e
MISTERIOSOS
MILAGROS
DE
LA
SABANA SANTA
DE TURÍN Y EL TEMPLE
POR
ANTONIO
PARRA GALINDO
Es una historia
apasionante que comienza en la Edad Media, en la que se funde la verdad con la
leyenda y el mito. Unos dicen que se trata del verdadero rostro de Cristo.
Otros que es un fraude. En realidad la
Sábana Santa de Turín se ha convertido en la reliquia más polémica de toda la
catolicidad desde que fue captada en los negativos de un fotógrafo italiano
hace justo un siglo. La peripecia experimentada por este trozo de sudario
hebreo - ) o medieval? - desde
Jerusalén a Edesa, hoy ciudad turca, y de allí a Constantinopla de cuya
catedral fue expoliada por los templarios y trasladada a Francia, y de allí a
Italia sería materia suficiente como para llenar con libros y documentos toda
una recóndita galería de los archivos
secretos vaticanos cerrados a cal Sindonología y canto. Ha dado lugar a una nueva rama muy específica de la ciencia
histórica que se llama . Y, coincidiendo con la salida a luz pública de las
famosas placas de Secondo Pía en 1898, la literatura esotérica es un género con
garra en la sociedad de consumo, inquieta por las cosas del más allá pese al
cacareado materialismo.
Los cristianos griegos denominan a la famosa
efigie A Mandylion A, que
quiere decir el paño sagrado. En el siglo VI el patriarca Nicolás Mesartes
ordenó su traslado desde Edesa hasta la catedral de Santa Sofía. De acuerdo con
una leyenda apócrifa, Cristo no murió tras su suplicio en la cruz. Cuando lo
dieron por muerto, su amigo Nicomedus pidió sus restos al prefecto Pilatos
y saliendo de Jerusalén a favor de la
noche se llegó hasta el enterramiento, curó las heridas del crucificado muy
maltrecho pero aun con alientos y trasladó al herido hasta Edesa donde el
Salvador sometido a un tratamiento de hierbas, pues Nicodemus era médico
apotecario, vivió hasta los noventa años una segunda vida oculta. Su mortaja
consistente en el paño mortuorio con que los judíos acostumbraban a ceñir a los
difuntos quedó impregnado de los rasgos físicos del Señor como consecuencia de
las substancias aromáticas y conservantes con las que fue fajado en el acto de
inhumación: aloe, mirra y cinamomo y otros aditamentos balsámicos con los
cuales los antiguos atajaban el proceso de descomposición. Las cintas y vendajes que encontraron las
Santas Mujeres en la mañanita de Pascua aparecieron impregnadas del olor
corporal y las marcas de la silueta de Jesús. Según la costumbre judía,
depositaron en la cavidad bucal del finado un denario al objeto de poder pagar
al Barquero, cuando se presentase a Caronte quién pasaba los muertos a la otra
orilla de la laguna Estigia previo pago del salvoconducto. A todos los difuntos
se les introducía en el paladar o sobre la frente el óbolo de costas para la
postrer singladura. Era un rito griego
que los hebreos asimilaron en sus exequias. Curiosamente, en la Sabana Santa
quedan vestigios metálicos en forma de
redondel que bien podría haber sido producido por un denario. Esta es
una historia muy bonita aunque difícilmente creíble.
Todos los viernes del año hasta su expolio por
los cruzados de Godofredo de Bouillon era trasladada la reliquia desde la
catedral de Santa Sofía a una iglesia extramuros , que llevara por nombre Agios
Ivan Xristiteli, emplazada en el arrabal Blancherna, en la propia Estambul. Los
otomanos la destruyeron.
El Mandylion o Santo Sudario es seguramente
después del lignum crucis que trajo Santa Helena en el siglo IV desde el
Monte Calvario la reliquia más venerada y una de las más espectaculares a pesar
de que su autenticidad ha sido muy debatida habiendo generado apasionadas
controversias dentro de la comunidad científica. La razón parece amotinarse
contra el legado de esta tradición. Sin embargo hay razones que manda el corazón
que no entiende la lógica. Los
detractores del Santo Síndone no ven
en ello más que el prurito de la
imaginación calenturienta, un embuste que se sacaron los curas de la manga de
la estola para enriquecerse a costa de las credulidades del vulgo. El clero
sabe estar al santo y a la limosna.
Por consabido hay que dar que la religión bien administrada es una fuente de divisas y el soporte más
fiel del poder en todas las épocas,
porque no vamos a contradecir a Lenin en lo del opio del pueblo.
Esto ha pasado algunas
veces. Nadie puede resucitar. Va contra las normas físicas y la naturaleza no
puede forzar sus propias reglas, establecidas por Dios. ni ir más allá de sí
misma. Los detractores de los milagros y
los que no creen en la Resurrección - tenían ya un precedente en el
pueblo hebreo, una de cuyas sectas, los saduceos, negaban el Seno de Abrahán -
y de las sofisterías místicas recalcan que el documento de Turín fue una
falsificación del siglo XIII llevada a cabo por un experto alquimista que conocía
las reglas cromáticas de las manufacturas textiles y manejaba el pincel
divinamente, porque seguramente sería un monje del Monte Athos especialista en
representaciones iconográficas...Sea...
