naufragios, traiciones y concordias. Entre los aborígenes había etnias como los Saturiwa que se declaraban amigos pero otras, los Timicua,  les acogían disparando flechas envenenadas e incendiando  sus fuertes y recintos.
Fue una larga y cruel aventura pero siempre maravillosa. El adelantado de la Florida, todo un lobo de mar, y uno de los marinos más prestigiosos de aquella edad, cuando España era la primera potencia marítima del mundo, y en los dominios del Rey de Romanos (emperador) no se ponía el sol, gozaba del mayor prestigio en la corte de Felipe II.
Lo certifica el hecho de que empuñó el timón de la nave capitana de la escuadra que condujo al rey en su viaje nupcial a Inglaterra a casarse con la hija de Enrique VIII en Westminster.
En 1574 es nombrado por el monarca capitán general de la Escuadra, cargo que no pudo ejercer pues al poco muere de tabardillo en Santander. Felipe II traslada el mando de la fuerza naval a don Álvaro de Bazán.
Éste se encarga de prevenir la flota para ir contra los ingleses. No se logró la empresa porque también fallece don Álvaro de Bazán y ha de ser sustituido a toda prisa en el mando por su maestre de campo el duque de Medina Sidonia. Esta sería una de las causas del fracaso de la Invencible.
La conquista de la Florida y la expulsión de los hugonotes del territorio fue realizada a partir de Cabo Cañaveral  y de Miami entre los años 65 y 67.
Los españoles tenían por base de avituallamiento el morro de la Habana, Puerto Rico y la isla de Santa Elena, así como Santo Domingo. Hubo muchas fatigas y no pocos sobresaltos en el desempeño de tan árduo menester.
Algunas naos se perdieron al surcar las aguas malditas del triángulo de la Bermuda. El adelantado tuvo que sofocar a sangre y fuego la rebelión de algunos de sus capitanes levantiscos como Martin de Recalde o la incursión de hordas de indios enemigos  que asolaban las pallozas cubiertas de poalmito y raptaban a las mujeres cristianas. Esto permitió el mestizaje. De esta manera nació el criollismo asturiano al que hoy recuerdan y agradecen los pueblos de las Antillas.
En 1574 zarpa de la Habana - escribe el cronista de Indias Gonzalo Solís y Merás en el último capítulo de su crónica- “...y con próspero viento navegó 72 leguas  dende allí, y en el Cabo San Vicente topó con fustas de moros pero pudo llegar sin contratiempo a la Coruña el día de san Pedro. Dos naves del francés y una fragata inglesa le daban caza pero trató de burlarlas y tuvo el viento tan próspero que en aquel mesmo día entró en la bahía que llaman de Artedo donde estaban  surtos  diez navíos los cuales cuando vieron aquella fragata de nueva invención que parecía de turcos desampararon sus navíos y huyeron al monte… a las diez de la noche acercase un batel de reconocimiento y los hombres de mar y la gente de guerra les grita que allí venía el Adelantado de la Florida don Pedro Menendez de Avilés... El capitán mandó desplegar el guión de Castilla de damasco carmesí y una bandera de campo y tocar clarines izando vela. Los  de  los bateles temiendo fuesen corsarios no se acercaron... eran marineros portugueses y una nave oneraria cargada de hierro y madera que hacía la carrera de Indias.
En esto, el Adelantado y los suyos se hicieron a la vela desde Artedo, entrando en el puerto de Avilés al cabo de dos horas donde fueron recibidos por el alcaide de Sabugo con gran regocijo, se tocaron las campanas y la población acudió a un solemne tedeum en la iglesia de San Francisco. Hacía 18 años que no veía a su mujer doña Ana María de Solís”.
De esta forma tan aséptica y circumspecta; con prosa notarial levanta acta del regreso del navegante a su tierra. La familia, como arriba se dijo, provenía del solar de Santa Paya al lado de Pravia pero tenía abiertas otras casas en Grado, Oviedo y Avilés, concretamente en el barrio de Sabugo. Todas ellas han desaparecido. Excepto la de Cudillero, que permanece. Es una tienda ubicada donde hoy se expende el pescado más fresco del concejo.
Cabe destacar las relaciones del Adelantado con la Concha de Artedo, un excelente puerto natural de mucho abrigo y buen calado de donde zarpó el año 64 y donde quiso, de regreso, ponerse al pairo para despistar a los piratas ingleses que iban tras de sus pasos.
El cariño hacia este lugar la espectacular Concha de Artedo donde aprendió a navegar en su niñez don Pedro lo destacan sus biógrafos don Gonzalo Solís y Merás y el historiador y catedrático Gómez-Tabanera en su obra Pedro Menéndez de Avilés y la conquista de la Florida en 1565 de cuyo memorial extraemos algunos de los datos al respecto; con aportaciones de nuestra propia cosecha que hemos puesto negro sobre blanco en este articulito para que sirva de testimonio a las próximas generaciones.
Los restos mortales del Adelantado se veneran en una lauda mortuoria sita al lado del Evangelio en la iglesia avilesina de San Nicolás.


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