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viernes, 12 de abril de 2019

Título: CATALUÑA, LOS JUDIOS, LA MARRANERÍA Y OTRAS HISTORIAS

Autor: antonio parra Galindo

Dedicado: a todos los periodistas perseguidos o asesinados por contar la verdad




HACIA OTRO 98 con LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA.

PROLOGO

Castropol es una villa marinera del sector occidental de la marina asturiana casitas blancas sobre los recuestos muchas de ellas cerradas algunos palacetes y en lo alto al lado del casino a través de una carretera bordeada de tamarindos y arces se llega a una plazoleta. Allí se eleva el único monumento a los héroes de la batalla naval que tuvo lugar aguas adentro de la bahía de Santiago el 3 de julio de 1898 cuando la flota española fue cañoneada y destruida por la poderosa escuadra yanqui. La nave “Victoria” capitana echada a pique pudo sin embargo salvarse su capitán el almirante Cervera a bordo de un esquife. Los jóvenes nunca oyeron hablar de la gesta del puñado de españoles que tuvo el arrojo de enfrentarse a la escuadra de los Estados Unidos. Se borró la memoria. Nuestros chicos en las universidades de nueva planta sólo leen libros en inglés. Nuestra gloriosa historia fue puesta en manos anglosajonas. Hay un enemigo interior y otro exterior caballos de Troya que anuncian el “finis Hispaniae. This is the end. Yo escribo desde la perplejidad, el duelo, la consternación y la sátira. ¿Cómo hemos podido legar a este estado de cosas? A la fuerza estábamos abocado a este segundo 98 como conclusión de una política autodestructiva que ha desterrado de nuestras aulas el estudio del castellano y de las lenguas románicas que ha sido reemplazado por jergas y dialectos variopintos de lenguas vernáculas desaparecidas o extinción que los enemigos de la patria han tratado por todos los medios desde la constitución del 78 de resucitar. Ha sido un programa de aniquilación sistemática de una cultura y de los valores de un país y en este deletéreo juego la masonería, los judíos y la marranería conversa, tan obstinada e inflexible, ha tenido mucho que decir. Ha sido por interpuesto a través de enejes, campañas de grandes consignas y un control sin precedente de los medios de comunicación que se ha llevado a cabo la desespañolización y el aniquilamiento de una vieja cultura. La bestia sin embargo nunca da  presencia. Y si echas en cara a un miembro de la logia tales gatuperios seguro que se rasgará las vestiduras, te llamará nazi y conspiranoico. Al igual que en el evangelio a los que defienden la verdad española les ponen la túnica de locos como hizo Herodes cuando le fue enviado Jesús por Pilatos para que lo juzgara. En los años setenta al final se hablaba de una “democracia de papel”, en 2018 había que hablar de una democracia de las ondas hertzianas. Son los tertulieros bien pagados a precio de oro y los que aparecen en todas los medios de la radiodifusión los que marcan pauta, dan doctrina, sientan cátedra y los que parten el bacalao comentando lo que hacen y dicen los políticos hasta la saciedad. Es una serpiente de verano que se repite más que el ajo las mismas situaciones idénticos compromisos. Una saga de tautologías a gran escala. No obstante, los tertulianos del comité todas las horas andan buscándole los pies al gato. En esta entrega van artículos subidos a la Red o publicados en algún periódico de provincias a lo largo de varios lustros. Los he reunido en antología. He querido verlos en papel. Muy eclécticos en sus temas pero unidos por una idea que fluye como eje de marcha a lo largo de estas páginas: la defensa de nuestra cultura. Me he mirado en el espejo de los clásicos. ¿Es esto un pecado? De esta forma quiero rendir loores a mis héroes.
 A Fernando Villaamil que comandaba la fragata “El Furor” no le cupo la misma suerte, pereció en el ataque con toda su tripulación. Cervera los americanos le rindieron tributo de héroe y fue repatriado a España. El capitán Villaamil era asturiano de Serantes otro enclave marinero a escasos kilómetros de Castropol. Sabía de antemano dada la superioridad del enemigo que zarpaba hacia la muerte. Escribió antes de morir a la Reina María Cristina en el cual le declaraba su amor, su fe en la patria y el alto concepto que tenía de su misión. Para él la muerte era un acto de servicio. Decía: “Majestad, despliego el pabellón de combate del “Furor” pero mi fragata no se rinde”. Toda una vida en la mar. Estaba familiarizado con esa muerte que acecha al marino, esa soledad, ese espíritu e sacrificio y muchas veces había escuchado ese ruido sordo del serviola que trepa por la escala hasta la cofa y un golpe de viento lo hace caer inerte sobre cubierta. El capitán Villaamil no era muy alto de estatura de tez trigueña ojos azules y un espíritu del humar remarcado que le hizo ser muy querido por la tropa de los buques en los que sirvió. Todo un contraste con el gaditano Cervera más andaluz, más serio y distante. Los dos aun perdiendo aquella guerra que estuvo jalonada por la explosión del “Maine” (el primer auto golpe atentado terrorista, pretexto para declarar la guerra a España a la que acusaban de la trama) y las infamias y mentiras organizadas por los periódicos de Randolph Hearst) salvaron el honor de la patria quedando limpio e impoluto el pabellón de su honor. En Cuba y en Venezuela dos países en los cuales se sigue queriendo y admirando a España se los venera como héroes. Subo y bajo por las estrechas rúas de Castropol que me recuerdan algo a Cartagena y tienen algo de la melancolía habanera entre brisas y sonrisas cantabras. Pregunto a la funcionaria de correos si sabe donde queda el monolito a los héroes del 98 y no me sabe dar respuesta. A lo largo de los últimos cuarenta años se ha borrado la memoria, a nuestros héroes y nuestros hechos históricos se les ha dado de baja. Me estremezco al recordar las declaraciones de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que tampoco sabía quien era Cervera. Mandó quitarle la calle que llevaba su nombre en Barcelona cuyo puerto fue la base de operaciones de la larga guerra de Cuba. Muchos de los marinos y de la tropa que iba a pelear a la manigua llevaban en vez de gorra una barretina catalana. Los mambises pagados por los Estados Unidos lucían por bandera una “señera” franjas amarillas sobre franja azul y una estrella que es hoy también la bandera de Cuba. Por eso la ignorancia de la alcaldesa que tacha al gran marino español de “fascista” cuando aun ni Hitler ni Mussolini habían asomado la oreja me entristece y me repugna. Pero es algo muy de hoy. Hubo una cesura, se completó la interrupción más dolorosa de nuestros anales. La historia de España se ha interrumpido. Y yo acuso a las logias en este libro “Cataluña, los Judíos, la Marranería y otras historias” de haber orquestado una campaña siniestra, muy hábil por lo engañosa, fatídica y prolongada en el tiempo para dar al traste con la nación más antigua del continente europeo. Fuimos paladines de la cristiandad y por lo visto eso no se nos perdona.   
Estos textos evidencian mi preocupación por la rebelión de Cataluña que va a suponer un nuevo 98 y la destrucción de España a través de lo que llaman las Fuerzas Oscuras que no creen en la historia por serles adversa y adoptan los postulados de la misma que les conviene, “shafirot” esto es memoria o, si se quiere memoria antihistórica y contra la historia. Se trata de una larga serie de artículos escritos durante las ultimas dos décadas de un periodista perseguido a causa de sus ideas por la Nueva Inquisición. Cajón de sastre "et de omni re scibili". Esto es: tratan de todo, máxime, al albur del impase se la crisis catalana que, al suponer la fractura y liquidación de estos reinos, abocarían a un nuevo 98.  España atraviesa por la más grave crisis de su existencia como nación. De ahí el título de Quo vadis, Spain. George Orwell ya profetizó esta impase en sus novelas “1984 y La Granja de los Cerdos.  Los textos son recopilaciones de artículos firmados por mí en la Red durante casi tres décadas. Gracias a Google y a Facebook, puedo dar a la estampa estos textos. Huelgome de decir que Internet me ha hecho de mí un escritor vigilado por el Gran Hermano que trabaja gratis et amore por la causa de la verdad en el marco de un sistema totalitario con visos de demócrata. En medio de esta feria de vanidades y de progroms de la intelectualidad. Pretenden hacer una gran hoguera quemando las bibliotecas donde se guardan testimonios hostiles al sistema. Vivimos una verdadera noche de los cristales rotos y de persecución de todo aquello que signifique excelencia y no comporte grandes cantidades de mierda y vulgaridad. Gracias, con todo y eso a Guillermito Puertas, y gloria a ti, Zuckerberger. (Montañita de Azúcar).
La digitalización espolea a los escritores a ponerse sobre las cuartillas, conforme al mandato horaciano de “ningún día sin un par de líneas” y a ser partícipes de una inquietud que se ha hecho universal. Vivir sin vivir en mí lleno de curiosidad y deseos de conocer. Al propio tiempo cabe el peligro de caer en la marabunta de la información en torrente que nos desinforman paradójicamente e incomunica. Es el síndrome de la torre de Babel y del mito de Prometeo. Como todo el mundo escribe, nos estamos quedando sin líricos y, cambiando el oro por oropel, reemplazamos a los periodistas, por contertulios de la tele y politólogos por los poetas. Está en marcha una campaña contra la estética. La Red es, a la par que el gran guirigay, un arma de control y de espionaje. Aunque no sé si va a ser posible ponerle puertas al campo. El mundo va tan acelerado que corre el riesgo de un estallido. Todo pasa y se consume en medio de una avalancha de feroces actualidades que se olvidan a la mañana siguiente. El lector creo que en este baúl de crónicas, artículos, reportajes, cuentos y vivencias, en este revoltijo, podrá encontrar alguna perla. No se aburrirá; estoy seguro. Y, con el afán de ese hallazgo, publico y doy a la estampa estos textos.