Es una opinión
respetable, igual que las demás, pero, como dicen los británicos: A there is more than meets the eye A. Esto no es todo. Hay aspectos de la cuestión que
no los abarca el ojo desnudo. El rostro de Cristo está en todas partes. Se
multiplica. Viaja por Internet. La batahola
de ondas hertzianas .En 1997 el paño salió milagrosamente indemne de una
fuego que se declaró en la capilla del relicario de Turín. Algunos vieron en
este hecho fortuito o provocado un signo.
LOS TEMPLARIOS
El legendario Jacques de Molay, maestre del
Temple, al que por orden papal se encarceló en la Bastilla y se mandó
ajusticiar - subió al patíbulo el 14 de marzo de 1314-, antes de ser pasto de las llamas formuló una profecía
escalofriante por su implicación a tres bandas. Contra el trono de Francia.
Contra la Sede Romana quien por aquellas fechas vivía los aciagos tiempos del
cisma de Avignon con sus retahílas de papas y de antipapas, bulas, interdictos,
excomuniones, etc... Era por lo demás un maleficio contra el trono de Francia
pronunciado desde una mazmorra de la Bastilla, que se cumpliría matemáticamente
en 1789 la noche que guillotinaron a Luis XVI. A Un monarca de la Flor de Lís -
profería el augurio - pondrá la cabeza en la toza; al Papa lo meterán preso, y
el rostro de Cristo nos mirará a todos desde el icono santo donde quedó
plasmado por testimonio de su Resurrección al final de los tiempos. Será la
contraseña de los signados a los que El vendrá a salvar en su segunda venida.
El vaticinio del postrer clavero de los Caballeros del Temple que es muy
similar a los que formula Juan en
Apocalipsis anunciando que se estampará en la frente la señal del número
de la Bestia: el Aanosmia o 666 entre los elegidos, y sólo ellos podrán vender y
comprar ( no pensemos por favor en los intrigantes por lo herméticos y venales
códigos de barras estampadas desde las cajetillas de cigarros hasta los
paquetes de condones) parece
haberse cumplido en la totalidad
de sus tres apartados según nuestros vislumbres. Porque no solamente murió en
la guillotina María Antonieta y el romano pontífice Pío IX fue internado en
Santangelo por Napoleón sino que también se está produciendo una verdadera eclosión
de iconos. Las estampas modernas de la imagen de Cristo no son ya las acarameladas alcamonías
asexuadas y cursis de hace unos años sino que plasman esa mirada del Hijo del
Hombre que puede ser de todos los hombres no de uno en concreto diseñada en el Mandylion
o Santo Sudario. Nos referimos al Cristo abstracto posando en majestad y
bendiciendo mirando enigmáticamente para nosotros con unos ojos de calor y de
comprensión, pero con la frialdad y el hieratismo del Pantocrátor, que
ciertamente no son de este mundo, porque trascienden el tiempo y el espacio, y
con la caballera abundante y recogida hacia atrás a la manera de los iconos
bizantinos.
Es la vera efigie de la
majestad solemne. Y hablando de iconos, claro está, ésta es la edad de la
imagen cuando en cibernética no se podría funcionar sin los consabidos iconos
virtuales del ordenador. Iconos es una
palabra nueva que ha resucitado el lenguaje emblemático cargado de símbolos de
los antiguos para comunicarse por señas jeroglíficas.
Fluye por doquier. La
proliferación de estas imágenes supone una verdadera revolución iconográfica en
el seno de la Iglesia latina que ha
adoptado las formas estilizadas y no
antropomórficas de la griega a la hora de representar al Señor. En el principio
era el crismón, que los cristianos de Roma marcaban sobre las bóvedas ocultas
de las catacumbas. Con una ji (X) y la rho (P) griegas fundidas con la prótesis
alfa y la apódosis omega, enunciando el principio y el fin de todas las cosas.
Lo que abre y lo que cierra.
La clave de la vida y de
la Historia esto es.
El crismón se complementaba con el IXTHIOS,
o pez eucarístico, que se corresponde a su vez con la palabra que en griego
quiere decir pez y que en la simbología paleocristiana se traduce como
CRISTO-JESÚS - HIJO DE DIOS. Estamos delante de la gran sigla, de bruces sobre
el arcano de los misterios, a la sombra del Grial, que bien pudiera ser el
Santo Sudario.
En los retablos de
ahora y en los modernos altares de los templos edificados
durante las últimas décadas se representar con harta frecuencia al AMandylion@ o Santa
Faz, y a la Virgen como AOdyguitria A(la que muestra el camino) de la iconografía
ortodoxa, idealización esquemática y escoltada por sendos arcángeles con figura
humana con las alas distendidas y por debajo el epígrafe heleno A Mater Theous@( Madre de Dios).
No se sabe cómo era Jesús en su carne mortal,
pero éste es el único dato fiable, pues según las mediciones antropométricas
del sudario, debió de medir entre 1,82
metros y 1,90 de estatura. Tenía la cara alargada y debió de ser un varón
hermoso y bien proporcionado, la tez trigueña con una cierta retiranza
aria más que semita, y los miembros bien proporcionados.
El cuadro de la Odyguitria
( La Virgen del Perpetuo Socorro) se le atribuye al evangelista Lucas que era
médico y pintor, pero esta antiquísima tradición ha de ser acogida con reservas
ya que tampoco tenemos pruebas precisas al respecto. Sin embargo, este
ornamento sagrado, según el dictamen de los expertos que han determinado de una
forma categórica e inconcusa las denominadas pruebas del carbono catorce
llevada a efecto por científicos yanquis, obsecuentes con el criterio de que
era una falsificación de urdimbre medieval.
