viernes, 8 de septiembre de 2017
EL CRONISTA DE INDIAS FERNANDEZ DE OVIEDO
GONZALO FERNANDEZ DE OVIEDO
Estuve por las Asturias. Fui a Grao pero a Salas el pueblo del Inquisidor Valdés no me decidí. Ahora resulta que, según la última historiografía que manipula nuestra historia y nuestros cronicones (esto lo llaman los ingleses el triggering fiddling) esta obsesión por la pureza de sangre, esas ejecutorias de hidalguía tiene su origen en una obsesión judía.
Lo que derriba por tierra el mito de los reyes godos, la eugenesia y todo lo demás Todos quieren ser de la mejor tribu y alegan documentos genealógicos que les emparientan con el rey David. Muchos investigadores – no lo sabían y, si lo sabían, se recataron de advertirlo- tuvieron por abuelo al Rey Salomón y si eran un poco zahareños por la rama de una de sus novecientas mujeres más exóticas, la Reina de Saba que era nubia y negra como Nefertiris. ¡Tócate las narices con el castrapuercas!
De las Asturias de Oviedo llega este “gato” rampante. Uno de los mayores cronistas del reinado de los Reyes Católicos y de las Indias, la Castilla de Oro. ¿Godo o ascendencia conversa que siempre cela? Estuvo en el equipo del Inquisidor general Diego de Deza.
Oriundo de una alquería orilla de Grado, San Miguel de los Bascones, del linaje de los Valdés “muy antigua y noble casa y mayorazgo e de las principales de aquel principado” madrileño de nacimiento (1478), su obra casi inédita la conocemos a través de Amador de los Ríos.
Azarosa vida la del que tuvo su casa solariega en Blorondes. Pasó su juventud en Roma donde parece se hizo erasmista al constatar la maleficencia del clero y la vida disipada de la curia pontifical. Orgías Y BORJAS. Altares y espadas. Buscó la vida grata de la corte y la pecunia en las Indias. Su vida fue un ir y venir en dilatado tornaviaje.
Y un combate cosa que se transparenta en su obra grande batallas y quincuagenas al igual que en su novela de caballerías Claribalte en que imita al Amadís de Gaula. Conquista de Túnez y las guerras moriscas de la alpujarra. Un caballero andante que no paró de luchar y escribir. Reyes de armas. Estudios en Salamanca. Compone hasta un breviario de maneras que es obra culta y bien humorada que dedica a la infanta Isabel la primogénita de los Reyes Católicos. Se llama la “crianza y buena doctrina".
Otra obra suya la titula “ El vergel de nobles” que brinda al Gran Capitán. Escribe de todo lo decible, cognoscible y asumible con prosa errática, en aquel tiempo en centones, semblanzas, solares y castas, parentelas, choques, viajes, descubrimientos. Alienta en él el gran espíritu renacentista del sebastianismo de Pedro Mártir de Angleira.
Visto lo antecedente, se deduce que esta época del primer tranco del XVI fue para España su época más gloriosa, por más que el vivir fuese inseguro, las mujeres muriesen de soparto y los hombres de la puñalada de un rival. Gonzalo tuvo tres esposas.
Los que alcanzaban los cuarenta se podían dar con un canto en los dientes si llegaban a la edad provecta. El hambre, la peste, las guerras diezmaban la población.
Al aire de estas mermas se podían hacer bastante consideraciones sobre las coplas, verbigracia, de Pedro Manrique. La vida es corta, intensa y feliz se busca la honra y la gloria, el elixir de las eterna juventud en las fuentes de El Dorado.
Fernández de Oviedo es el prócer de toda la heráldica ▬ campos de gules▬ en un tiempo de barras siniestras y de prosapias dudosas, tiempo de mecenas y de cortesías. El siglo xvi representa el triunfo del amor galante pues nunca debe de haberse amado tanto como en esta época. Lo gracioso, lo copulativo y los prodigios religiosos junto con la superstición; todo en un mismo saco. Definiciones, églogas, frases de fortuna, y a ver quien da más. Búsqueda de la perfección moral y de la casta de los fijosdalgo.