Capítulo 1 .EL BABLE



Pues nada que la llingua ya es lengua. Liémonos a voces en bable babayu. Cada gallo canta en su muladar y el muladar asturiano anda un poco revuelto, atronando quiriquies
Ya no ponen las gallinas y eso que por San Antón la gallina pon. Las mías no cacarean en mi corral, matólas el raposu. Y falemos despacín no nos oya el mío vecín.  Que no está el horno para bollos ni el alcacer para zampoñas. Bajan los jabalíes de la braña y hozan el patatar con sus poderosos hocicos. Araronme el prau, dejando en la hierba la marca de sus feroces pezuñas.
Tienen aquí la querencia de un revolcadero. Estamos perdidos. Los del Ayuntamiento vinieron y acabaron con el bosque de robles y laureles centenarios que daban sombra (en verano era un paraíso) a la sebe (oigan, bablistas, aprendan latín que sebe viene de saepes que equivale a cercado; en Santander lo llaman zarzo) y la otra tarde derramé lágrimas sobre el enorme tuero del viejo carballo con más de cuatrocientas primaveras en su diámetro troncal que talaron los dendricidas del Ayuntamiento cudillerense.
En El Escorial, semanas atrás, multaron a un paisano cien mil euros por talar una encina oneraria que le estorbaba su cerca, pero esto es Asturias. Esto es España y lo demás tierra conquistada. Así nos va ¡Válganos la Santina!
Las aldeas están vacías a la espera de veraneantes. El hastial de la casona blasonada de los abuelos ostenta grietas ruinosas, aunque el sol se refleja al ocaso todavía en los ventanos de la galería; el hórreo ancilar, una maravilla de la carpintería de ribera lo descangayó un vendaval. Un vecín Dios le dé mal galardón las palmeras reales que trajeron mis antepasados de Cuba ordenó derribarlas. Decía que desde sus ramas se descolgaban los ratones y aterrizaban por sobre su bardal. Asturias está triste sin cigüeñas; nunca pasan la altura de Arbás, y los mozos se van, no hay trabajo. Es la generación del Alsa de Villalpando. La vaca Marela tampoco pare. El bable, paisanos, digotelo yo que soy filólogo, no es lengua sino dialecto: una versión cantarina del idioma que hablaban las mesnadas del Cid antes de subir la cuesta de Pajares a las tierras de pan llevar. Allende tal, no es una lengua unificada porque se hablaba de forma diferente en cada valle y mira que en este Principado hay valles.
Todo anda un poco en regresión, por culpa de los políticos, a los que una mano negra está soltando pasta bajo cuerda. Dicen que es culpa de los americanos que nos quitaron Cuba y ahora pretenden arrebatarnos el principau.
Quieren, por descontado, con sus sandeces quitarle la razón a Nebrija. Aquel divino sevillano que se emborrachaba por los chigres de Alcalá: " La lengua es la compañera del imperio". El objetivo apunta no solo a la destrucción de la convivialidad tan privativa del carácter astur, tambien al aniquilamiento de la lengua de Cervantes. Cataluña, pues, marca la hoja de ruta de los peligros que nos acechan. Acabar con el castellano es acabar con la más vieja nación de Europa. El odio por acá se administra en cápsulas de ignorancia y resentimiento. Furia infernal. Con todo y eso, yo creo que Asturias un día resucitará. De alguna manera hay que ser optimista y entonar la monserga del "no pasarán".

Capítulo 2 .





ANTE EL ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA VISIÓN

Subí, tarde de nieve y celliscas, al monte santo de san Baudilio de Berlanga, eremita mozárabe en tierras del Cid tierras de pan llevar al sur de la provincia de Soria, entremedias de las diócesis de Sigüenza y el Burgo de Osma, y tuve allí una visión, uno de esos misteriosos trances con que regalan al visitante las tierras de España. Un ángel me pareció que rasgaba el velo de los misterios insondables de la historia de mi patria. Sentí el eco lejano de tambores de guerra y de salmos de perdón. Creo que aun no se ha completado mi hégira.
Allí rezaron y se santificaron generaciones de monjes desde el siglo XI, y es posible que mucho antes. Son los encuevados de la tradición oriental del monte Athos y la Tebaida egipcia, Capadocia, y el yermo antioqueno que recogió el Islam. Su penitencia era una demostración del amor de Cristo a las gentes, sin distinción de razas y culturas, porque son muchas aquí las reminiscencias arábigas. ¿Convivirían en amistad los anacoretas cristianos con los morabitos muslímicos? Es la pregunta que queda en el aire. Escuché los cantos celestiales de la hermosa liturgia mozárabe que tenia ascendencias arrianas (Arrio predicó el evangelio a los ostrogodos y estos adoptaron esa versión de la religión evangélica que exalta la humanidad de Jesús sobre su divinidad) con ceremonias muy largas y todo el oficio cantado con himnodias repetitivas del misal de San Isidoro. Ese carácter eucológico de su liturgia, donde la voz humana y la disposición arquitectónica invitan a elevar el alma sobre las cuestiones materiales, a través de las voces en concento y la armonía celestial de las esferas. La vida del cristiano es una ascesis polifónica. La palmera central, que sostiene el fuste de la bóveda de tracería y a la que cantó Gerardo Diego con sus versos, desde la cúpula, convida a este deseo de trascendencia. Todas las paredes ostentaban pinturas, que, por desgracia, en el expolio que padeció España en los años 20, fueron arrancadas y vendidas por 65.000 pesetas a un marchante judío de Nueva York el año 1927: un tal León Levi. Pero   quedó la impronta, y han podido ser restaurados algunos paneles como el de San Nicolás. Aquí he tenido una visión y doy gracias a Dios. Los coros recitaban salmos y, dentro del iconostasio, un diácono cantaba el evangelio en tono mayor; luego un presbítero de barbas bizantinas y rostro atezado entonaba la epiclesis de consagración:
Eto telo maia eto krobi maia (este es mi cuerpo, esta es mi sangre) a la manera griega.
Sobre los paramentos, el rostro venerable de san Nicolás y de san Baudilio, santo tutelar del templo, un mártir francés cuyo culto estuvo extendido a través de Castilla por los visigodos unos le llamaban Baudilio. Unos le llamaban Baudilio, y en mi tierra San Maudillo el Soriano. El bienaventurado mira para los fieles con ojos de piedad y gesto hierático.
En la planta baja se levanta, soportando la techumbre del coro, una mezquitilla de arcos de herradura, que ha dejado perplejos a los historiadores como Camón Aznar y Gaya Nuño. La pila de agua bendita es un “mitzrah” o piscina como las que existen en las mezquitas y sinagogas para las abluciones. Al fondo se veía la cueva del monje o del morábito. ¿Se alternó aquí el culto cristiano con el islámico? En cualquier caso, es este lugar, situado sobre una eminencia del dintorno del páramo, un centro de extrañas fuerzas telúricas. Aquí yo tuve un pálpito, una visión y sólo pude cantar:
— Kirie eleison. Señor ten piedad de nosotros pues conoces lo oculto del corazón del hombre.
Al instante, sentí una fuerza inmensa en mi alma, como inmerso en las garras de un extraño fenómeno de purificación, a los pies de la palmera que corona el cimborrio. Si la palmera supiera… Y me acordé de unos versos de Gerardo Diego. Que sí que sí que sí que tenía el rostro de maravedí. El poeta se mofaba del judío que profanó el recinto con la extraordinaria adquisición de los murales. El expolio de los ladrones de lugares santos no ha podido arramblar con el aliento de amor y de caridad ni la sublime aureola que irradia esta santa ermita tan sublime como recóndita.


Capítulo 3  




SAN BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA

No visitaba este hermoso y arrinconado lugar desde mis tiempos universitarios cuando, atendiendo a las clases de los profesores de Arte, en la Complutense otoño de 1963 se emocionaban al describir la estructura arquitectónica y pictórica de San Baudilio de Berlanga. G. Atienza, erudito escritor ocultista, descubridor de los secretos de lugares de nuestra geografía, decía que San Baudilio, edificado en el mismo epicentro de la península ibérica, irradiaba una energía potentísima y brillaba con luz especial en la historia del arte prerrománico. Ese pálpito lo volvía a sentir yo al cabo de más de medio siglo. Berlanga tierra de vacceos numantinos que luego se cristianizaron y vivieron en la larga lucha contra el Islam, llena de anfractuosidades y recovecos victorias y derrotas (Almanzor dicen que perdió el tambor en San Esteban de Gormaz a media legua de acá.) Lo habitaban gentes prevenidas en frontera con un ojo abierto a las hogueras de las atalayas anunciando la llegada de la morisma y otro en el pendón real. Esta es tierra del Cid por donde pasó el Campeador a ganar el pan de las batallas. ¡Oh Cid Sidi que buen vasallo si hubiera buen Señor! Aquí se plasma la grandeza y la malandanza de un pueblo duro de pelar, arisco, y a la vez magnánimo, que ejerció la tolerancia y la compasión con el enemigo. El sarraceno en sus razzias de primavera talaba campos, robaba mujeres, pertrechos y tierras.  En toda esta zona del alto Duero proliferan las atalayas. Allí el que montaba guardia, cuando veía llegar al moro, encendía la típica chisquereta o almenara y entonces las campanas tocaban a rebato. La coexistencia fue difícil pero hubo periodos de tranquilidad, concluidas las "aliyahs" (invasiones) o "yihads" (guerra santa contra el infiel.) Esa serenidad se plasma en los frisos, plementos y pinturas murales con escenas de la vida de Cristo del obispo san Nicolás y san Baudilio que exornan los murales. Aparecen dromedarios, elefantes y un caballero musulmán cabalgando desalado sobre un corcel blanco. Al pairo de dibujos místicos está la rosa de los vientos, estrellas de David, el sello de Salomón, junto a composiciones del ave ibis la cual, según los egipcios, comía el pescado dañino a los humanos. También la Dextera Domini () o dedo de Dios, que se asoma en forma de triangulo al lado de la paloma del Espíritu Santo, bajando de una nube. Esta ermita enmarcada en los territorios entre Sigüenza y Burgo de Osma me recuerda a Santa Cristina de Lena. Esa era la tesis propalada por el profesor Camon Aznar de feliz memoria. La mesnada de Ruiz Díaz de Vivar estaba integrada por soldados de las Asturias de Oviedo que lo acompañaron al destierro y fundaron por estos cerros su acampada. Existe la probabilidad de que entre ellos hubiese monjes y clérigos repobladores para realizar esta misión. Al igual que santa Cristina, san Baudilio se eleva sobre un peñasco desde cuyo alcor se divisa la paramera soriana. Misión de vigilancia, pues. Y consta de iconostasio o cámara santa propio de la liturgia bizantina. El coro se eleva sobre una disposición de arcos de herradura funcionales que hacen pensar al historiador en las relaciones litúrgicas que tuvo el rito muzárabe con la secta arriana y con el Islam. Hay representaciones de san Miguel pero, sorprendentemente, en ninguna de las dos se pinta a la Virgen María. Quizá el culto de hiperdulía sea posterior a la devoción a san Miguel que fue privativa de los godos arrianos. Los arrianos no creían en la Virgen. Su proclamación como Madre de Dios, de origen griego, se produjo en el concilio de Nicea, siglo V. El culto marial arraigaría, luego, entre los Templarios que lo incorporarían a occidente. El Cantar del Mío Cid habla de ceremonias rituales "antes de los gallos cantar" y de la imagen de Nuestra Señora que llevaban los guerreros en el arzón sobre su cabalgadura. Se colige que las misas eran largas y el pueblo asistía embelesado entre himnos devotos, nubes de incienso y salmos, a las ceremonias eucarísticas que celebraba el preste tras la cortina del iconostasio.
Tanto santa Cristina de Lena como san Baudilio de Berlanga en lo alto de un cerro irradian fuerza telúrica para quienes visitan estas iglesias antiquísimas. “Tomaron las reliquias todas las que hubieron y fueron por Castilla y así la defendieron”. Acaso sea la luz de Xto que pervive entre nosotros hasta la consumación de los siglos.