II
El normando Geoffrey de Charny, un discípulo
de Morlay , que estuvo preso en San Juan de Acre durante las cruzadas, llevó a
Roma el lienzo funerario, para ser bendecido y cotejado. Con la anuencia del Papa Clemente VII lo colocó en la cripta de la iglesia de
Lorey.
)Formaba parte la famosa reliquia del legendariamente fabuloso tesoro
de los templarios tan codiciado por el rey de Francia? Los historiadores se
muestran de acuerdo en que una de las causas de la muerte del preboste de la
Orden más importante que tuvo la Iglesia en los siglos finales de la Edad Media
fue la codicia de Felipe el Hermoso de consuno con las apetencias de la Silla
Romana.
No se sabe a ciencia cierta bien lo que pasó,
pero corría la voz de que los templarios eran grandes alquimistas y que
guardaban no solamente el Grial que abría las puertas del cielo y de la
felicidad en la tierra, sino que también
habían alcanzado la fórmula secreta de transformar cualquier metal en lingotes
de oro.
Porque, familiarizados con las ciencias
ocultas e íntimos conocedores de los arcanos de la crisopeya, habían accedido
al ultimo grado de los conocimientos gnósticos . El que da llegar a la piedra
filosofal. Pero todo esto es fabuloso. Volvamos a los hechos contrastados por
la historia.
El lienzo funerario fue exhibido en
París por la viuda de Geoffrey de Charny, del que se decía que era un hijo
natural del maestro del Temple, Jacques de Morlay, que murió en el tormento de la hoguera.
La condición de
sacerdotal no era óbice por tales
calendas para que personas consagradas
como eran los monjes de las órdenes militares se reservasen el derecho de
procrear y tuviesen comercio carnal con
mujeres, y esto deshace también la especie vertida contra los templarios de
practicar la pedofilia , reduciéndola a la categoría de bulo. Fue uno de tantos infundios que contra ellos fueron
propalados por aquella época: la homosexualidad.
Clemente VII publica un rescripto para que la
joya pudiera ser expuesta al público en la ciudad de Lirey.
En 1578 ya está en Turín
donde consigue convertirse en una de las
grandes atracciones místico históricas de la capital del Piamonte, pero su
ostentación a la devoción popular se restringe a días muy concretos del año. La
reliquia había llegado muy dañada como consecuencia de un fuego que hubo en la
ciudad de Lirey; quedaron algunos chamuscones en los bordes, pero la pieza
salvó también aquella vez milagrosamente.
Hasta el presente siglo a raíz de las
espectaculares fotografías tridimensionales obtenidas en 1898 no se somete al
pertinente análisis químico con técnicas muy depuradas como los rayos
infrarrojos y la utilización de sales especiales para rastrear toda su
estructura con rigor exacto.
Se observa en la composición una serie de elementos
conservantes como el áloe, savia de Terebinto, mirra y otras substancias
balsámicas, pero lo que llama la atención de los estudiosos es un hecho poco
común: en el lienzo aparecen partículas de plantas liliáceas hoy extinguidas y
cuyo florecimiento los palinólogos( especialistas en botánica arcaica)
fijan en Asia Menor y Palestina hace
muchos siglos; esas yerbas nunca crecieron en Europa, a decir de los expertos,
que vienen a ser los arqueólogos de la fitología.
No es posible que en la
Edad Media pudieran haberse producido estas flores en el Viejo Continente, a no ser que hubiesen sido transportados por vilanos
(flores del cardo que lleva el aire)o en alas de algún pájaro migratorio o por
el aire mismo.
Este es un argumento a favor de los que creen
en la autenticidad de la tan controvertida
tela.
Los estudios en razón de
la polémica mundial suscitada fueron en
incremento después de la II.G.M. cuando Turín, tomada por los americanos, a raíz de la caída del
fascismo, llega a ser la capital europea del esoterismo. Los científicos
USA han capitalizado el asunto desde
aquel primer reportaje por la TV.
En 1973, y sobre todo, a partir de las
conclusiones de un equipo de investigadores de la NASA que detectaron en el
paño las secuelas de lo que pudiera haber sido una explosión nuclear. Hay en
todo ello materia esotérica para dar y tomar. Un género literario que inunda
las librerías del mundo.
Hoy muchos se refieren a la Sábana Santa de
Turín como el Quinto Evangelio.
CUERPO MÓRBIDO
Todo es tan aleatorio como inconcuso a la
vez. Cabe la instancia de que la tela en la cual fue envuelto el Señor fuese
una falsificación llevada a efecto por algún ducho A manitas A italiano avezado a la
técnica de la reproducción en oleografía precisamente en una época en que
proliferaba el culto a las reliquias como retributivo fenómeno de fe en el más
allá y en el negocio, que en este mundo pecador no hay ganancia mayor que
allí donde se atisba algún hecho
preternatural, supuesto o real, porque la aparición da siempre lugar a la
peregrinación y, ésta al emolumento y la
ganancia, como demuestra el hecho de que Fátima sea el capítulo más importante
en el ingreso de divisas que tiene montado el gobierno portugués, y otro tanto
podría decirse de Lourdes, y nada se diga de Jerusalén.
