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lunes, 12 de septiembre de 2022

 

LA CORONA DE EDUARDO EL CONFESOR SOBRE LA CABEZA Y LOS “CUERNOS” DEL OREJAS

 

 

Ya están aquí llegaron ya y por fin Charles hereda el cetro el manto de armiño la jarretera y la corona de Eduardo el Confesor sobre su cabeza y sus cuernos. Estamos empachados de imágenes fúnebres (morriones, sables, dolmanes, reyes de armas, jauría de trompeteros y atabaleros como en la edad media) Inglaterra se da buena mano para vender el producto de la pompa y el boato (pageantry). Teatro. Puro teatro. Copan de esta manera mercados.

Vimos al nuevo rey vestido a la escocesa con la falda a cuadros los calcetines de merino y el sporran para el dinero. ¿Qué oculta un escocés bajo el sporran? Un par de huevos. Es todo un chiste nacional.

Una vez les pregunté a mis alumnos qué que pensaban de la monarquía. ¿La reina? Y Pailing el último de la clase respondió:

Sir, she is good, but she goes on for ever (señor una buena reina, aunque no parece que se vaya a morir jamás—

—¿Y Charles?

A bit thick, Sir, but he is alright I suppose (un poco espeso, pero no parece mal tipo supongo).

Así que para aquellos niños de Armthorpe High School que hoy serán pensionistas la reina Isabel era eterna y el heredero de la Corona el príncipe de Gales a la sazón no demasiado inteligente. Lo del támpax de su novia vino después cuando Pailing ya cumplió por la escuela pero no deja de ser un dato revelador de que el heredero de la corona se muestra un poco lerdo cuando le dice a su novia Camila que quiere ser el támpax dentro de su chichi para estar más cerca de ella. En medio de este excesivo (they are overdoing it) de los medios de comunicación estatales y de la Ayuso ordenando banderas a media asta en la comunidad de Madrid ya somos de la Commonwealth, en medio digo de esta exaltación y paroxismo nadie se acuerda de Diana su esposa legal muerta en extrañas circunstancias en el pasadizo subterráneo del Puente de alma en Paris. Aquí hay todo un coverup y yo estoy seguro de que Charles es a big thick y un tipo mimado con muy mala leche. Nadie para mientes en España presa de un fervoroso y baboso entusiasmo adulador hacia los soberanos ingleses sobre qué ha sido Inglaterra en la historia de nuestro país: nuestro enemigo secular. Mis colegas colegiales tanto en el aula como en el staffroom no dejaban de hacerme invectivas insidiosas a la derrota de la armada invencible o a la batalla de Trafalgar. De aquí este servilismo sin dejarme de enfurecer me entristece.

Carlos va a ser la cabeza visible de la masonería. Inglaterra es un pueblo carnicero y mercachifle, muñidor de conflictos que esquilmó las colonias. Es una nación de chupa sangres muy guerrera y conflictiva bajo su flema y aspecto de calma aparente.

 Todas las guerras que ha registrado el mundo en la edad moderna se tramaron a orillas del Támesis desde que un sefardí Lord Beaconfield consiguió dominar las dos cámaras del parlamento ingleses. Allá surgieron los Curzon, los Rhodes, los Chamberlain, los Lloyd George.

La guerra de Ucrania se dirige desde allí con el lobby sionista de los Estado Unidos. Con frecuencia me vienen sudores fríos y se me ponen los pelos escarpias cuando pienso en lo que puede significar esta preponderancia de Reino Unido que nos tiene agarrados por Gibraltar para nuestro propio país regido por reyes corruptos y políticos indeseables. ¿Será el fin? A la cruz el INRI y tras el suplicio vendrá el escarnio.

La destrucción de España como país y su conversión en taifas podría ocurrir.  Puede proclamarse nación fallida bajo el cetro de Carlos III el Espeso. Felipe VI tendrá que pagarle pechas y parias. En medio de tanta fanfarria suenan los clarines del miedo en este coso del castillo famoso que es Madrid.

 La presidenta Ayuso se ha bajado las bragas dispuesta a mamarle la polla a Charles el Espeso alias el “thick”. Andan las cosas muy revueltas en el serrallo. Nueve años de vida en Londres sirvieron para darme cuenta de que la capital británica es la Mecca de la conspiración. Por eso me volví.

 

12 de septiembre 2022

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