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martes, 3 de octubre de 2017


BENUMEYA ESTABA TRISTE

 

Como era de Benjumea donde la burra mea, Benumeya estaba triste aquel día. Oreanda era un esperpento en el Pinarillo donde dicen que estaba el corral de los huesos aunque eso no era verdad las parejas copulaban a calzón quitado las ramas de los pinos acogían los suspiros de los amantes bien entretenidos con indiferencia. en la estrecha vaguada se encajonaba el río Mierdero justo donde empezaban los primeros adarves de la muralla. Por aquella parte Oreanda se traía un aire de Jerusalén y allí los rabinos venían a darse cabezazos tras rezar por sus difuntos en el Osario pero allí nunca hubo ningún camposanto de verdad. todas nuestras cenizas se las llevó el viento de la historia. Eran solo cuevas de los gitanos. antes hubo ermitaños que hacían penitencia mirando para la pecadora ciudad. Los judíos blasfemaban contra España y montaban tenderetes cabe la puerta del Socorro al inicio de las Escalerillas de San Roque. en ese furor hispanicida fueron abatanados cuando lo del edicto la mayor parte se quedaron hacían que se marchaban pero se quedaron con todas las llaves y ganzúas. Los sefarditas son muy exagerados y llorones ante el mal propio pero despiadados y crueles cuando los que sufren son los otros. Se hicieron ricos armando y previniendo a los ejércitos de todas las guerras. La mayor parte de aquellos hebreos intrigantes y correntones acabaron en la Barceloneta. Ahora han resucitado con un visca Cataluña inyectados los ojos de sangre y de odio agitando el candelabro de los siete brazos y profiriendo maldiciones terribles. A mí lo que más me subyuga es el furor uterino de Madama Colau siempre que la veo comparecer con sus muslos poderosos y sus pechos firmes como el morro de hierro de un carro de combate de la División Brunete me cuerdo de la canción del En passsat el Fondergat una noya y un soldat. La tía dicen que debe de ser una fiera que destroza a sus amantes en calzoncillos y los deja medio muertos toallitas de usar y tirar con el fuego de sus caricias uterinas. Oh que dona bona cuando la bolsa en Barçelona maguer sona como si no sona Barcelona es bona.

Pero quiero que sepan que en el Pinarillo no hubo ningún osario judío. Eso es algo que se han inventado los catalanes. Y los de Segovia por aquello de ni la burra ni la novia tragaron la bola. Fue un pretexto para construir en este perímetro forestal un barrio independiente dentro de los muros de mi querida Oreana quiero decir Segovia. Se ha convertido en un centro de peregrinación. A diario llegan autobuses cargados de turistas, como si esto fuera la pradera de las apariciones del Escorial, a visitarlo y contemplar la bandera del Sionismo que ondea lozana azul y blanca con la estrella davídica en medio para indicar a los segovianos que hemos sido reconquistados por el pueblo errante que cruza la tierra tramando revoluciones, asonadas y desquites. Una advertencia, un aviso a navegante. Vamos a ver quien manda aquí...  

La pornografía es uno de sus grandes negocios porque forma parte de su esquema corromper la mente y el cuerpo al goi arrebatarle las armas intelectuales para que pueda ser él mismo. Es el pueblo que invoca a Judas y al diablo como su valedor, va por el mundo talando los campos, llenando los ríos de sangre, los valles de lagrimas de homicidios uxoricidios revoluciones, guerras y enfermedades. Creo que desde que dijeron que acá hubo un corral de los huesos judíos el Pinarillo es sitio maldito. No es recomendable cruzarlo de noche sin arriesgarse a topar con un fantasma. Había uno al que llamaban Fernandito cuando yo era niño que se echaba a la molondra una sabana blanca e iba por los recuestos y las cuevas asustando a las parejas que hacían el amor. Uh uuuuu... era Fernandito el violador. Benjumea donde la burra mea estaba triste pero pensando en las aventuras sexuales de aquel enano que trajo en jaque a los segovianos a mediados del pasado siglo volvió a sus labios una sonrisa escéptica y se puso a cantar un aire navarro los borrachos en el cementerio juegan al mus. Después de todo un osario es un sitio perfecto para la eterna dormida, para emborracharse sin molestar y para hacer el amor a recaudo de mirones. Los muertos jamás se preocupan de estas cosas. Les da igual aunque el fantasma de Fernandito y sus secuaces haya asomado la oreja por Cataluña donde ocurrió aquello de la noya y el soldat.

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