Es verdad. Tales apostillas son
absolutamente razonables, pero tampoco hay que dar de lado al carisma como
categoría inherente a la religión predicada por el Nazareno, que cerró la boca
de los leones en el circo de Roma, sobrevivió a las herejías, las revoluciones
aguantando el filo de la espada y sobrevivirá a sus enemigos de dentro y de
afuera, a los errores de sus ministros, a las modas y a la especulación
política. El icono de Turín en esta época iconoclasta e iconográfica a la vez,
puesto que domina la imagen que triunfa y vende, la que entra por los ojos, se
ha convertido en un símbolo de la espiritualidad de nuestros días, un tanto supersticiosa,
la verdad sea dicha, porque no cabía otra fórmula.
Puede ser un argumento también de que las relaciones con la divinidad, pese
al mecanicismo, el materialismo y el racionalismo de la época no han quedado rotas.
El hombre no puede remediar su
fascinación por la trascendencia en medio de las dudas y del ambiente propicio
a no creer más allá de lo que se plasma
delante de nuestras propias narices.
La Santa Sábana con su hermetismo
misterioso parece encerrar la clave de ese misticismo gnóstico que fascinó a
los Templarios tan vilipendiados pero al mismo tiempo tan en boga. )Está volviendo el Temple? )Marcará el milenio entrante el cenit
del culto gnóstico como elemento catalizador de síntesis entre todas las
religiones en la época del ordenador y de las conquistas espaciales a la sombra
del Evangelio?
Es a lo que aspiraban estos frailes, grandes
constructores de catedrales, introductores en Europa de la tradición
caballeresca, apasionados de la sabiduría y de la ciencia ( en todas sus construcciones
arquitectónicas introducían como elemento decorativo o mascota de protección un
A baffamot [su inventor
fue un templario: San Alberto Magno pero su discípulo el dominico Tomás de
Aquino lo mandó destruir porque veía en el artilugio una obra diabólica] Aque era una especie de cerebro electrónico, una
especie de robot. Aún no había sido inventada la TV. Si resucitara el bueno de
Santo Tomás lo mismo que se liaba a tiros. El baffomet basado en movimientos
binarios fue el gran predecesor de Internet. San Alberto Magno también llamado
Mago lo había conocido a través de los monjes que venían de Jerusalén.
Roma, que años más tarde procesaría a Galileo,
celosa de su poder desmedido, y que nunca ha permitido que nadie le hiciese
sombra, como se comprueba a lo largo de los turbios manejos de los papas de la Edad de Hierro, entre el
siglo VII y el año 1000, o la oposición con el emperador germano en la
siniestra cronología de las Investiduras, sin hacer excepción de los pocos
edificantes pontificados Borgia, mandó a Jacques de Morlay al quemadero.
Su maldición pesa cual
negra sombra sobre Sede Apostólica. ) Pedirá ella perdón rehabilitando al ultimo clavero de la Orden de San
Juan Bautista - algunos anales lo acreditan como mártir - como ya hizo con
Galileo o con Savonarola?
Todo eso está por ver.
En cualquier caso, los templarios, iniciados
en los secretos gnósticos y teniendo en
cuenta su condición militante y penitente, porque en eso siguen al Precursor,
tendrían la clave del futuro y pudieran salvar a la Iglesia de tanto poder,
tanta regalía, tanto ir y venir en papamovil, rescatándola de las garras de la
intolerancia y el oscurantismo y del mal más grave que siempre la amenaza: la
macrocefalia y el dogmatismo, tan lejos
del Mensaje del Sermón de la Montaña.
Eso pertenece al aparato externo y a la
hojarasca vicaria de los intereses humanos. Por eso, la Iglesia que es eterna y
se encuentra dominada por la sabiduría del Espíritu, cuando muere un Papa,
lleva a cabo uno de los ritos funerarios más emocionantes y significativos.
El anillo pastoral del pontífice fallecido es
machacado con un martillo de grandes proporciones y en torno al cadáver se
hacen nueve abluciones y se rezan nueve responsos, no uno como al común de los
mortales, porque el pontífice al heredar la tiara se cree que está sujeto a más
tentaciones - sobre todo las que otorga la gloria y el poder en ejercicio - que
los que nunca tuvieron sobre sus espaldas responsabilidad tan abrumadora como
la de ejercer las funciones de representante de la divinidad en la tierra.
Suele decirse que casi todos los sucesores de Pedro al llegar la hora de la
muerte se sienten atormentados y sobrecogidos pues temen más que las personas
ordinarias el juicio de Dios.
Su responsabilidad es entonces mayor y al
rendir cuentas se le reclamará en grado consonante con las obligaciones. En la
ceremonia de entronización hay otro rito pontifical que recalca ese aspecto de
la fugacidad de las cosas humanas: el cardenal arcediano va delante de la cruz
procesional portando en la mano una tea encendida que pronto se apaga, mientras
exclama:
- Pater sancte, sic transit gloria
mundi. (Así se esfuma la gloria del mundo, Santidad).
Por desgracia - lo demuestran los anales - muy pocos elegidos
para tan alta misión entre los sucesores de San Dámaso hacen demasiado caso del
imperativo de rúbrica en el ceremonial de coronación.
