Si por algo es reconocida la provincia de Segovia es por su variedad y riqueza gastronómica, pero sin olvidar algo que va muy unido a ella: la enología, el maridaje con vino. Precisamente, este viernes tuvo lugar la inauguración del Otoño Enológico de Caja Rural con una cata dirigida por una invitada ‘estrella’, Almudena Alberca (Madrid, 1978). Aunque nacida en la gran capital, creció entre Salamanca y Zamora. Al principio, no sabía lo que quería ser. Empezó a estudiar Ingeniería Agrícola y pronto descubrió que el vino era su pasión y aspiración, por lo que años después se graduó en Enología en Palencia. Una vocación que le llevó a optar por el título de Master of Wine, lo que se hizo realidad en 2018, tras seis años de gran esfuerzo y estudio continuado. Así, es la primera mujer española en obtener este certificado, el más prestigioso y difícil de conseguir del mundo de vino. De modo parecido a un alquimista, Alberca pone a trabajar todos sus sentidos para crear los mejores y excelentes vinos. Una profesión, don y talento impresos en sus palabras y testimonio, que así comienza.

— ¿Cómo empezó tu andadura en la enología?

— Siempre me ha gustado la gastronomía y por eso estudié Ingeniería Agrícola. Entre sus especialidades, elegí la elaboración del vino e hice prácticas de empresa en una bodega y me encantó. Así, empecé a trabajar el vino incluso antes de terminar la carrera.

— Muchas veces el gusto por el mundo del vino es heredado de generación en generación. ¿Es ese tu caso?

— No, soy primera generación. Aunque mi abuelo tenía una viñita, solo hacía su vino para el consumo familiar del año.

— ¿En qué momento decidiste que querías convertirte en Master of Wine?

— Cuando empecé a trabajar en bodegas, me apasionó de tal manera que estudié todo lo que estaba en mi mano. Y cuando ya lo conocía todo, no sabía qué más hacer. Una amiga me recomendó que me matriculase en Master of Wine y lo hice, porque quería y tenía la necesidad de saber más.

— ¿Qué ha supuesto este título en tu vida?

— A nivel personal, mucha satisfacción por haber conseguido superar este reto. A título laboral, sigo trabajando en la misma empresa y me sigue gustando mucho hacer vino, pero creo que he dado mucha más visibilidad al mundo femenino en la enología y a la figura del Master of Wine, la cual resulta muy desconocida porque hay muy pocos: somos 420 en todo el mundo, muchos menos que astronautas.

— Realmente, eres la primera mujer española en alcanzar esta certificación. ¿Cuál es el papel de las mujeres dentro de la enología?

— La mujer paulatinamente va teniendo más presencia. Ahora hay muchas más enólogas y viticultoras, aunque todavía en un porcentaje pequeño. En lo que hay que trabajar es en encontrar más mujeres en puestos de alta responsabilidad, que aún siguen dominados por lo masculino. Aunque esto puede explicarse por el tiempo que llevan desarrollándolo. Antes, nuestras madres no pensaban en ser enólogas, salvo que fuese un negocio familiar. Había otro tipo de tendencias culturales con las que se sentían más identificadas: profesoras, enfermeras, etc. Son cosas que antes no se habían soñado, por lo que aún queda mucho por conquistar.

— En cierta medida, eres una de las primeras figuras que va a abrir camino a las mujeres que quieren ser enólogas.

— Espero que sí, me he sentido arropada por todos los gremios del vino: sumilleres, comerciales,… Se han sentido orgullosas e identificadas con el ‘si quieres, puedes’.

Riqueza provincial

— Si viajamos a Segovia para analizar sus vinos, ¿cómo se posiciona la provincia en el mundo de la enología?

— Es una zona muy interesante. Tiene mucha altitud por las montañas y tiene expresiones muy diferentes. Por ejemplo, está la zona de denominación de origen de Rueda en pueblos como Nieva o Codorniz, que es muy interesante, pues es antecesora o clon antiguo de la variedad verdejo, con viñedos viejos. Tampoco hay que olvidar Valtiendas y, además, hay una pequeña zona que pertenece a la denominación de origen de Ribera del Duero. Aunque su presencia es pequeña, es cualitativa.

— ¿Qué cualidades caracterizan a los vinos de la tierra?
— Fundamentalmente, al tener un clima más frío, la maduración de la uva es más lenta. Por ello, se dan vinos más perfumados y con más acidez. A su vez, más ligeros de alcohol, elegantes y con gran potencialidad de envejecimiento.

Gustos y tendencias

— Hoy en día, ¿cuál es la tendencia de los clientes a la hora de consumir vino?

— No hay una sola tendencia, sino muchas, gracias a la riqueza y diversidad de la provincia, la Comunidad Autónoma y el país. Aunque por lo general, actualmente la gente tiene mayor preferencia por vinos más elegantes y complejos.

— Si tuvieras que invitar a una persona ahora mismo a un vino, ¿por cuál apostarías?

— Un champán, que siempre queda bien.

— ¿Y si fuera vino blanco?

— Sin duda, un blanco volcánico.

— ¿En cuanto al rosado?

— Un provenzal.

— En la actualidad, ¿permanece el interés por el vino rosado?

— La tendencia de los vinos rosados en el mundo ya es antigua. Era creciente hasta 2017, pero ahora se ha estabilizado.

— Y en España, ¿el vino rosado o ‘clarete’ está infravalorado?