Capítulo 4  






 DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN. CANTO A GERONA


El mundo se ha convertido en una busca barojiana, en una lucha por la vida. Con tal de hacer dinero, matan a su padre y esto es lo que está ocurriendo con el centenario de Salvador Dalí. Desde mi capacidad de periodista sin periódico pero renuente a vender mi pluma y la cuchara, yo protesto y yo acuso. España vive las conmociones de un proceso Dreyfus pero al revés con estas ansias de los bibliopolas de darle la vuelta a la tortilla. He de decir que el centenario de Dalí se está convirtiendo en una chapuza. Y yo me acuerdo del día en que el maestro me dijo con cierta envidia: “Esos la tienen más larga que usted y que yo, Parra. Aquí están las fotos para demostrar lo de aquella fiesta del gaysaber en Nueva York que acabó como el rosario de la aurora. A mí las cuentas no me casan. El Dalí que yo conocí tiene que ver muy poco con el que han sacado de la manga los amigos de los separatistas, los muñidores del contubernio y los que han accedido al poder pisando las cenizas aun humeantes de una hecatombe como la del once de marzo. Urnas y cadáveres pero Dalí era apolítico. No queráis hacer bandera y oriflama de reivindicaciones. El Dalí que ha salido de estos tórculos, con mucha moviola y trampa, parece uno de aquellos fusilados en las zanjas de Montjuich, oiga. ¿Qué hacemos con toda aquella caterva de muertos de segunda fila? ¿Quo vadis, Cataluña, adónde vas, Europa? ¿Adónde te llevan tus felones, España?  Don Salvador alzaba aquella tarde neoyorquina, conminatorio, su bastón con contera, como señalando el advenimiento de un porvenir incierto. Lo de la garrota del maestro de Port Lligat siempre lo he dicho tenía su lado onírico y la inspiración milagrosa que rodaba cuesta abajo por las laderas de Príapo. Sombra y figura. Dalí era todo un adalid de las artes marciales de la publicidad.


He aquí que llegaron los coribantes de la diosa repartiendo leña, ahora os vais a enterar, dijeron, os vamos a moler a palos.
¿Con la garrota de Dalí?
No; con el as de bastos de los cuadros de Picasso.
Las cendolillas de antaño hoy son pubillas de juego floral y mucho cuidado con esa boca que os puede perder, os vamos a acusar de machistas. Muchos se han subido a un guindo y andan por sus ramas, emboscados y sumidos en la ataraxia doctrinal. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el alcacer para zampoñas. Las urnas últimas tuvieron algo de actas funerales y trajeron cenizas de despojos de cadáveres, un gran holocausto. Nos están vendiendo una burra mal capada, por muy demócrata que sea esta pollina pero puede acabar, rebuzno va rebuzno viene, sin saber por donde tirar, como la de Balaán. O, si me aprietas un poco, igual que la mula Francis. Dalí amaba su patria chica pero sin menoscabo de la grande. Como debe ser. Por eso durante toda su vida miraba con cierta prevención y cierto distanciamiento a los catalanistas a palo seco. ¿Qué tendrá que ver, yo me digo, el culo con las témporas? Pues por lo que se ve y por lo que han hecho y dieron los que le calaron la barretina de refez, a contrapelo y hasta las orejas antes de morir, todo.  Él tenía sólo dos amores que eran Gala y España. Pero ya digo: la tradición pesa y el polvo de las alpargatas de los republicanos que partieron para el exilio, prometiendo un turbulento regreso, derivó en polvareda, a lo que se ve. Por doquier resucita el fantasma de los que partieron por Port Bou. Inventan rollos y traen al diablo entre las piernas. Al diablo que yo vi dibujado en la testa de una ménsula. Era una mañana de Miércoles Santo y el guía gerundense tercamente nos hablaba, empecinado, de lo buenos que habían sido unos.
Es porque los otros habrán sido muy malosrepuse.
Nuestro guía se llamaba Marcus y nos estaba haciendo la loa de los republicanos. De paso hablaba del románico cuya cuna estuvo radicada en este bello rincón catalán de Bensalou. Era el arte de los godos, la continuación proyectada del espíritu de Carlomagno. Se sentía don Salvador plenamente integrante de la escuela española. Por oposición a Picasso, a quien la lucha de los vencidos/vencedores fue a colocar en el pedestal, un trono acaso supervalorado. Creo que Dalí era un genio y Picos un gigante con los pies de barro.


¿Cuándo acabarán nuestras zozobras? Regresan los espectros y estamos próximos a inaugurar un nuevo aquelarre. Camuñas y sus aparecidos hacen antesala en los ministerios y en las sillas de las mesas de juntas esperan sentados, ojalá caiga una sinecura, y miran para el techo en espera de que aparezcan de un momento a otro las brujas de Goya montadas en la escoba, para el próximo aquelarre. Ese fantasma del exilio yo lo vi dibujado hace pocos días en la testa de un demonio cuya carota colgaba del remate de la imposta de una arcada románica cuando nuestro guía gerundense nos dijo.
Mirad hacia arriba.
Todos mirábamos para donde nos dijo el guía. La carota histriónica de un enano nos enseñaba la lengua.
En aquel momento por el cielo impoluto de Besalú cruzó una golondrina. Una “oreneta”. El de las patas caprinas, alas de murciélago y rabo de león, se conoce que tiene miedo a este pájaro sagrado. La golondrina estuvo en el Gólgota una tarde de Viernes Santo y le quitó con el pico las espinas de cambronera que horadaron en tormento el cerco de su divina cabeza. La golondrina me valió y se hizo el conjuro contra el diablejo que enseñaba los cuernos desde la imposta. Verla el cabeza de mono y huir de debajo del Tetramorfo fue todo uno, yendo de remate a zambullirse sobre las aguas tersas del río Fluvial. Lo vieron ahogarse los turistas al muy cabrón en uno de los tajamares del puente ojival. Así reviente entre la chusma como el lagarto de Jaén. El diablo por Semana Santa nada tiene que hacer, ni siquiera en Cataluña, una región demasiado importante de España para dejarla en manos de los catalanes.  El Fluviá lamía los muros del monasterio de san Pedro y en sus aguas se reflejaba el campanil solemne de la iglesia de Santa María. El raudal de corrientes bravas pasaba aquel día por la localidad, haciendo remolinos e iluminando los contrafuertes del puente levadizo con irisaciones color plata. Las oronetas seguían en lo alto agitando sus alas sobre los cielos medievales de Besalú y se quedaban indiferentes ante los turistas, igual que hace mil años. No se paraban a contemplar a las muchachas judías que salían del mikwah ritual saltando con los pechos péndulos como en el “Collar de la Paloma”. La presencia de una aljama y de una sinagoga dice a las claras que la ciudad debió de ser importante.


Por esta cornisa, a muriente, penetró el cristianismo en la península ibérica. Aquí sentaron su sede los primeros obispos los que siguieron a las predicaciones supuestamente ciertas del Apóstol de los Gentiles, quien desembarcó por Ampurias, la vieja Emporion de los griegos. No hay que olvidar que Jesús habló al mundo en griego y que esta lengua fue la primitiva de la Iglesias. En Rosas atracó la barca de piedra y desde esta orilla zarpa, asimismo, todo el gran tema jacobeo. Gerona es la provincia española con más castillos, algunos de ellos sólo raigones y lienzos de muro, ya testimonio de un pasado glorioso y fundacional, de la nación española, remiso a desaparecer. Es una alegoría al Este de Castilla la Gentil a orillas del Mediterráneo, laboriosa y heroica. Un aire de misterio y de seny bañan a toda la ciudad. Sus castillos nos llevan al arte románico, el más depurado y selecto, el que mejor conserva las raíces bizantinas con su tosco abatimiento y su admirable expresividad. Cataluña quiere decir castillo. Es el bajo vientre de la marca hispánica. Su serenidad pensativa hace recordar a Carlomagno. Gerona rindió vasallaje al emperador. Hasta lo canonizó. Si queremos tierra de obispos, hay que ir a buscarlos a La Bisbal. Ripoll es un pórtico de la gloria sin maestro Mateo pero toda una historia sagrada escrita en piedra desde su reconstrucción por Morgades, aquel obispo que le hizo la vida imposible a mosén Cinto Verdaguer y que se dedicó a levantar, como un descosido, todas las piedras santas que echó por tierra la francesada y la desamortización. En los bajorrelieves de este monasterio, cuna de la catalanidad, se cifra y compendia toda esa teratología del arte románico, ese hontanar de monstruos y de santos que alza el alma humana sobre el pináculo de la perfección. El arte de Dalí, con la depuración de sus pinceles, entallada en el símbolo didáctico, como un tótem o un abraxas de la modernidad y toda esa parafernalia de claves de la sinrazón, es un corolario de ese románico catalán, íntimo y sólido. Lo visigótico en todos sus primores lo plasman los sillares y los arcos de medio punto de San Pedro de Rodas. El alfil y el albalá de todas estas venerables ermitas se abocinan sobre los contornos típicos del taqueado jaqués y del opus spicatum de la decoración de raspas de pescado que exornan el borde de sus ventanarios. Es un cutio de continuidad mística que predica en labores de piedra o enseña al que no sabe. A los rudos pecheros y labrantines de la alta edad media todos ellos analfabetos. Las toscas figuras beben la ambrosía en las ramas de aliara, de una estética tan profusa como enigmática. El arte en vaso de belleza sólo lo potan los elegidos. La cuna del arte románico nos habla del cuerno de la abundancia del simbolismo.
Hay que ser un iniciado para entenderlo.


