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sábado, 18 de agosto de 2018

VIVEW LA FRANCE

Bonsoir, paresse

 
GARCÍA TRAPIELLO
16/08/2018
Los que somos de bachillerato antiguo, donde importaban más los seis años de francés que los tres de inglés, profesamos no pocas simpatías a lo franchute y a la France de la liberté-egalité-fraternité y ¡vive la republique!... vimos mucho cine francés (hoy ni se huele) y a ellas les pirraba Alain Delon, al que lógicamente detestábamos... cantamos en francés a Brassens, Marie Laforêt, la Piaf, Brel... nos enamoramos de Brigitte Bardot, Catherine Deneuve, Jane Birkin, Juliette Greco... leímos a Balzac, Baudelaire, Marcuse, Saint-Exupéry, Debord e incluso a Sartre... lo francés era lo chic, lo progre, lo bohemio, lo artista, lo intelectual, la gauche divine y el divino exilio... o puro swing-soul para el espíritu en una cueva de jazz de Montmartre con jóvenes filósofos existencialistas-polemistas, pintores fumaos y turistas americanas tontuelas y salidas... y mais oui, Francia era el cine con actrices en pelotas a pie de frontera, en Perpignan o Biarritz... lo francés venía a sernos casi todo, aunque ahora lo francés significa poco más que ese pecado de llevarse algo duro a la boca... insisto, la influencia francesa nos llovía al paso... y para colmo, el alarde de nuestra catedral lo era precisamente por ser «gótico francés» y franceses sus vitrales, tan de Chartres... además, este León estaba atravesado a lo largo por 200 kms. de aquel Camino Francés que llevaba a los gabachos a pedir perdón a Compostela... y todos los grandes monasterios de esta tierra, desde Sahagún o Sandoval a Carracedo, fueron durante siete siglos levantados y gobernados por benedictinos franceses, monjes que también nos enseñaron a hacer vino (y acaparar grano)... hasta nuestros reyes se casaban con francesas, ¡hay que joderse!... acéptalo, el francés nos enseñó la Enciclopedia, la Ilustración... y a pescar a mosca seca o a cucharilla (devón, le decían)... en fin, en arquitecturas, agros, artesanía y más vestigios también está sembrado lo francés por todo este lugar.
(La precoz Françoise Sagan escribió «Bonjour, tristesse», buenos días, tristeza; y buscándole un rizo me salió este repasito francés por decirme «Bonsoir, paresse», buenas tardes, pereza).

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