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sábado, 25 de junio de 2022

 

ENTIERRO DEL GRAN PERIODISTA JOSÉ LUIS BALBÍN MEANA

 





Balbin era uno de los nuestros

 

EAN LA TARDE del día de San Guillermo Abad dimos tierra cineraria al gran periodista y comunicador José Luis Balbín Meana en la colegiata de Pravia antigua iglesia jesuítica. Su esposa Julia Mesonero colocó las cenizas en una mesilla arropada por sus dos hermanos. Me emocioné a la vista de los despojos porque fui meritorio con él en Arriba e hice las practicas en la Nueva España dirigida por Pérez de las Clotas. A los dos nos interesaba Europa con prelación a la política española que siempre fue autista y anda de la ceca a la meca mirándose el ombligo. Él fue corresponsal de Pueblo en Bonn cuando pululaban por Alemania hombres de la talla del canciller Erhardt, Willy Brandt o Helmut Schmidt. Yo lo fui del Arriba en Londres y en Estados Unidos me especialicé en los anglosajones ca los que creo conocer bien. Ahora de mayor soy kremlinólogo y creo moverme bien por el dédalo de la política rusa. Balbín era uno de los nuestros. Uno de aquellos chicos que salieron de la Escuela de Periodismo con la mente bien amueblada como diría Emilio Romero. Practicaba un periodismo de excelencia, sugerente, iluminador de altura y ese fue el éxito de su programa La Clave que todo el mundo añora y admira porque los chicos de la radio y los plumillas de nuestras redacciones son amanuenses sin inspiración sin ideas. en el mundo del gran Hermano fascista al que estamos abocados pensar cada uno por su cuenta es peligroso. Es por eso por lo que Felipe González EL Gran Filipo a las ordenes de esos extraterrestres que dirigen la política mundial se cargó la Clave y Juan Luis Cebrián vendió la prensa del movimiento a los norteamericanos por treinta monedas. El árbol de Judas donde brota la sangre de los campos de Haceldama. Fuimos perseguidos de una manera sorda sórdida por el sistema. No nos mandaron a campos de concentración, nos conservaron los puestos de trabajo a cambio de la licencia peligrosa de no hacer nada, fue un dolce fare niente que a muchos los sumió en el alcohol la droga el asco y la desesperación. Algunos se suicidaron o se murieron de aburrimiento. El gran Filipo por aquello de que Roma no paga traidores creo que ha probado en sus carnes el cauterio que él aplicó a muchos. Balbín sobrevivió languideciendo gracias a una esposa como Julia Mesonero, no todas las mujeres son aptas para convivir con periodistas. Somos una gente difícil al que le pica el morbo de las imprentas y tiene metido el duende de la información en el cuerpo por eso muchos llevamos la cruz de las D sobre la frente deprimidos, dipsómanos, divorciados. Julia al contrario hizo feliz a José Luis los últimos años de su vida tras la amargura de la proscripción y la nube de silencio que nos envuelve a los que de alguna manera colaboramos con el franquismo. La cualidad eminente de este periodista al que dimos tierra era la inteligencia y el sentido del humor, una vez nos contaba en Bocaccio lo que le pasó con su padre que era un militar disciplinario y austero cuando llegó a su casa de Pravia a las tres de la mañana. Entiendo hijo que te puedas tirar hasta las tantas en Madrid hasta las tantas pero en Pravia nos acostamos pronto y los chigres cierran con el telediario de las nueve, le dijo y él le contestó con una interjección interrogativa: Ah ¿Y?

Otra de sus características era la fascinación que ejercía sobre las mujeres sin dárselas jamás de donjuán pero se le pegaban como lapas por su carácter por su bondad porque sabía escucharlas y en una palabra las entendía. Sí José Luis era uno de los nuestros. Se ha ido a montar un informativo con los luceros. Descanses en paz, camarada.




























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