Todos estos lugares-Tossa de Mar, Cadeus, Lloret, Figueras- los llevamos en el corazón. Fueron los puntos de destino de nuestras primeras salidas turísticas donde conocimos el amor. Lloret me recuerda los ojos dulces, las lágrimas en aquel hotel, toda la vida por delante.  Ella ya no está pero juntos en aquel viaje recorrimos la Costa Brava sobre las ruedas de un 600D y juntos fuimos a buscar a Roger entre las remesas de turistas que empezaban a llegar en grandes oleadas desde todos los rincones de la geografía de las Islas Británicas. No se olvide que fueron los ingleses los que descubrieron la Costa Brava y los que iniciaron el turismo en tiempos de Franco. ¡Ay aquella noche nupcial en Lérida, destartalada y triunfal y oliendo al aroma del café con malta que trajeron a mi casa los últimos refugiados de la guerra civil! Íbamos camino de Bañolas a venerar a san Martirián, clemente y bondadoso que bendijera nuestro connubio. Aquel verano llegó la hora del amor, el sentimiento más fuerte que siempre estará en mí omnipresente. Lloret había cambiado poco desde aquel verano del 69 en que lo visité por vez primera. Las mismas palmeras, el mismo ardor, la misma sed y el arco de ballesta de su playa bajo la mirada militante de esas atalayas que aparecen y desaparecen a lo largo del perfil de la marina y que eran torres vigía para alertar de la llegada de piratas berberiscos. Cataluña se fraguó en la lucha contra el infiel.  Las oriflamas de Roger de Lauria nos hablan de un tiempo en el cual hasta los mismos peces del mare nostrum llevaban barras catalanas en sus escamas. “Blanquerna” es precisamente una novela bizantina que escribió Raimundo Lulio mirando a las cúpulas doradas de Constantinopla. Las sarracenas razzias desde Argelia y con otro nombre más pacífico propiciadas por las organizaciones no gubernamentales que son los nuevos funcionarios de un mundo sin fronteras continúan llegando. La calma del Mediterráneo oculta una violencia latente.  Es la lucha por la vida y la reconquista del espacio vital. Lo absurdo de esta época es que en plena globalización radical nos estén vendiendo ideas románticas del siglo XIX, duerno en el que se abrevan algunos ilusos trasnochados.


¿Qué fue de tanto frenesí? En el 2004 he mirado a Cataluña con nostalgia manriqueña, suspirando por cuanto perdimos en medio de tanto devaneo. Nos han quitado la honra. Todo el país en poco menos de una generación ha dejado a Laura y a Beatriz y se ha ido de putas. El símbolo de esta democracia es la gran meretriz. Hace treinta años fui testigo en el paseo marítimo frente a la playa de Lloret de Mar de cómo un turista francés medio loco se liaba a golpes con un guardia municipal que le había puesto una multa. Hoy los mozos de escuadra están mucho mejor diseñados y su plexo solar es más rotundo. Lo más probable es que aquel franchute no se atrevería con estos espigados gendarmes que patrullan las calles catalanas. Hemos ganado en algo pero lo hemos perdido casi todo y seguimos siendo los mismos. Entonces España se estaba abriendo a la libertad. A favor de las sombras y envueltos en el dosel de la noche las parejas se siguen amando en el arenal dejando que las olas besen sus pies hoy igual que entonces. El mundo no se acaba. Ya no hay tanto turista nórdico. Los autóctonos están más envejecidos y las oleadas de recién llegados transandinos y bereberes en un par de décadas habrán cambiado el arco demográfico de este pueblo tan suyo y tan pagado de sus tradiciones que muy pronto estará repoblado por extranjeros. Cataluña para mí era aquella pensión de Tarragona donde pernocté, tan vieja que tenía un no sé qué romano en cuya cama estuve postrado tres días curándome de una insolación. Cuando en el 72 volví a visitar el Principado, ya sin acompañante, éste ya no era igual. En el barrio antiguo soplaba la tramontana y la arena me atizó los ojos y el viento terral se me subió a la cabeza. Yo amaba a esa Cataluña tierna y a la vez impenetrable y al idioma catalán que es el que más escuché en mi infancia en casa de la señora Antonia aquella mujer de Lérida que vino refugiada a Castilla. Sí, yo amaba esta tierra acérrima en sus usos y en sus costumbres, archivo de la cortesía. Ha cambiado todo el planeamiento. Incluso, nos presentan a un Dalí que nunca fue. Con todo, volveré algún día a la Garrotxa, antes de que me muera, subiré al call y cruzaré la sobrepuerta siguiendo la ruta de los pasos perdidos de un millón de muertos. Ya estamos en las mismas. El mensaje de los “Soldados de Salamina” es el mismo que el de los “Cipreses creen en Dios”.
A Dalí lo han manipulado como a un enano. Han colocado su cadáver en el testero, lo han subido a lomos de un caballo, picaron espuela y dijeron arre sin curarse de nada más. Y que gane igual que el Cid las batallas después de muerto. Están exhumando testimonios. Los ladrones de epitafios se hicieron necrófilos y todos los días de Dios están encontrando nuevas fosas comunes.
Ándese con mucho cuidado con esa tía. La mula es muy corrida de lomos y hay que cabalgarla a rebalgas.
▬ ¿Qué cree? ¿Que no me di cuenta?
Sin embargo, las golondrinas han vuelto inexorables a su cita con los recuerdos y tienen un bello nombre en catalán: orenetas. Aunque lo haya conocido por primera vez de labios de aquel espolique de excursiones guiadas. De la misma forma que aquel payés en lo alto de un puerto que nos detuvimos a descansar en un restaurante desde el que se veía Barcelona ▬ casi toda la Sexta Flota comía en aquel comedor ▬  me dijo lo que significaba “bosso”. Estaba dando de comer a unos cachorros cuando me lo dijo. Y ambas palabras se juntan en la imaginación formando vértice para hacerme un caño en el tiempo. Bajo el arco del triunfo y de los recuerdos.


Las calles de Gerona hay que subirlas casi de rodillas, imbuidos del sentido de reverencia y admiración hacia una ciudad heroica que resistió valiente a los mil y uno sitios. Es todo el orgullo de los entendidos en poliorcética. ¿Cómo se organiza la resistencia de una ciudad? Hoy un mendigo pide limosna en pleno barrio de La Forsa sentado a la entrada de la vieja sinagoga. Es la viva representación de Jeremías. Deja que los turistas le hagan alguna placa pero cobra medio euro por cada foto. La casa de la Pía Limosna, buen gótico civil, trae a la memoria los muros y las paredes de la Casa de los Picos de Segovia. Por aquí anduvo catalogando, exaltando y hablando de la perfección estética del románico del Alto Aragón, otro paisano mío, el marqués de Lozoya. La condesa Enarsinda nos sonríe desde lo alto de un torreón. Si cruzas a lo alto del fortín por detrás de los adarves octogonales de la catedral podrás columbrar el idílico paisaje del convento de san Daniel con sus torres cilíndricas y sus galerías góticas de arcos trilobulados que ensalzan la perfección de la forma. Otra vez el octógono de la beatitud nos lanza un reto desde los adarves de la iglesia de san Nicolás y de san Pedro de Galligans. Los poetas definen a Gerona como el triunfo de la piedra y el agua en las riberas del Río Oñar, que rinde homenaje al Ter en compañía del Galligans. Tiene manera suave de arco abocinado en capitel románico. Toda esa teratología del arte daliniano explica el origen de alguien que nació a la sombra del gran Tetramorfo o bajo los auspicios de la almendra mística del Pantocrátor de Ripoll. Él se propuso a su manera desjarretar al monstruo, el de la cabeza de mono, cuerpo de arpía, cuernos de cabra, cola de león. Estos engendros deformes de una mente muy dada a la exaltación pueblan su selecta y fantástica iconografía de este pintor. Pasamos por Breda y por Viladrau, el pueblo de la botella de agua que aplaca nuestra sed de los veranos y por allí columbramos las cimas siempre canas del Pirineo. Las crestas del Canigó ya asustaban un poco a Gracián. Muy diferente el Ampurdán de la sierra al de la marina; éste se atuvo a su concepción bucanera y exploradora de la existencia. Era el que embarcaba en bergantines y palacras y se iba a hacer las Américas. Hay también un contraste entre la selva de pinos y de maleza que circunda el interior y los bellos valles idílicos del Puigcerdá que compendian el afán de los que añoran una existencia de paz bajo el lema de “et in Arcadia ego”.


Las impostas decoradas de los arcos de medio punto románico hablan de una riqueza material que viene de antiguo pero lo material y lo espiritual se dan allí la mano. En Bañolas viven los grandes millonarios de España, sin dar cuartos al pregonero. En Cataluña, con mucha diferencia que en Castilla, no suele hacerse demasiada ostentación de lo que uno tiene. Conforme a la tradición oriental. Pero, en definitiva, los bigotes de Dalí se conjugan en mi memoria con las golondrinas del Ampurdán aleteando en torno al nido pedigüeño de barro fundido con saliva o volando rasantes sobre el alcacer de los prados recién cortados. Eran escarpias a mitad de camino entre el rabo del cochinillo de san Antón y la cruz procesional. Un deseo que se agita, escondedero, de frustraciones adolescentes. De ellos estuvo enamorado García Lorca pero Dalí, cuyo rumbo sexual marca el norte de lo epiceno o abstemio. Parecía estar por encima de las cuestiones sexuales que arrastran a los mortales. Él era un genio. Era demasiado narcisista y se hartó de leer a Proust cuando le daba la gana en Ses Brises. ¿Que la tenía pequeña? Ciertas limitaciones de esta índole son las que hacen correr la pluma de los grandes poetas y cargan de color las paletas de los mejores pintores. Tenerla grande o pequeña no es más que un accidente.  Nada tiene que ver con la sustancia que es lo que importa. Además, como dicen los británicos, you cant´win them all, y eso se lo dirá usted a todas. Dalí la tenía pequeña. Pues vale.  Su genio era muy grande. Váyase lo uno por lo otro. A Porfirio Rovirosa tuvieron que hacerle los carpinteros mejicanos un braguero de especial para que le cupieran y luego padeció mucho de la próstata. Sin tan traumáticas mermas no se explica por qué el morabito de Port Lligat pintara tanto y tan bueno y es la razón tal vez que subyace en el fondo de su manía de engatusarse los bigotes haciendo que las guías apuntaran para arriba o se acaracolasen, según qué humor, empalmados como un tablón, símbolo de una erección que no acababa de rematar. Dime de lo que presumes y te diré algo de tus carencias. El síndrome monorquídico hace estragos en una sociedad donde todo se cuantifica, se mida y se pesa y existe un ábaco especial para la infamia y la vulgaridad, y un embudo por donde la verdad y la belleza no pasan. Arrobas de avilantez, tele basura, el tetamen de la tonadillera por cualquier rincón de España. Centímetros, y pulgadas, varas de medir las suyas. El fantasma del bueno de Porfirio con la regla y el espejo. Parecen colegialas, oye. Aquí lo importante es tenerla grande y gorda y con lo otro, con la crija ▬ curiosamente se interpolan los términos, y lo que debería ser masculino se dice en femenino y viceversa, para figura retórica esa-▬ y entonces ¿qué hacemos? Burro grande ande o no ande. Petulancia de herejes.