Solieron caer en la
tentación del poder y de la vanagloria por causa de la flaqueza de la condición
humana. El poder supone una tentación,
porque corrompe, y el poder absoluto más aún.. Sin embargo,
portentos como el que nos ocupa, o los sucesos extraordinarios de las
apariciones de los que se tienen noticia en el mundo de hoy, pero, sobre todo,
esa llamada interior de la fe que sienten en su interior muchos cristianos, esa
intuición, esa luz interior, que es lo más maravilloso del cristianismo, que
nos ayuda a pechar con las múltiples dificultades de nuestra vida, consuela en
las aflicciones, y guía en la oscuridad de los caminos de la existencia
plagados de abrojos y de peligros, apuntalan más nuestro compromiso con el
Evangelio a despecho de las pompas y vanidades terrenales o las miserias y
grandezas del peso de la púrpura, que no todos saben llevarla con dignidad.
Es lo de fuera, el matorral de la espesura, hoja caduca que
renueva la savia en los ciclos estacionales y que mudará el viento de los
otoños.
El néctar está en el interior del tronco del
árbol y seguirá brotando cada primavera. La
Iglesia esotérica siempre estará más viva que la exotérica que es la aparece relacionada con las fuerzas
seculares.
III
En el oficio divino se repite con
frecuencia un adverbio latino (multifariam
= en muchos puntos y lugares) que expresa ese alto concepto sobre la
multiplicidad sorprendente y de las formas más inauditas con que se deja sentir
la acción divina sobre el mundo.
El rostro de Dios es poliédrico y su casa
encierra infinidad de moradas. La verdad de Dios nunca será horizontal. A ella
se accede por caminos tortuosos en vueltas y revueltas como para subir a una
montaña. Se trata del movimiento espiral de la historia.
La idea que esbozó el Maestro a lo largo de
sus predicaciones por Galilea pertenece a la filosofía gnóstica que fue la
primera en descubrir la diversidad de la realidad casi inabarcable por lo
complejo de las situaciones en que se manifiesta y recapitula Einstein en su Teoría de la Relatividad.
Aquel descubrimiento hizo que el mundo dejase
de ser el mismo. Por lo pronto, puso a
toda la Física patas arriba, disparó las naves espaciales hacia el cosmos, colocó sobre el frágil planeta nuestro el
cartel de: A No tocar.Peligro de
explosión nuclear@ con la tibia y la
calavera imbricadas.
Jesús insiste en este
principio calcado de la ideología de Hermes por lo menos en tres ocasiones
cuando dice:@ No juzguéis y no
seréis juzgados@...@ Dejad que los niños se
acerquen a mí@ ...
Amáos los unos a los otros A . Es decir: dejarlo
estar, no busquéis los cuatro pies al gato, que la verdad está en el amor. Pero
el amor es conocimiento y es correlativo a la sabiduría porque sólo el que
conoce vive y ama.
Por contra, el odio, los
prejuicios humanos siempre suelen amancebarse con la ignorancia y con la
inquietud. Esa idea la había predicado, casi veinte siglos antes que Cristo,
Hermes Trimegisto de Alejandría, el tres veces grandes, tres veces santo, tres
veces sabio, convirtiéndolo en piedra angular de su filosofía.
Es un maravilloso canto a la vida interior,
atrio inviolable de la libertad de pensamiento y de acción.
El
Santo Síndone, curiosamente, en abono de un enigma que no cesa, fue
guardado sólo en iglesias y basílicas dedicadas a la advocación de San Juan
Bautista ( en Edesa, Lirey, Estambul, Turín) , porque iglesia templaria del
Precursor era la de Lirey e iglesia del mismo nombre es la de Turín donde se
encuentra la más famosa teca de la Cristiandad. Su primer bastión fue San Juan
de Acre orilla de Jerusalén.
) Es una casualidad o un signo de la Providencia?
A He aquí el monumento eterno de la gloria de los sufrimientos de Jesús
Crucificado. Venid a adorarlo...@ Ave, o bona crux , spes unica@, dijo en un sermón pronunciado el 24 de junio de
1898 en la iglesia de Turín antes mencionada el arzobispo metropolita, Agustín
Richelmy en los fastos de la ostentación de la reliquia a la veneración
popular. Por tales fechas el mundo entero se conmovió con las impresionantes
fotografías obtenidas por un fotógrafo local, SECONDO PIA, el cual en enero del
mismo año obtuvo unas placas del Síndone en tres dimensiones, en las cuales los
científicos apreciaron signos de haber estado enrollada la sábana a un cuerpo
mórbido en estado de putrefacción.
En el pecho quedaban marcas de flagelación. En
las sienes, las de las espinas y en las
muñecas los estigmas de los clavos. Es el primer testimonio que ratifica
que el reo no pendió del madero por las palmas de las manos sino por las
muñecas, y que no hubo cruciferagio o rotura de las piernas, como
testimonia el Evangelio contraviniendo
así las normas del tormento infligido por los romanos a condenados a morir por
muerte de cruz. Para acortar la agonía se les partían las piernas a los crucificados,
pero con Jesús no hubo necesidad al
comprobar sus esbirros que acababa de expirar. El centurión optó por el golpe
de gracia de hincar la lanza por los ijares, de donde manó sangre y agua. La
Quinta Llaga.
El reportaje de Secondo Pía dio vuelta al
atlas. Muchos creerían, pero otros
pensaron en un montaje bien amañado por los curas. El rey Humberto I de Italia
prohibió hacer más fotografías.