— Aquí las modas suelen llegar un poquito más tarde. Y es ahora cuando ha llegado la tendencia de vinos más pálidos, de tipo provenzal. No obstante, esta tendencia no va a ser tan fuerte aquí como en el resto del mundo, en nuestro país hay más revolución por los vinos blancos que por los rosados.

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Almudena Alberca en un momento de la entrevista durante la inauguración del Otoño Enológico que tuvo lugar este viernes en IE University. / NEREA LLORENTE

Mercado del vino

— A la hora de elegir un vino en el mercado, ¿tienen mayor repercusión las marcas?

— Depende mucho de si los consumidores son conocedores del mundo del vino o no. Los más avanzados no siempre van a pedir por marcas; lo hacen por productores o elaboradores. Y cuando eres apasionado del vino pero no lo dominas tanto, las marcas son una apuesta más segura, sabes lo que te vas a encontrar, lo que te van a ofrecer y si te gusta.

— ¿Cuál es el papel que tienen en el mercado los enólogos de autor? ¿Hay un interés creciente por sus productos?

— Los vinos de autor están muy relacionados con los amantes del mundo del vino y la gente dentro del sector. A través de ellos, los sumilleres los ponen a personas que quieren probar cosas diferentes. Lo bonito en esto es el equilibrio y la combinación de productores pequeños que desarrollan vinos con menos ataduras, sin miedo; a la vez que podemos gozar de bodegas sólidas y establecidas que nos ofrecen una regularidad y una constancia en el vino que tomamos. Esa diversidad es parte de la magia del mundo del vino.

— Con las actuales campañas de marketing, ¿se confunde la calidad del vino con el precio?

— Generalmente no. La mayoría de veces hay correlación directa entre el precio y la calidad. El mundo del vino es honesto y las categorías están bien marcadas. Aunque a veces, como en cualquier producto, hay un precio extraordinario que pagas por la marca. Es equivalente a tener un coche sencillo o, a modo contrario, preferir un Porsche.

— ¿Podrías decir algún vino que desde tu punto de vista y gusto sea excelente pero que su precio sea menor a diez euros la botella?

— En cuanto al vino tinto, recomiendo Viña Mayor Roble, que se puede encontrar en muchos lugares. Si se habla de vino blanco, elegiría Caserío de Dueñas.

— Hace unas semanas, el Restaurante Atrio de Cáceres notificó el robo de una botella de vino que cuesta 350.000 euros. En concreto, era un Chateau d’Yquem de 1806. ¿Verdaderamente tenía ese valor?

— Por supuesto que sí. Atrio es conocido por tener una colección única de vinos. Hay algunos que se consideran como joyas, porque son piezas únicas o de producciones muy pequeñas. Son los vinos de colección, finos o de lujo. Estos son deseados por muchos compradores en el mundo y entran a formar parte de una red de mercado muy interesante, el cual va a través de la subasta de este tipo de botellas de vino.

— Son más valiosos que algunas joyas.

— Si se habla de una joya o un diamante, hay piezas que son únicas, pero no desaparecen. Cambian de manos y se crean otras nuevas. En el mundo del vino, cada vez que abres una botella, es la última oportunidad que tienes para bebértela. La escasez que se va produciendo a lo largo de los años hace que se incremente el valor de los vinos joya o de lujo que van quedando en el resto del mundo.

— ¿Qué opinión le merece el crítico estadounidense Robert Parker y su leyenda?

— Fue un hombre de talento extraordinario a la hora de catar vinos, con gran habilidad, conocimiento y curiosidad. Parker se hizo a sí mismo, su pasión era el vino. En una época donde no había mucha información ni medios, fue capaz de crear un sistema de puntuación a través del cual se evaluaba la calidad de los vinos con un gusto a su medida. Pero con el paso del tiempo, se jubiló y vendió el negocio. Ahora, la evolución ha cambiado un poco. Sigue teniendo cierta relevancia, pero no tan fuerte como en el pasado. Actualmente, hay más medios de comunicación y, aunque sigue teniendo valor, hay otro tipo de publicaciones que pueden estar al mismo nivel.

Promocionar la enología

— ¿En qué se diferencia el consumo de vino y de cerveza en España?

— España fundamentalmente es la reina del consumo de la ginebra y cerveza. Para ser un país gran productor de vino, lo consumimos muy poco desafortunadamente. Ojalá que poco a poco con catas y actividades vayamos fomentando la cultura del vino y se vaya traspasando a las capas de la sociedad. Así, apreciaríamos las zonas vinícolas, las personas que elaboran vino y las bodegas que cuidan el medio ambiente y fijan población en el mundo rural. De alguna manera, sorprende que hayamos perdido parte de la cultura de vinos que deberíamos tener de manera natural por ser el país con más hectáreas de viñas plantadas del mundo.

— ¿Ese es uno de los retos actuales de la enología?

— Es necesario implicar a las nuevas generaciones en esta cultura y hacer que el vino esté más presente en nuestras vidas y en nuestras mesas. Eso sí, siempre con un consumo moderado.

— Muchos piensan que los enólogos son catadores, pero no beben vino. ¿Es un mito?

— Un enólogo es un apasionado del vino, tanto para catarlo como para beberlo. De hecho, no conozco a ningún profesional del mundo del vino al que no le guste beberlo.

— ¿Cuál es tu rutina para disfrutar del vino?

— En mi día a día no suelo beber vino, pues mi trabajo implica que tengo que catar mucho. Pero los fines de semana sí que me gusta disfrutar de una botella en una mesa, con maridaje.

— ¿Sola o acompañada?

— Sin ninguna duda, tiene que ser siempre con familiares y amigos.