Vivimos en la cultura de la queja y del cotilleo y por eso estos mishaps o precariedades de la natura son cuestión de tanto monto. Nunca unas teclas y unas cámaras dieron para tanto. Ya digo, en el centenario que se conmemora, 12 de mayo, se han dicho y hecho bastantes tonterías. La peor de todas: convertir a este recio ampurdanés con su perenne cachava como la de Plá, siempre con su paquete de caldo de gallina los ojos esparcidos de lejanías, en bastión del independentismo de montera picona y de señera calada. Todos sabemos que no es verdad. Dalí era un españolazo total. De los del tambor del Bruch, sardana con butifarra y vino recio en su paladar. En él había un falangista como el de aquella centuria catalana que dejó su piel en Brunete y uno de los caídos creo que era pariente suyo. Así que, doña Montse, no me venga usted con chorradas.


Los ejercicios de lacrado de memoria nos llevan a improcedencias. Por ese camino, con extorsiones de la verdad, ligaduras de trompas y retortijones del Logos se camina hacia una guerra civil o a la voladura de España. Aquí se están contando muchas batallitas y cada cual narra la feria según le fue en ella ocurriendo tergiversaciones a mansalva. Mienten todos más que la gaceta y aquí están estas fotos y la entrevista que me concedió Dalí a mí que era el corresponsal en Nueva York de la Prensa del Movimiento. Y que no he vendido la pluma ni entregué la cuchara ni me rindo, ni me vendo a nadie.  Y menos a los contrabandistas de un nacionalismo trasnochado.
Constituye a ojos vista un atropello a la verdad histórica de lo cual podríamos dejar constancia y ser fedatarios todos aquellos que conocimos a Dalí en carne mortal. Y los que parlamos con él y nos sentamos sobre un velador de hotel neoyorquino cerca de un cubata y unas jarras de cerveza. Había una orquesta y un mexicano no paraba de pegar voces. Era un tipo atrabiliario y estrepitoso que no podía ver al gachupín, que se desanclaba en denuestos e insultos contra España cuando un catalán muy español y de Figueras lo mandó callar.
Haga usted el favor de bajar el gallo y no nos grite que no estamos sordos.
▬ Viva Pancho Villa. Arriba ánimas y el Guernica de Picasso. Abajo Dalí que es un fascista.
Ya salió la palabreja. Cuando alguien no está de acuerdo con tus argumentos te llama fascista.
El tipo debía de tener un colocón. Por poco sacamos las pistolas. Me hubiera gustado acallar con plomo a aquel voceras pero bastó que le enseñase los puños para que hiciera mutis por el foro semejante bocazas. Una pandilla de remamahuevos nos estaba jodiendo la democracia. Ché ¡qué bueno que viniste!
Yo no digo nada.
Viva Dalí, maestro del alma.
Pero entonces, los progres, no se me olvida, pintamonas le llamaban y sus cuadros se vendían malamente.  El artista estaba en la ruina y para colmo Gala con su cara de culebra rusa subiendo y bajando como una esfinge por las galerías circunvaladas del Guggenheim. Los efebos eran su perdición. Tratabas de hacerla un retrato y te mandaba a tomar por culo o te pedía que en vez de foto te hicieras una gallarda. Era dicaz, procaz de gestos y muy mal hablada la genial esposa rusa del genio de Port Lligat.


Lo que ocurre ahora es que Gerona, la ciudad de los sitios, ha vuelto por donde solía, enarbolando bandera del no pasarán. Es la Cataluña más provinciana, la más heroica y encumbrada en su propia altivez. Los chopos que describiera Gironella ▬ otro que murió arruinado-▬ han vuelto a florecer. Mucho hay que subir hasta la catedral por las tortuosas escalerillas de la judería. “Soldados de Salamina”, una novela  en el que reverbera el aliento de Federico Sánchez Mazas su obra de adolescencia: Las inquietudes de Shanti Andía. Sánchez Mazas era un falangista vasco. A los nacionales se los postergó desde un primer momento. No hay que pasar por alto que la cultura castellana pronto pasó a manos catalanas. Barcelona era la clave de todo cuanto se publicaba y los judíos norteamericanos y los que recalaron huyendo de Alemania abrieron editoriales en la Ciudad Condal. Gracias a todos estos trueques y artimañas los vencidos en la guerra vencieron en la paz y al revés. Franco fue tal vez demasiado generoso con Cataluña. Ese hecho tampoco se nos negará. Así que los que habiendo ganado la guerra luego perdimos la propaganda nos llevamos las manos a la cabeza. Era sólo el afán de perdón y de reconciliación el que guió a Franco en su altruismo, un altruismo que brilla por su ausencia entre los instalados por el odio, en su magnanimidad para con la otra España. Había que soldar helgaduras mentales y divisiones del corazón. Este dato por lo visto no interesa a los muñidores de la Aviesa que es como llamo yo a esta democracia. Vienen de tercería y se nos presentan con programas y lemas que datan del mioceno o del neolítico. Los mismos discursos gastados, las mismas proclamas, lo deja vu. Venga a soplar dentro del cuerno. Ese azófar de Israel es una corneta apocalíptica terminada en cuernos que acarician las barbas del rabino. Citas constantes al Antiguo Testamento pero toda la Biblia no vale lo que una vida humana. A este paso nos van a quedar ya pocos Yom Kippur. He aquí que resucitan los espectros. Las ratas oradoras se han subido a los cajones.
Lo hacen bien. Son de una obstinación admirable y para colmo vienen de Aragón. No dan su brazo a torcer ni aunque les aspen. Aunque ya digo. No hay que hacerles demasiado caso.


¿Es esto ético? ¿Es estético? Yo me pregunto y nunca hay respuesta, jolines. La obra daliniana con resabios de profecía teratológica del mundo que nos tocó vivir y que él anticipó desde su paleta que cada día más se parece a la de Goya. Esto le acreditaría como el segundo grande de la pintura española. Lo malo es que en el “Gran masturbador” no hay una intencionalidad de coyuntura como le ocurrió al “Guernica”. Lo que le sobra al malagueño de intencionalidad política le falta al ampurdanés. Dalí no puede negar que empezó por lo naif. Se ha puesto en juego el lacrado de la memoria. En esta hora occidua y equívoca, muy del gusto de los proclives al gatuperio y a la maula y de los que confluyen y confutan pro domo sua, y confunden la libertad con el tocino, han conseguido poner a Cataluña también patas arriba. Sin embargo, Cadaqués el otro día cuando fuimos de visita (hay que llegar a él por cuestas y vericuetos, lomas y pinares y sierra áspera) nos acogió con su serenidad y su hospitalidad de siempre. Vimos alzarse en uno de los montes que lo clavan el radar de alerta aérea del ministerio de Defensa. Cualquier día se plasma allí un sabotaje. Uno se empapa de Mediterráneo y descubre recónditas y misteriosas calas. Es la tierra para reencontrarse con Ulises y con el amor. Maldita política. Las barcas estaban dormidas y recién carenadas en el varadero profundo y era muy hermoso fotografiar estas embarcaciones rudimentarias que se descubren debajo del arco de un voladizo. La tierra de Dalí que da vista a las montañas pirenaicas es la que cantó Verdaguer en excelsa rima catalana y castellana y describió con acucia e intensidad de perspectiva el gran Pepe Plá. Es tierra bella, recatada en su modestia de pubilla.  Moza catalana, que destila belleza y calma, dulce abulia, amor de brasas, apegada al terruño. En ella se perciben lejanos ecos de cánticos con toda esa carga de melancolía que tiene la sardana.
La Costa Brava a la cual descubrieron antes que yo los niños ingleses a los que enseñaba castellano en Hull, las primeras vacaciones allende los acantilados de Dover y Blackpool, paella y sangría, sir, very good, nice, donde se fue mi amor que se hizo de la mujer que amaba, me recordó un cuento de Clarín que lleva por título El diablo en Semana Santa. Yo me la recorrí de cabo a rabo con los excursionistas de la Inserso. Cadaqués se acurrucaba en su cárcava. Allí todavía hay procesiones y dormía en la bella concha de plata abrazada al mar amante y amigo. La ebúrnea torre de la iglesia era una almena de vigilancia para alertar de la llegada de los piratas berberiscos. Bajo su halda se arrebujaban las casitas blancas de los pescadores. No se ven en Cataluña apenas blasones ni portaladas. La mejor ejecutoria de nobleza es el esfuerzo. Buen país, mesocrática región. El retablo barroco, como su poliantea recargada y que los turistas pueden admirar desde una luna de cristal instalada en el cancel es cosa muy de destacar.


Tendré que volver a Besalú mitra de abades, puentes y castillos, la que observa al peregrino un poco con la mirada del Padre Claret y reza en castellano dulces plegarias antiguas llenas de amor divino. Tendré que bañarme alguna vez en el mikwah al lado del río Fluvium - no puede haber rotundidad más latina de formas que en este país - y salir purificado para acometer una nueva era y bajaré hasta Olot, un pueblo de levítica alzada, que nos mira desde las cuestas con ojos perfunctorios de notario, de una gran carga literaria, donde se venera a un cristo con la cruz a cuestas y manteo azul que es la viva serenidad digna del Greco.
Te entienden lo mismo si hablas en castellano que en catalán porque los de Olot siempre fueron un poco poetas y el lenguaje de la poesía no admite separatismos, es de envergadura universal. Esta parte del mundo recuerda un poco a Asturias. Las masías son algo entre medias de la manor house inglesa y la quintana astur. No hay minifundismo. Cataluña se gobierna por la tradición del “hereu” que también define en sus novelas Bartolomé Soler. Marcos Villarí es un libro fuera de serie. ¿Por qué lo han olvidado? Siendo como es un canto a la Cataluña eterna.  Para un apasionado de la literatura como soy yo la escuela de escritores catalanes hoy casi olvidados - Plá, Tomás Salvador, el propio Soler, Vidal Cadellans - decir Barcelona es como nombrar la Meca. Todos los chicos de mi generación juntábamos palabras y emborronábamos papel con la ilusión de ganar un día el premio Nadal, porque no en vano somos el resultado de una grafomanía que no cesa, y hacíamos pinitos soñando con que algún día en la noche de Reyes nuestro nombre fuera anunciado en la cena que se celebraba en el Hotel Ritz. Todos fuimos o quisimos ser aspirantes a ganar el premio Nadal. No se consumó el sueño pero en esta vida no es lo importante llegar sino caminar y el reto y el hito siguen ahí plantados. Por eso nos duele esta manipulación del santo nombre de Cataluña, emporio de la publicación en castellano que renuncia al legado de Cervantes. Eso será como un suicidio. Pero, si creen que vamos a romper la pluma o quemar los libros, van listos. Lo van a tener muy crudo esos insensatos si quieren terminar con nuestros próceres: Lluis Santamarina, Ignacio Agustí, Carlos Sentís, Bartolomé Soler, el gran Plá, Sebastián Mariné aquel tarraconense que me enseñó todo el latín que sé, Corominas o el P. Claret con cuyos hijos aprendí. He cantado el “Virolay” y me emocioné en Montserrat en la celda donde Iñaqui escribió sus ejercicios. ¡Viva la Murenetta!
Por eso, siempre nos quedará Gerona; y volveremos a Gerona la escarpada, de numantina mirada deshojándose a sí misma perpetuamente en el espejo de las aguas del Oñar como la vio Gironella. Los compañeros de Campanys resurrecto se enfundan la barretina como una carmañola. Esta mañana he rezado ante el Cristo de Dalí para que Él que todo lo puede conjure el peligro del separatismo. ¿De donde ha salido ese Puigdemony?
Gerona es el emblema de toda resistencia. Gerona siempre resiste todo asedio, incluso el de las fuerzas que pretenden liquidar a España. Desafió al agareno, plantó cara al francés de cuya rapiña saben harto los catalanes de buena fe. Galdós: Episodios Nacionales son el alma de Gerona. Al acercarse a los muros de su castillo se siente como un latigazo de patriotismo porque a España se la puede amar también parlando catalán.
Todo arranca del scriptorium de Ripoll. Nuestra vocación de escritores viene de que soñábamos con ser amanuenses o transcriptores volcando palo seco y neumas en los cantorales y en los códigos miniados. Si al mundo no lo caligrafías de antemano, no existe.  Esta Nuncupatio o prurito nominativo [el nombre siempre antecede a la cosa y el vocablo al concepto] nos hizo grandes a los soñadores. El futuro pertenece a los poetas que portan en todo tiempo el fuego sagrado de la llama del saber. Se nos aparecerá alguna noche ese abad Oliva, roturador de campos, la lira en una mano, la esteva y el azadón en la otra, y nos dirá lo que tengamos que hacer:
Canta y guarda silencio