Las instantáneas
aparecían en todo su esplendor como dotadas de un fuerza indeleble que conmovió
a las naciones ante el aspecto sereno de aquel varón de dolores de faz augusta
que recordaba la visión del semblante de Cristo ya manejado por la iconografía
oriental.
El arte de la fotografía
estaba en pañales, pero la cámara oscura y el trípode de Secondo Pia utilizando
los polvos de oxalato de hierro y de manganeso habían sacado una reproducción
perfecta y hasta diríase que inquietante.
Tras los baños de plata pertinentes quedaría
positivada sobre el negativo la imagen
en cuestión proyectando una silueta
indeleble del cuerpo del Señor, una composición en la que destaca la faz
inalterable del sujeto pese a los
sufrimientos.
El Varón de Dolores
que profetizara Isaías se muestra ajeno a sus propios padecimientos, porque los
ha vencido, los ha remontado.
En diciembre de l899 otro
francés aficionado a la fotografía, Ulises Chevalier, fue llamado a declarar
ante un tribunal de Lyon, donde un grupo de católicos habían sido denunciados
por falsarios, después de haber comercializado y puesto a la venta las famosos
negativos de su colega italiano.
En la deposición forense que haría Chevalier delante del
juez, declaró que las placas habían sido
tomadas del natural sobre el original existente y que no estaban pintadas ni
retocadas. Francia vivía entonces conmovida por el asunto de Dreyffus y las
revelaciones de Ulises Chevalier a muchos les parecía una salida de tono.
Se exaltaron los ánimos de los círculos
agnósticos y ateos preponderantes en la Francia de fin de siglo. Se reclamó el
veredicto del Pontífice sobre el tema,
pero ni León XIII ni su sucesor se pronunciaron ni en un sentido ni en
otro al respecto del escabroso aliciente del Santo Sindone.
Sería Pio XI, un
intelectual y escritor que pasó la mayor parte de su vida hasta su elección
encerrado en la biblioteca y que, contra todo pronóstico creía en el carisma de
los milagros ( él canonizó a Teresa de Lisieux proclamando la A lluvia de rosas A) el que dictaminara que la reliquia del Santo Sudario estaba admitida
por la Iglesia.
LAS CARAS DE BELMEZ
Hace unos años la España franquista se sintió
conmovida por un hecho que se salía de lo corriente. En una casa particular del
pueblo jiennense de Bélmez aparecieron una serie de rostros en el muro perfectamente diseñados. Se
comprobó que allí hubo enterrados o emparedados personas. Sucede que el sudor
mórbido de los moribundos y de los cadáveres exhala urea , una sustancia química que al fermentar
produce amoniaco. Cuando se evapora el amoniaco éste a su vez cría tanino; el
tanino determina finalmente que surjan imágenes. Es una reacción química
equiparable al proceso que utilizan los fabricantes de calcamonías. El amoníaco
de las caras de Bélmez y las impregnaciones de la Sábana Santa obraron ese
milagro inexplicable aparentemente, aunque en el fondo estén perfectamente
incardinadas sus causas en las leyes físico químicas.
Hubo un factor de
sorpresa añadido cuando en 1973 los militares estadounidenses J. P. Jackson y
Eric Jünger revelaron que habían encontrado en el sudario marcas de lo que
podía haber sido un estallido de radiación solar.
Los evangelistas narran
cómo las santas mujeres que se acercaron al sepulcro vieron una luz
sobrecogedora que las hizo temblar, pero un ángel vino a confortarlas al tiempo
que decían que al que buscaban no estaba allí, que había resucitado. Sus
declaraciones estallaron como una bomba. Los más aviesos fueron diciendo por
ahí que Cristo era un extra terrestre. La NASA estaba por esos días metida de
lleno en la investigación de los platillos volantes. Las teorías de Jackson y
Jünger no pudieron concretarse en demostraciones fehacientes pero contribuyeron
a que no menguase el interés por la venerable reliquia.
Resulta que ésta era de
una textura inconsútil al igual que la túnica de la cual hablan los
evangelistas y que los soldados romanos se jugaron a la taba al pie de la cruz.
Era de lino sin costuras
y en un segundo análisis volvieron a aparecer los restos de pólenes y de yerbas
exóticas.
Las pruebas del carbono catorce incoadas en la
segunda mitad de la década de los 90 dieron resultados negativos sobre la
antigüedad del documento, pero, a decir de determinados sindonologos, las pruebas del carbono, que dataron el
lienzo hacia comienzos del siglo XIII y nunca en los inicios de la era actual
dijeron que no habían sido llevadas a cabo convenientemente. Otros alegaron que
dichos experimentos fueron una forma de poner a la Iglesia contra las cuerdas
mediante comprobaciones periciales.
Ésta hubo de admitir que,
si bien es posible que la sabana no fuese
el sudario de Cristo lo resulta infalible que se trata de la reliquia más veneradas del orbe. La que ha creado a lo
largo de los siglos un mayor nivel de fervor y de expectación..
En éstas estábamos cuando
se produce un pavoroso incendio en la capilla de San Juan Bautista de Turín en
1997 con el Papa en el estribo del avión para emprender uno de sus múltiples
viajes. Todo el edificio fue pasto de las llamas pero el vestigio de
incalculable valor sale indemne del fuego, un hecho que unos reputan de
milagroso, pero que otros atribuyen a la pericia y al arrojo de un bombero que
logra rescatarlo cuando ya el cofre de metales preciosos donde se guarda el corporal daba señales de fundirse.
