Isabel Díaz Ayuso, la lacayuna y ambiciosa arpía que sabe muy bien cómo agradar a los amos anglosionistas
AD.- A la vista está que el antiguo aforismo “el número de necios es infinito” no puede ser más cierto. La intelectualmente paupérrima Ayuso, y los esperpénticos obispos de España, convertidos por la pluma del cardenal Omella en pollitos capones, se han convertido en las ridículas plañideras de la regia cabeza de la masonería mundial, que daba pedigrí al club de Bieldelberg.
Estamos seguros de que cuando fallezca la reina Sofía, las lágrimas de cocodrilo que se derraman ahora por la extranjera se reducirán a cuatro sollocitos de monja progre que no llenarán ni la mitad de un telediario.
No hay la menor duda de que esta suripanta sabe muy bien cómo agradar a los amos anglosionistas. No es ya cuestión de hacer méritos en la hoja de ruta del globalismo criminal, para ser miembro destacado de los clubes luciferino-masónicos.
Esta ambiciosa arpía, al quedar en evidencia con sus declaraciones abortistas asesinas de la semana pasada, da ahora un paso adelante más demostrando que sus convicciones nada tienen que ver con la moral tradicional cristiana, no con el respeto a la memoria de nuestros antepasados que lucharon y muchos murieron defendiendo los intereses y la cultura española frente a la barbarie, el latrocinio y el exterminio que protagonizaron durante siglos los hijos de la Gran Bretaña.
Esa decisión servil y lacayuna no es casual, probablemente sigue instrucciones masónicas de la Orden de la Jarretera, emanadas desde “Palacio” en forma de sugerente sugerencia borbónica.
La chica es muy obediente, muy dispuesta, aunque ya suelta un tufo que apesta.
Fariseos fantoches, nubes sin agua, preñados de podredumbre que paren viento, vuestros días están contados. Como en la profecía de Daniel: contado, pesado y dividido. Vuestros días están contados y llegan a su fin, no tienes peso, y vuestro reino será dividido en manos de extranjeros. Lástima que siempre paguen justos por pecadores…
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