No olvidemos que el sile et psalle era el lema de los benedictinos y el abad Oliva está también en el alma de Cataluña. Y en Gerona se siente la presencia, soterrada, del general Álvarez de Castro. A dios rogando y con el mazo dando. Somos mitad y mitad: monjes y soldados. Toda esa grandeza se encierra en la ciudad de Dalí y del descatalogado Gironella con su monumental prosa. Lo exprimieron, lo sacó el jugo y lo arrojaron de sí. Dijeron tuvo su época, éste para que lo queremos ya y es así como uno de los autores que más dinero ganó en España logrando algo tan difícil por estos pagos como es vivir de la literatura moriría en la pobreza. Pagó la culpa y hasta eso no le fue perdonado: escribir en castellano... Gironella en el foso del olvido y un Dalí resurrecto y manipulado y al que pintan como nunca fue. Pero aquí todos a callar. Bono ha hecho conserjes a los que Franco nombró capitanes o les dio las dos estrellas de teniente.  Tampoco es para echar en saco roto que fue precisamente Franco el que restauró la gran biblioteca de Montserrat, aunque para su desgracia, traidores y corifeos de la felonía, desde sus estrados partió el grito de rebelión:
Volem bisbes catalans.
Para ustedes la perra gorda. Pero no llevan razón. Aviso y el que avisa no es traidor.

Capítulo 5  




 

ILIBERIS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA

 

Por mucho que les laven la cara, nadie podrá arrebatarles a esa gente que siempre llegaba de Berbería, con nocturnidad y alevosía, el título de piratas. Se me vienen al pensamiento las palabras siguientes que recuerdan antiguos horrores y suplicios a mis antepasados: redención de cautivos, alfaqueque, baños de Argel. Y por supuesto los versos de aquel fraile mirobrigense que ahorcó los hábitos para seguir a una alemana e ir a defender la cruz del emperador asolada por los sarracenos en Praga.
Ribaldo eres amor
En perfidias el turco
No se te alcanza.



El soldado de España, autor de estos versos, y que quebró en Viena algunas de sus lanzas, las de hierro y las de sus amores, se llamaba Cristóbal de Castillejo y es un poeta al que a todos les recomiendo para leer estas pascuas.
Razón de más para volver a Granada. Clarines de anúteba. Clamor de campanas. El enemigo está poniendo sitio a la plaza. Este gobierno de Ankara, tan diserto, tan aseado y políticamente correcto, pro occidental nos dice, es uno de los que con más tesón se ha movido junto con Marruecos para conseguir la islamización de la Ciudad a orillas del Darro y del Genil. Nos están vendiendo la burra mal capada. Nos ponen la historia del revés.
 Es evidente que lo que nos tratan de demostrar era que doña Isabel de Trastamara que quería entrar en Constantinopla y en Jerusalén con sus milicias de la Fe era una iluminada. Eso de las cruzadas no era más que una patraña. De lo que se trata es no ya meramente de descatequizar a España sino de conseguir la islamización de Europa. Así de crudo. Así de total. Razón de más para volver a Granada aunque este regreso no pueda ser físico. Más bien sentimental. Cuando nuestra vida, nuestra hacienda, está amenazada, hay que tomar báculo de camino, echarse el morral y la cantimplora a la espalda, hacerse en las cáligas o en las abarcas que heredé de mi abuelo una buena lazada. Calarse las antiparras y repasar nuevamente el libro que yacía en el polvo del armario, y que se llama “Guía de Perplejos”. Bambi feroz deambula por el bosque y yo con estos pelos.
Como aquí nada es lo que parece y todo anda dado la vuelta, no es un gamo. Tampoco un alce ni un sarrio ni ninguna otra clase de venado. Nos metemos ya en los ámbitos de la alegoría. El mundo se ha vuelto tan paradójico que la actualidad semeja a uno de esos capiteles historiados del románico. Desde el capialzado de las arquivoltas nos hablan las harpías, se montan unos a otros los marimachos cuerpo de león y pico de corneja, tocan la campanilla mientras se zampan racimos de uvas dos campesinos borrachos con aire de santibamquis en cogulla. Son los famosos hocuspocus que ambientaban la entrada de las catedrales con juegos de manos. Allí estaban la última vez que fui a venerar la tumba de los Reyes Católicos. Seres fantásticos Ciertamente, que Cristo reina y reinará siempre en la mandorla del Pantocrátor. Mas, rodeado de monstruos, su trabajo le cuesta. Un teatino- es imagen que tengo yo grabada desde que la vi esculpida en una misericordia del coro de la catedral de Zamora- ha bajado a los infiernos y predica a los diablos, que tienen todos cara de burro y se muestran de una euforia que no hace pensar en un templo cristiano sino en las sinagogas de Satán, donde la gente se mueve mucho y parlotea más, hace que reza y no reza y se arrasca luego por detrás o habla de sus ganancias y de la combleza que les salió en la ciudad.



 Allí se trata un poco a cachondeo a la deidad entre salmos sin gloria patri y mucho meneo y rumbo de filacterias. A esos oradores no perderles de vista. Escupieron para arriba y fueron a refugiarse a la corte del Gran Turco y del Alauita. Jurarían que un día vendrán, pueblo duro de cerviz, empuñando con la siniestra un tomo del Corán, y con la dextera el pomo de la espada. El trapo verde insignia del Profeta con el que quieren entrar bajo palio en Granada les servirá de mortaja. El mundo ya no es mundo sino una aldea global y estos trinos andan en boca de los pundits del aduar mediático. ¡Joder con la tarjeta de felicitación de Navidad!
Sin embargo, yo pienso que eso de escupir para arriba puede ser peligroso. Su propio gapo les aterrizará en la cabeza. Estas alianzas con el mahometano casi siempre salen mal. Luego les cortarán la cabeza y tendrán que apostatar como hicieron con Maimonides. Creo que a vuela pluma he explicado ese concepto de las sinagogas de Satán; tales conventículos nada tienen que ver con las sinagogas del amor donde resuenan los cantos de David. En ellas predicó Cristo Jesús el Mesías.  Ya va siendo hora de separar a los corderos de los cabritos, de trazar una divisoria entre préditos y bienaventurados.
Derechos de autor
Vuelvo a Granada, vuelvo a mi hogar. Gracias, Miguel Ríos por prestarme ese estribillo. No me hagas pagar derechos de autor que estoy sin blanca. No soy más que un pobretón escritor de Internet, amante de los profetas y de sus enseñanzas y que canta las verdades al Lucero de Alba. Puede que me vuelvan a crucificar, ya ves tú, pero no pasa nada. Nunca pasa nada y si pasa- lo que decía José Antonio- ¿qué importa?
 Le crecieron zarpas al cervatillo y le han salido en la maula unos colmillos de gato pardo o que para sí los quisiera el león. El león se aparea con el cordero y se están convirtiendo los arados en lanzas. Discursos de Isaías al revés. A esta gentuza siempre le gustó darle la vuelta a la historia, sacar los ríos de madre, profanar los altares, jugar con los símbolos y retorcer los cojones del personal atacando lo más vivo de sus creencias. Por una cosa así ya mandaron crucificar al cordero inocente, y a otros muchos más, Un poco apocalíptico ¿No?


Vendrá a separar los corderos de los cabritos pero se cachondean ahora de sus amenazas, raza de víboras, pregonadora de que Ese Hombre no existió. Bueno pues yo pienso con el Credo de Nicea que escribió precisamente un andaluz que vendrá a juzgar a vivos y muertos. Es su táctica estos últimos años amargarnos las pascuas o mandarnos por el imeil Christmas envenenado. Por nochebuena dieron mulé a Ceaucescu y Rumania se alzó en armas el año 89 y otra navidad al Cara de Piña le echaron mano y bombardearon Panamá. La Collares, esa prenda mal hablada que pronuncia la palabra cojones en inglés con bastante garbo, ordenó con la aquiescencia del sobrino de don Salvador bombardear Belgrado, una de las tres cunas de la ortodoxia, un Viernes Santo. No caían, precisamente, margaritas sobre los templos con cúpulas de cebolla sino obuses de mucho calibre, llenos de radiactividad y carga de muerte y enfermedad, desde las panzas sofisticadas de los F-15. Son doctores de le hermenéutica que se atienen al abraxas de los símbolos y actúan siempre con segundas. Para muestra un botón. Aquel bombardeo nos puso en antecedentes de lo que iba a ocurrir después. Se había firmado en perjuicio de Europa y la cristiandad la alianza con el otomano. Eso no hay quien lo mueva. Nos avisaron y el que avisa no es traidor pero aquí estamos todos templando gaitas. Metiendo todos la cabeza bajo el ala y a cobrar sospechando del hermano, pleiteando con el vecino [cómo es posible que las familias se lleven, Dios santo, tan mal] y cada uno a su bodigo, cada mochuelo a su olivo y cada pobre a su pajar. Ahora las pagaremos todas juntas. Fomentaron las rencillas entre hermanos. Pusieron pueblo contra pueblo. Aldea contra aldea y ciudad contra ciudad. 
¿Es el Sacromonte la espina dorsal de mi patria? ¿La quiroteca donde se guardan los huesos más santos de la España sagrada, el tarro de las esencias por decirlo así? Ha sido nuestra cuna profanada. Pavanas de la muerte danzan bayaderas negras. Pisotean nuestras reliquias. Al fondo estallan carcajadas. Nadie dice la más mínima no ser que sea políticamente incorrecto y se enemisten con el Amo que desperdigó por la faz de la tierra toda una hueste de cajeros automáticos y de contadores espías. Las bacantes tienen por virgen a una tal Herodías por cuya causa maligna se cometió un asesinato. Descabezaron al santo de Israel y el santuario profanaron.
Leo casi con desgana a Hurtado de Mendoza en sus anales perfectos que se llaman “Historia de la rebelión y castigo de los moriscos”. España aquella vez derrotó al terrorismo islámico del que algunos escritores que reciben un sobre bajo cuerda de los jeques y se van a vivir a los palacios de Medina Azahara hacen apología del terrorismo en sus quinta columnas enigmáticas. ¡Cuanta furia traen los papeles! ¡Cuánta infamia! Go digital, baby
Chavicos.