Hay quien atribuye el percance a la acción intencionada de una
mente maligna y criminal. Porque ha de ser tenido en cuenta que Turín es una de las ciudades mundiales donde
más casos de posesión diabólica se han dado últimamente, al ser la industriosa
capital del Piamonte sede de sectas y
conventículos que profesan el culto al diablo. A los pocos meses del incendio
sobreviene el terremoto de Asís, otro hecho que tampoco los estudiosos de las ciencias ocultas del
siglo XX dan por casual, porque así estaba escrito de antemano. Ya lo
anunciaban algunas profecía
IV
Cabe la posibilidad de que nos encontremos
ante una falsificación, obra de la alquimia que bien pudo ser trocado en la
retorta de algún monje oscuro conocedor de las leyes secretas que rigen el
crisol de los metales y la combinación de los ungüentos y colores. La alquimia
era el arte sagrado, el gran A desideratum
A de la sabiduría
hermética.. Se cultiva durante toda la Edad Media en Europa. Fue traída por los
árabes. Nunca se practicaba a la luz del día sino en el interior de lóbregas
cavernas, donde hombres excéntricos de narices corvas y largas melenas de
guedejas grises, rodeados de matraces, alquitaras y otros cachivaches y vidrios
tallados que contenían líquidos de diversos colores en ebullición llevaban a
cabo sus investigaciones. El introductor de la alquimia en España fue Raimundo
Lulio el Venerable.
El doctor Iluminado
como se le conoce en los estudios teológicos murió mártir apedreado por los
sarracenos fundamentalistas. Si no ha subido hasta ahora a los altares quizás
se deba a haber cultivado esa actividad tan sospechosa como es la alquimia.
Hubo un papa, Juan XX,
que cultivó la panacea universal o arte de transformar en oro los metales; en
su testamento otorgado el l334 legó a sus herederos una suma considerable de 28
millones de florines obtenidos en el alambique secreto que transmutaba en
metales preciosos los viles y que
practicó las ciencias ocultas toda su vida. Era un alquimista, y alquimista fue
el famoso quiromántico y adivino de la corte de Juan II, el marqués de Villena,
cuya tumba puede visitarse en los Jerónimos de Segovia. El tal marqués también
conocido por A el de Villena, ni
palabra mala ni obra buena A - tal
debería de ser su catadura moral y su perfidia - se rumoreaba tenía pacto con
el diablo y gracias a estas mañas conseguía resucitar a los muertos. Incluso
llevó a cabo el primer caso de clonación de la historia fabricando un personaje
que era idéntico a sí mismo. Merced a este doble logró salvar el pellejo
multitud de ocasiones.
En la época de los magos
medievales hacer una réplica o fabricar un sudario semejante al que tuvo en sus
manos José de Arimatea no era cosa difícil.
Había tecnología suficiente para ello, una
tecnología que hoy se ha perdido como se ha perdido el secreto de los maestros
que edificaron las grandes catedrales europeas. La alquimia y la sabiduría
hermética era la pasión de aquellos siglos, tanto como pudo serlo la cetrería o
el conocimiento de las yerbas.
Un médico francés, el Dr. Barbet , comprobó en
el lienzo de Turín hasta 120 marcas de azotes o golpes de A flagrum A- un palo al que iban unidas unas correas de cuero rematadas por bolas
de acero A verbera A con las que se flagelaba a los condenados -
llegando a la conclusión de que la
paliza fue administrada por dos verdugos diferentes los cuales se habían ido
turnando en la tarea.
Cinco hebras de la Sábana escudriñadas al
microscopio en 1973 revelaron que la imagen se plasmó sobre un cuerpo mórbido
porque había rastros de amoniaco y partículas de sustancias aromáticas y
residuos de fanerógamas no habituales en el continente europeo pero bastante
frecuentes en Asia.
Se encontraron manchas de
sangre coagulada y las ya consignadas marcas de clavos en las muñecas. Cristo
pesaba unos ochenta kilos y medía poco más de un metro ochenta centímetros.
Murió de asfixia a causa de su
posición en la cruz que determinaría un encharcamiento de los pulmones al cesar éstos de bombear aire. Las pruebas del
carbono catorce fueron efectuadas por William C. Libby, premio Nobel de Química
1960, uno de los investigadores que contribuyeron en 1946 al hallazgo de los
tan traídos y llevados Rollos del Mar Muerto. Aunque se trata de una reacción
química harto compleja podría sintetizarse de la manera siguiente: cada minuto
que pasa los seres vivos crean una cantidad determinada de isótopos carbono
catorce, pero cuando esas plantas o animales cesan de absorber oxígeno terminan
al punto las emisiones del isótopo. Es posible calcular la edad de un fósil o
de cualquier materia siguiéndole la pista al carbono catorce estudiando al
microscopio las adherencias y trazas que deja en torno suyo todo cuanto tuvo
vida.
La edad de un árbol se puede colegir al
trasluz de los arillos concéntricos. Que
aparecen como un diagrama al hender la
sierra en el tronco para cortarlo .El surco de cada circunferencia es una
floración. Pues muy similar a esto es mutatis mutandis la prueba del
carbono catorce. La energía ni muere ni se destruye, sólo se transforma. A
tenor con ese axioma hay una interdependencia cósmica o lo que llaman algunos
científicos el A EFECTO MARIPOSA@. El batir de las alas de un insecto en
Nueva York puede provocar un huracán en Mallorca.
