MIO CID
San Baudilio de berlanga, Gormaz
y la paramera alta me hicieron reencontrar mis raíces muzárabes. No soy más que
un fronterizo cerca de Jesucristo pero no tan lejos de Alá piel bermeja algo
pecoso orondo como Sancho el craso que posa el trasero en podios y sillas de guadamecí.
Hoy me duelen más que nunca los quince muchachos asesinados en Gaza y los dos
mil heridos por disparos a bocajarro del ejercito naZionista ya podrán unos con
piedras y hondas del pastor David otros con fusiles de asalto ultimo modelo
mira telescópica y visión nictálope.
El moro es más noble que el judío
el cual nunca da la cara. El árabe pelea como un hombre y no considera homínidos
a los no retajados de la ley vieja.
San Baudilio me hizo huir hoy de
esta pesadilla pascual en la cual estamos inmersos. Esos cafres siempre matan
por Navidad y por viernes Santo. No es el moro, amigos míos, el gran enmigo de
España. Es el hebreo que camina por el mundo arrastrando la maldición de los
campos de la sangre. La de los campos de Haeldama. Judas se ahorcó de la rama
del terebinto, es el engaño de Raquel y Vidas los baúles llenos de arena. Siempre
a golpes con los hechos. Me enfrento a mi ideal. el Cid tenía en Valencia un león
enjaulado. la fiera se le escapó del palacio y varió a algunos de sus
consejeros. Era costumbre en aquellos tiempos medios. Un rey de León conservaba
una onza cerca de su palacio y Enrique IV tenía en los corrales de su portalada
un tigre y dos elefantes. Ya sé que estas cosas de la historia de España no interesan.
A algunos les traen al pairo. Los catalanes,
instigados por la maldita raza, con su revolución han logrado manchar de barro
nuestro siglo de oro pocos leen a Lope aunque sigan citando a Cervantes y los
enigmas de la novela pastoril o la revolución literaria del 68 han quedado para
vestir santos. Ya nadie se acuerda de Umbral. Cela interesa poco aunque se les
haga a los críticos la boca agua al referirse a Miguel Hernández ese vate
oriolano cuyos versos huelen a ajo y a regüeldos de cebolla y sus estrofas
saben a pelos de coño. Así está la cosa. No me hable usted del Cid Campeador,
Villeguillo, que le tendré que llamar fascista la literatura por los suelos la
gente anda un poco desorientada y descangayada yendo de aquí para allá. Luego
vendrá Santos Hozado el archivero de SP tu falso amigo y te contará una de
nazis. !ah qué asco¡ se ríen de uno y el pobre Villeguillo ya no se fía de
nadie. Trata de conservar eso sí su decoro, su dignidad y su arranque.
Soria resucita en mí saudades de
romancero rey Rodrigo los siete infantes de Lara, las Siete Partidas que
anduve, los Siete Mares que navegué, vuelta y vuelta para dar en la ensenada de
Lo Mesmo donde mi nave encalla.
En la laguna negra estaba aquel
juglar de Medinaceli que transcribió el poema c. 1140 a la copia de Pedro abad
le falta una hoja 1307. Destierro bodas la afrenta de Corpes. Doña Jimena la
ovetense. las parias al rey moro. el Cid sirve tanto a cristianos como a
musulmanes defiende al que le paga es leal aunque como cristiano guarda sus
resabios arrianos: nunca besará la mano al Papa y le gusta consultar los
agüeros.
Es supersticioso. Héroe epónimo
en cuya personalidad se reflejan las virtudes y defectos del carácter español.
Valiente, porfiado, pero envidioso. Defensor del honor de las mujeres pero al
que no le importa irse de putas de vez en cuando. La infanta doña Urraca estaba
enamorada dél y le escribía cartas de amor cuando el Sidi andaba batallando
contra los almorávides por la Alcarria Alvar Fañez, Martin Muñoz y Muño Gustios
su criado de pro fueron sus vasallos lo mismo que Crespo de Grañón
"Bocatorcida". Llorando de los mis ojos estoy hoy día de sábado santo
por esos mozos que han muerto con una honda de David en cada mano. Alá los
tenga en su reino. Una pena que en Gaza no estuviese hoy el Cid al frente de
sus mesnadas con sus valientes moritos y sus caballos de caña.
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