No era sin embargo una forma de bajarse al moro. Todo lo contrario. Era volver a las raíces perennes. Precisamente fue en Iliberis o en Iliberris y luego Elvira que comenzó la larga andadura de la cristiandad en la nación española. Allí fundó uno de los Siete Varones Apostólicos, San Cecilio, la primera diócesis. ¿En Iliberi o en la vecina Acci a la que los árabes renombraron por Wadix el Guadix actual y también obispado venerable e importante seminario hoy sin seminaristas? Allí aprendió las primeras letras uno de los grandes impulsores del periodismo español: Juan Aparicio y maestro de tantos y tan buenos profesionales. ¿Don Juan era de Murtas? ¿De Castiñeiras? ¿De Trevelez, el pueblo más alto de toda la Iberia, buen jamón para pasárselo por el pico a los que abominan del jalufo, que será impuro el animal pero están buenos hasta los andares? ¿O de Lanjarón? Sobre las haldas de los escarpados montes que hacen pensar en las laderas de un nacimiento de chocolate.  Va a nacer el Niño y yo no tengo que llevarle. Pero voy pa Granada en busca de las nochebuenas del recuerdo que quedaron colgadas de las crestas penibéticas, verdadero lomo del mundo. Alto faro de la España Sagrada.
 ¿Cómo renunciar a nuestras creencias seculares y columpiarnos de las lianas de la apostasía? Granada es baluarte de mi fe. Por eso hoy Nochebuena de 2004 me pregunto si no vendrá de esa querida tierra que recuerda al paraíso terrenal  si no vendrá de Granada este dulce sentir. Es la llamada del Portal. Vamos pastores vamos.  No puedo menos de evocar aquí a don Juan con su cara de luna con su  mayestática verticalidad. Sin embargo, está a punto de nacer el niño y yo no tengo que llevarle. En mi ruta me cruzo con cuadrillas de gallegos que vuelven de segar y cohortes de cortadores de cabezas. El Amazonas está en Madrid. Todos los cortadores de cabezas han aterrizado en ésta en vuelo desde los Andes. El alcalde Gallardón les abrió la puerta. Ladrones y carteristas rumanos por todas partes. Cuatreros de automóviles que llegaron de allende el telón de acero. Vamos, pastores, llevemos requesón y miel al Portal de Internet huyendo de la barbarie. Allí el Amor yace reclinado entre pajas. Nos bendice desde el pesebre de una página Web.
Mas como soy perro chico y hombre despreciable ya no tengo quien me sueñe, ni me cose ni me lave. Tampoco tengo nadie que me publique a no ser el bueno de Navas. El furor uterino relincha en las esquinas entre los ollares de las yeguas del recuerdo que hembras al fin y al cabo se dedican a pisotear los cuadernos de las antiguas partituras en cuyos neumas antiguos se guardaban los secretos de los antiguos cantos. Ahora no valgo un chavico. Ya valdré más. Y tú no ates moscas por el rabo. Satanás, a ver si te callas. Pronto sonará el grito de vayámosle a enforzar.
En una ocasión le vimos llegar, la poderosa testa de patricio romano, la voz clara, el pensamiento jonsista y fundador, el aire cansado de bregar por los caminos de cabra de la política, y por arduas sendas  de la Alpujarra, con su cachava y su oronda humanidad a la redacción de SP que estaba instalado en el suburbio de los traperos, un garaje allá donde la barriada de Estrecho perdía su honesto nombre, en la calle de Santiago Cordero; fue todo uno quitarse el sombrero de felpa, enjugarse el rostro con un pañuelo de hierbas, y decir:


—Vengo de mi Penibética.
Detrás de este barrio trapero había unos descampados solemnes e intransitados del amor, un poco como el pícaro Cerro la Plata, lado norte, donde tusonas misericordiosas te echaban una firma y te hacían un favor a duro el cuarto de hora. Las putas y los periodistas y los curas preconciliares siempre vivíamos contiguo según la tradición del medievo. En residencias pared de por medio. Entonces las chicas eran de pago y no había tanta violencia de género. Ahora ya no. Ahora cada oveja con su pareja. El perfil de los tiempos es más recio. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el verde para pitos, ni el alcacer para zampoñas. Solía decirse.
Escritor siempre de luto
Creo que fue Martínez Mena, un señor que siempre vestía de negro, por sus lutos constantes -se le había muerto la suegra y acababa de enterrar a su padre y a su madre- y que escribía unos cuentos y unas novelas que ahora se dejan leer con delectación melancólica, el que le trajo una gaseosa del bar del Tino y el escritor, el periodista, que había venido a ver qué hacía Rodrigo Royo con todos aquellos chicos con ganas de meter caña - una juventud venía pidiendo paso y Juan Aparicio era un chaval de 75 años- bebió con delectación toda una jícara. Sed de justicia social. Ansias de España que siempre acaba matando a sus profetas y dando la espalda a sus verdaderos hijos que depositan en ella su corazón. ¿Cómo aventar el polvo de nuestras perfidias iconoclastas y sacudirnos las alpargatas en el camino?


No es que don Juan hubiese hecho todo el itinerario desde la Sierra Nevada nativa per pedes Apostolorum sino que le había rendido su caminata desde el metro hasta aquel cuchitril entrañable y en aquellos tiempos con los ardores de julio mesenterio (entonces hacía mucho más calor en Madrid y los veranos eran veranos). Estaba jadeante y creo que Juan Santiso le hizo una foto y yo una de mis primeras interviús nada menos que a don Juan Aparicio una institución en las letras hispanas y sin embargo hombre sencillo el fundador del “Español” que no se cansó de repartir juego y trabajo abriendo tantas sendas y perspectivas a los que empezábamos. Era hombre que congregaba en vez de disgregar. Ya quedan pocos periodistas así con un sentido de corporativo amor al cuerpo. ¿Vendría de Granada aquel lejano sentir? Yo jamás la vi. Ha sido un poco mi condena, como dijo el poeta, de ser ciego en Granada. Pero de García Lorca no nos vamos a poner a hablar aquí. Me machacaron ese nombre desde niño sobre las orejas y tengo los tímpanos destrozados de tanto oírlo. Más tarde he llegado a descubrir que no es tan buen poeta como dijeron.  Que nos lo pudieron en los cuernos de la luna. Más que un escritor, dramaturgo bastante bueno que sobresalía del montón, era la bandera de un ajuste de cuentas. Cuando el Arte se confunde con la Política es como esa razón que cría monstruos. Estos odios nos conducirán de nuevo a los aguafuertes de Goya. Juan Aparicio fue en un mi vida como en la de otros muchos que empezamos mucho más significativo.
El granadino perdonó mi bisoñez y mi nerviosismo y me dio uno de esos sabios consejos que se olvidan difícilmente:
Mire, joven, el periodista es mitad tesón, mitad olfato y una quinta parte de mala leche. A la noticia hay que darles siempre la vuelta como a las tortillas. Siempre escriba un poco al refez y al desgaire y como quien no quiere la cosa. Creo que siempre tuve buen olfato pero me faltó la mala hostia. La candidez de paloma- ese creer en que to er mundo e güeno- creo que fue mi perdición. Pero no crean también poseo mis propios recursos y estoy vacunado contra esas miasmas. No soy un iluso.
Don Juan era accitano y se desmarcaba ya en aquellos tiempos por su buen decir y su elegante prosa cuajada de archipámpanos y de citas al quiebro. Nos enseñó a capear los cuernos del morlaco de la censura. Hoy ya no se escribe de esa manera y los censores hogaño comparados con los pastueños mansos de entonces son miuras astifinos que casi ni se pueden torear. ¿Qué fue de aquella vieja libertad? ¿De aquel compañerismo? Los profesionales de entonces se han convertido en amanuenses a sueldo del Gran Hermano. Es un señor en el curul potestativo sentado y no os dejará pasar ni una. Gobierna gracias a un invento muy suyo que es el terror y esparce el humo de la confusión para no dejar pistas. Si le cantas las verdades, dices que eres un instigador del odio, y esparcidor de la cizaña xenófoba. Hay temas que no se les puede ni tocar. Son sus comodines. ¡Ay de ti si le pisas su parva! Con los tontos hace gavilla y la ignorancia es su caldo de cultivo particular.
Miedo
 No se le ve. Hoy hay miedo. No existe apenas sentido del humor y en las redacciones había un perenne cachondeo. Frente al envaramiento actual éramos como más fraternos. Pocos pájaros hogaño quedan en los nidos de antaño.