La Biblia traduce dicho
principio sinérgico con una frase que nos debe llenar de esperanza a los
creyentes: A vita mutatur non
tollitur A. La vida se cambia o
transforma nunca se arrebata. La materia se adapta y adopta otras formas
(metamorfosis). Los que creen en la reencarnación se basan en este principio
del Aefecto mariposa, porque
la energía es indestructible y todo lo que vive deja un rastro indeleble en
algunos casos como demuestran algunos estudios con fósiles. Las investigaciones
palinógraficas a que ha dado lugar el Santo Síndone determinan la existencia de
otra flora muy diferente a la que hoy conocemos.
Algunos folículos aparecen estratificados cuando se contempla toda la
pieza a través del ojo implacable del microscopio, en forma de muescas o
adoptando otras formas caprichosas de la naturaleza.
La familia Charny lo tuvo
en su poder hasta 1356. El Santo Sudario ha resistido dos incendios, varios
intentos de robo.
La imagen aparece
estampada o impresa mediante una técnica xilográfica, de la misma forma que
pudiera ser estampado un vestido a la moda.
La faz del Señor emerge con una semblanza muy humana y muy divina al propio tiempo,
emanando toda su figura recogimiento y quietud sin convulsiones macabras ante
la muerte. Es un rostro de varón muy de
antes y después, en el que se funden el hoy, el mañana y el ayer, porque es
valedero para el ser humano de todas las épocas. Se da la coincidencia de que
la reliquia más venerada por la Iglesia latina presenta una clara tendencia
griega. En ello tal vez haya que encontrar un síntoma de hacia adonde apuntan
en Eclesiología la dirección de los turnos de la veleta que marca el rumbo de
los vientos. El futuro ya está aquí. AEx oriente, lux. La luz alumbra ya sin más requisitos para los tiempos venideros.
Ex Oriente Lux. La luz
del día augural de la fe remonta por Levante.
Es el rostro del Redentor que viene, y su presencia se siente cada vez con más fuerza también.
En el caso de que sean
ciertas las aseveraciones de los científicos americanos que aseguran haber
hallado el rastro de radiaciones que impregnaron el cadáver devolviéndolo a la
vida, cabría suponer que la fuerza de aquella eclosión hizo saltar por los
aires la losa del sepulcro y que Jesús
transformado en cuerpo de luz venció a la fuerza de la gravedad.
Hay un halo inexplicable
en toda la composición. En la región intercostal destacan las secuelas de una
incisión o boquete, pero sobre todo, examinada la cavidad bucal, en su interior
fue encontrado vestigio de una leptón ( moneda antigua hebrea de los tiempos de
Pilatos) en cuya sobrehaz se dibujaba la efigie del emperador reinante,
Tiberio.
Los griegos y los rusos
celebraban ya en el siglo VIII la fiesta de San Mandylion, o la del
Santo Rostro. Este es un dato muy a tener en cuenta para obviar las cábalas de
aquellos que datan su aparición en el siglo XIII.
Asimismo, ceba la
hipótesis de que la sábana de Turín pudiera no ser la auténtica sino una copia
de la original que estuvo mucho tiempo en Constantinopla. Hay en el mundo
varios santos rostros. Sin ir más lejos en España hay dos, el de Jaén y el de
Oviedo.
Javier Briansó, ingeniero
de Minas y miembro del Centro de Sindonología corroborando los trabajos de los profesores
italianos Bollone, Ballosino y Zacà, en un interesante trabajo aunque demasiado
técnico aparecido en el periódico ALa Nueva España@(10-II-1997)
data mediante fórmulas químicas que el lienzo de la Cámara Santa ovetense fue
fabricado en el siglo VII, por lo que no puede ser el original. Sin embargo, es
del todo seguro de que la reliquia de José de Arimatea existió y que, si no en
su estado original, al menos ha llegado hasta nosotros como una señal cierta de la existencia de Cristo y
que su espíritu pervivirá hasta el fin de los tiempos.
El quinto evangelio se
transforma de esta forma en la máxima reliquia de la cristiandad. Su rostro se
estampa por doquier y está resurgiendo. Es la mirada que vuelve para dar
esperanza a los hombres. Es una luz interior que se siente adentro más allá de
las diferencias externas de criterio, las reivindicaciones históricas, la
malicia de los hombres o las razones de Estado o de la alta política.
Son ojos llenos de misericordia y de perdón,
porque pertenecen al orden esotérico ( lo que está dentro) y que trascienden lo
exotérico, lo aparente, lo externo. Sobre ambos planos del Espíritu y la Carne
se proyecta el gran combate, el largo camino de la Humanidad hacia su destino.
Quizás haya muchos que
sigan poniendo en tela de juicio los milagros. Se precipitan sin duda al
rechazarlos categóricamente, porque , como escribía Agustín hace mil quinientos
años, A un milagro no acaece en
contradicción con las leyes de la naturaleza sino en contradicción con las
leyes de la naturaleza que nosotros, en nuestros limitados alcances,
desconocemos”.
El obispo de Hipona deja
así la puerta abierta a la investigación y al progreso.
Antonio Parra Galindo
.
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