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viernes, 15 de septiembre de 2017

KEN FOLLET ES UN CHARLATAN. NO CONOCE LO QUE FUE EL TEMPLE




















































REITRES DEL TEMPLE (texto 1995)

 

 ▬noveno centenario de la primera cruzada 1095.

▬Concilio de Clermont Ferrand.

▬Saberes gnósticos y profecías.

 

Arcanos del temple cabala a la inversa síntesis de ambos testamentos clave de bóveda del pasado y el futuro. Conocimiento al albur de la gnosis. Los arcanos consultados dicen que sólo quedan dos papas: uno antipapa y un tercero asesinado o dimisionario. Al termino del plazo la barca de pedro será rescatada por los caballeros de la luz solar. Su divisa es la tau hebrea o cruz de los elegidos. Los templarios suben a sus arzones brillan sus lorigas retozan los caballos que van a abrevar al pozo de la sabiduría quien sabe. En su yelmo ocultan los enigmas de la geometría con que construyeron las catedrales. Ken Follet es una especie de asesino de la literatura convencional, un espía inglés lanzado por los enemigos de nuestra Fe, que merodea libros malos por los alrededores de la catedral de Sevilla. Christus structor. Tambien fue Nuestro Señor trigonometría contra el abismo. Sus palabras evangélicas fueron los sillares para construir la ciudad de Dios. Pero Follet desconoce las claves del enigma que propala; no hacerle caso. Ellos hallaron la distancia de πί, idea que se plasma en el octógono de la beatitud catedralicia. A través de los conocimientos matemáticas de la gnosis supieron los templarios adelantados a su tiempo de la llegada de la Red Fraterna Universal bits and bytes del ordenador en conjunciones binarias. Estas enseñanzas las sacaron los libros jónicos y subieron al empíreo, volando bajo el ala del Águila de Patmos. Calatrava, Malta, Santiago, Avis, teutónicos. Los impostores de roma quemaron a Jackes de Molay sin podfer acabar con su maestrazgo. Su sabiduría era un atentado contra el poder pontificio y sus regalías. Cisneros lo supo intuir a fines del siglo XV. El mundo está partido en dos entre la luz y la sombra. Las aspas del molino de la vida después del paraíso terrenal tornan a la derecha dextrógiras o levógiras, al contrario de las manecillas del reloj. Entonces todo sale mal. El legado templario nor deporta a la realidad mística. A las aspas de esa cruz que fluctúa entre rayos de luz y conos de sombra. Las aspas del molino de la vida se entrecruzan. Porque la contradicción perenne habita entre nosotros. Y en medio de este caos se alza la cruz de Cristo que venció a la muerte y desterró al dolor. Al menos esa es la esperanza de los creyentes. Tiempo atrás en las navidades de 1095 se dio por concluidos el concilio de Clermont Ferrand convocado por Urbano II. Allí surgió un cura de la diócesis de Amiens Pedro el Eremita o Pierre le Petit (apenas media medio metro), un iluminado que parlaba de cosas raras. Nada menos que conquistar la tierra que pisó el Señor para alcanzar la bienaventuranza. Las multitudes acudieron en tropel y sin logística a los Santos Lugares.

Bernardo de Claraval recorrió los pueblos de Francia predicando la cruzada. En mala hora. Aquello fue un fracaso total. Al grito de Dios lo quiere las multitudes desarrapadas perecieron de hambre y de frío. Al llegar a Turquía treinta mil peregrinas fueron violadas por los sarracenos. Godofredo de Bullon a despecho de tanta contrariedad va a conquistar la Ciudad Santa en la primavera de 1099 pero por poco tiempo. Las cruzadas fueron el consecuente corolario al terror del milenario.

Y de aquel fracaso nació para el mundo un nuevo orden. Eran los renglones torcidos de Dios.

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