Adolece su prosa de incursiones moralizantes y catequistas. La gente escribía mucho entonces. Dos mil folios constituyen las obras completas de Fernández de Oviedo. Mucha hojarasca, mas tal vez en el fárrago se encuentra uno con la esmeralda que brilla contundente y definitiva como perla en basurero. Al leer a este cronista el lector atropa términos rotularios que son el no va más de la congruencia y de la sonoridad.
Adolece su prosa de incursiones moralizantes y catequistas. La gente escribía mucho entonces. Dos mil folios constituyen las obras completas de Fernández de Oviedo. Mucha hojarasca, mas tal vez en el fárrago se encuentra uno con la esmeralda que brilla contundente y definitiva como perla en basurero. Al leer a este cronista el lector atropa términos rotularios que son el no va más de la congruencia y de la sonoridad.
.Hay un modo hispánico de ver las cosas en disidencia y heterodoxia frente a Roma, y de es mismo punto de partida arranca Erasmo. Oviedo era un erasmista in pectore, un reformador que invoca las reglas de la caballería para conquistar el mundo y establecer la paz universal. Ahí está su “Claribalte” del que se burla Cervantes, con tanto denuedo para demostrarlo que no lo consigue el Príncipe de los Ingenios. Hay que tronar y fustigar contra los malandrines del espíritu pero compadecer y perdonar a los pobres diablos de la carne. En su obra hay humor típicamente asturiano y retranca pero en sus humoradas salva siempre a la Reina Nuestra Señora de la que había murmuraciones en la corte por su afición a casamentera. Y esa en verdad fue uno de los pocos defectos de doña Isabel. Releerlo es una balada del temps jadis, búsqueda del tiempo perdido, coplas de Villon que refresca nuestra nostalgia de ancianos a los que no sabemos lo que nos queda por vivir soñando con el ayer. ! O témpora o mores ¡
Buen caballero saber tañer y danzar, tocar vihuela y correr calles. Luce fasto en el vestir buen cabalgar y buen arnés una cierta parquedad en la mesa. Recomienda estoicismo ante las adversas veleidades de fortuna y sobre todo el cultivo del espíritu. En fin toda esa rancia elegancia tan española. Ganar o perder no está en nuestra mano pero, sí, guardar la honra y luchar hasta morir por aquellos nobles ideales por los que se combate.
Estamos ante un tiempo estamental en el cual tanto el noble como el plebeyo sabían ocupar su lugar y estas preseas son sello de una cierta grandeza por antonomasia. Es por ello que se produce la sublevación comunera. La nobleza y el pueblo llano ven mermadas sus competencias, cercenadas sus posibilidades, una trifulca en la que se encierran también cuestiones de dinero como siempre pues todo iba a parar al mismo sitio. Cargar en Castilla para descargar en Flandes.
Yo me pregunto si no seré anacrónico al sumergirme en el océano de la prosa del que fuera famoso alcalde de Madrid este matritense con nombre astur y enfrentarme a uno de los grandes misterios de nuestra historia: el linaje, las castas. La honra la da la virtud y el esfuerzo que conduce al trabajo liberador decían unos mientras para otros es cuestión de glóbulos rojos y de casas solariegas. En esas estamos siempre. He aquí una de las claves del enigma. Un mundo turbio en el que pululan advenedizos y heráldica comprada a tocateja (de ahí vienen el término “frescales” puesto que había nobles de alcurnia escasa que se contraponían a los pasos honrosos, los hechos de armas, los lances míticos y andanzas de pelear contra el moro de don Suero de Quiñones o de Lanzarote del Lago, y se quedaban tan "frescos". Españoles de primera y segunda fila. Funcionarios de carrera que siempre mirará como apestados a los laborales que no traen oposiciones ganadas. Meritorios, caras, frescales, gente que trepa por la cucaña. la eterna lucha cordial y el régimen de castas.
revisado viernes, 08 de septiembre de 2017
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