Se trata de explicar el mundo de una forma demasiada simple y escueta a lo norteamericano cuando la vida tiene tantos recovecos y es tan compleja. Siempre me ha aburrido ese estilo anglosajón. Por ejemplo, el NYT sin el que no podía vivir mi admirado Manolo Blanco Tobío- tenía que tener un ejemplar de ese diario junto a la taza de su desayuno- es de un estilo ramplón y pedestre. Estilo periodístico convertido en prosa curial. Con las galeradas de la mentira se hacen pajaritas de papel y galernas que se transforman en tempestades en lejanos puntos. Hay que vender armas. Muñir revoluciones.
Lo objetivo nos esclaviza. Lo subjetivo nos hará libres. Yo prefiero el candor de las parábolas evangélicas a lo abstruso del pensamiento de Kundera. Y candorosa y evangélica es aquella Penibética que traía don Juan en su semblante paternalista. No se quitaba la camisa vieja pero la de don Juan no era azul sino negra. Cuando yo le conocí ya iba camino de la edad provecta pero seguía conservando aquella voz clara que parecía brotar de los manantiales de Lanjarón y era tan cristalina como su pensamiento. ¿Vendrá de Granada este dulce sentir? Cerca de la puerta de Elvira estuvo el hontanar de nuestra civilización.
Otros aseveran que la piedra fundacional, la roca del nuevo Israel sobre las raíces de la cepa ibera fue colocada en Ávila cerca de Mingorría por el obispo san Segundo que fuera discípulo de san Pablo. Nos cuadran nombres vascos. ¿Toda España fue Vasconia en la remota antigüedad o fue la cosa al revés? ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Yo jamás la vi. Al volver a Granada no nos bajamos, por tanto, al moro sino al cristiano. Al conquistar esta plaza los Reyes Católicos después de 777 años recuperaron el talante de nuestros ancestros. Una forma de ser. Es el espíritu ibero que cabalga entre la niebla de los años perdidos desde la Puerta de Elvira hasta la de Bibarrambla. Y allí habló un alfaquí de barba florida y cana. Me vienen pujos del romancero al evocar aquellos versos que yo escribí recorriendo los claustros de Oxford.  Iliberri con su poder evocativo forma parte de la España sagrada. Volver a Granada por tanto significaba algo más que la letra de una canción de Miguel Ríos que nosotros empezamos a canturrear desde el corazón. Todo es como un gran popurrí, una bella jarcha a ese laberinto español, esa empanada mental que llevamos dentro. Al que amamos y al que ay también maldecimos pues lo desconocemos. En el pináculo del Mulhacén se encuentra nuestra aula mater. Montañas nevadas, banderas al viento sí, y una ilusión en el pecho. Soy cristiano y no me arrepiento de proclamar esta fe vieja. Lo sé. I am the odd man out, pero siempre me gusto ir contra corriente.

El adopcionismo y los Beatos


Conviene tener presente que Granada es incluso anterior al catolicismo romano y a los cánones puesto que la fe en Cristo llegó a España por el sur, no por el norte y lo trajeron patriarcas bizantinos y los varones apostólicos estrictamente judíos. De ahí esa tendencia que tuvo esta religión entre nosotros a la herejía (Prisciliano, los donatistas, los arrianos, el adopcionismo típicamente hispano) pero ya lo decía san Pablo: “Opportet haeresses esse”. Sin herejías no vamos a ningún lado. Del alma contestataria de España surgieron muchos gigantes. Iliberri, nombre vascongado, quiere decir libre y de accitanos y de libertarios aquí todos tenemos algo. Nos derrochó la noche y somos hijos del sol.  Córdoba áurea y senequista que nada tiene que ver con esos licurgos y zoilos, perros de muchos collares, que se amariconan y sodomizan entre sí, cálamo currente, chorreando sangre y lefa, no me habléis de cuestiones tan aljamiadas. Yo pienso en san Leandro y en san Eulogio y por supuesto en la sangre virgen de Pelayito de Tuy, el hijo de aquel obispo que no quiso renegar. Profanaron su cuerpo. Le hicieron cuartos y lo arrojaron al Guadalquivir.  Crudérrimos califas a los que ahora les dan bombo y pasan de tolerantes. ¡Qué va! Son cosas del nuevo talento y el talante. ¿Quién no teme al Bambi feroz? Manguemos de nuevo los astiles y paguemos al ulema su soldada. Tengamos apresto el mangual, por si acaso. Hubo una época de oro en la historia de la iglesia, la de los mártires. En aquel tiempo los perfectos de media cristiandad miraban a esta ciudad como puerta del cielo y hacia ella se acercaban peregrinando a tierra de moros en busca del martirio seguro. Esa creencia, una constante en la alta y baja edad media, llega hasta los años de Teresa de Ahumada. Ella se escapó del hogar en compañía de su hermano Rodrigo a tierra de moros. Iban buscando la rueda de Santa Catalina con sus cangilones de oro que portan los ángeles y en cuyos giros y evoluciones de convólvulo abren la puerta del paraíso. ¡Qué envidia me dan! Hoy ya nadie quiere derramar la sangre por el Salvador. El cielo de Andalucía está empedrado de cornelinas. Todas las gemas del cielo brillan con luz propia. Son los cuerpos de los mártires que rutilan transformados en luceros. Han colocado cipos en la Ruta de la Plata la que nos conducirá a Iliberis por las strata con sus puentes, sus piedras cinerarias, los templos y edículos del camino con el óbolo a los dioses, los pozos de mi sed, el polvo de las cunetas cubriendo las cáligas y crépidas de los legionarios romanos. Curiosamente los “ferentarios” o fuerzas de choque de estas divisiones no hicieron la guerra con bota sino en alpargatas. Detrás de sus estandartes caminamos. La cohorte avanza detrás de los équites de Germania. En los macutos de estos mílites que provenían de Dacia y de Constantinopla vino la cruz de Cristo.


Fueron encontrados anillos signatarios de los centuriones en los que se esculpía el “ixthios” o pez eucarístico. Pero también las excavaciones atestiguan que el proceso de romanización y de cristianización fue lento. La moneda en el interior de algunas calaveras confirma la creencia de que Roma enterraba a sus difuntos metiendo una moneda al muerto entre los dientes para pagar la soldada al barquero que nos pasará a la otra orilla, esto es, a Queronte.  Y a los pies de la sepultura queda siempre un ánfora sepulcral, alguna figurilla de Baco con un odre de vino a mano, las efigies de Venus, algún sátiro. Incierto más allá, pero Roma creía en la vida después de la muerte a través del amor a sus difuntos. El Lacio sentía henchírsele el corazón de vida eterna. Construía siempre no de cara a la galería como algunos arquitectos pelanas sino pensando en la eternidad. Ciertamente, es cosa de admirar esta “cupiditas aedificandi” de los “structores” de Roma.
Prédicas
 Eso hizo más fácil las prédicas en España de San Pablo y de los Varones Apostólicos. La taxonomía evangélica fue calando poco a poco. Proceso de ósmosis ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Soy cristiano pero esta fe no presupone a mi fe contra las deidades antiguas de mi tierra ancestral. Antes bien, las complementa. Creencias y supersticiones las arrastro, pues, como todo español, en la masa de mi sangre. Hay lugares mágicos, centros que salvan y ciudades como Granada donde uno se encuentra bien. Además reconquistarla costó mucha sangre. Pingan de las almenas y matacanes los estandartes del valor. Y yo necesito mis tégulas, mis idolillos y mis rosarios para ir tirando. Me parece una aberración la idiosincrasia de un Dios a palo seco en las alturas que te habla desde una nube o desde una zarza incandescente.  Estos dioses míos, mis santos del día los españoles tendríamos que canonizar a ese santo y sabio abad que fue fray Justo Pérez de Urbel que nos regaló con sus menologios, sus leyendas áureas, y que cada día tenga su patrono, no dejen, cuando me vaya, de pagar el gallo que le debo a Esculapio ni de ponerle perejil a san Pancracio para que nos toque la lotería que me libran de capillas sin altares y días a palo seco. Aquí no somos jansenistas. Llevamos mucho cascajo romano metidas en las sandalias, como chinas en el zapato. Somos masoquistas hechos del barro. Nada humano me es ajeno y de vez en cuando es necesario que haya herejes. Los desvíos ayudan a encontrar de nuevo el camino. La lectura de las epístolas de san Pablo no me hará apostatar como a Lutero sino que me conducen a Granada. Opportet haereses esse. Conviene que haya herejías pero no me den telepredicadores norteamericanos que es lo que más aborrezco en este mundo. Que alguien alce el gallo y lleve la contraria. Un mundo monocorde es muy aburrido. La historia de la Iglesia no es pensamiento único. Esa es una de las mayores grandezas. Los monolitos me asustan. Cosas de un solo bloque como la piedra de la Kaaba son profanaciones dogmáticas de la solemne libertad.


Nos gusta construir casas y afirmar esquinas. Ese legado romano pervive también en la raza o si no fíjense en que ahora aquí y ahora todo está montado sobre este andamiaje de ladrillos y adobes. Edificadores somos piedra a piedra de la casa del señor. Cristo es el gran aparejador. Queremos se conserven las diócesis de la Penibética, la Tarraconense y la Lusitana y que no vuelvan las coras (división territorial muzlamita). Nos llamarán rumíes, nos llevarán a las hijas al harén, retajarán nuestros cuerpos pero nunca nuestras almas. Esta es la historia de una vieja lucha con improntas en la historia de recuerdos trágicos. ¿Por qué volver de nuevo a empezar? Murallas de Paparanda, guaridas de libertad, lejos estáis de mí. Lo primero que hicieron los conquistadores tras Guadalete fue cambiar los nombres de las calles y cambiar las toponimias. Iliberis se convirtió en Elvira y más tarde en Medina Hadira. Granada. Poco a poco se fue degradando por estadios: urbs, civitas, populus, mansio a orillas del Darro y el Genil. En el Sacromonte se encuentran las cenizas de nuestros santos. De los que dieron testimonio. Hay citas de esto en el códice Ihata escurialense que incluyen los nombres de los primeros obispos de Iliberis después de san Cecilio del que se dice que era ciego y que curó su ceguera cuando Cristo le impuso las manos. Pero ya les iré contando más cosas de este reino apasionante.  Basta por hoy. Acepten sinceramente esta carta de Navidad de quien todo el empeño, el mejor talante, les desea parabienes en la nochebuena y unas Felices Pascuas. Seguiremos con el tema otro día.

  


Capítulo 6  


CÓRDOBA LA SULTANA.

  
Los episcopologios de Iliberri e Hispalis atestiguan que san Cecilio fue la primera mitra de esta sede, fundada supuestamente por el propio san Pablo. Una leyenda muy bonita cuenta que éste era un mudo que siguió los pasos del Señor cuando predicaba por los caminos de Galilea. Jesús le curó de su enfermedad en uno de sus muchos milagros, lo mismo que su hermano Tesifón, otro de los varones apostólicos, que era ciego. A ambos les ordenó sus discípulos en la segunda leva de los 72 que hablan los Hechos y acompañaron a Santiago en su primer viaje a Hispania donde estaba Iliberis, la ciudad sagrada por excelencia de los iberos.


Allí consiguieron la renuncia de sus moradores a los ídolos. El Códice Emilianense del Escorial cita como sucesores en el obispado de Cecilio a Gaponio, Batonio, Ascanio, Leubesindo, Eucario, Aganio, Trectemundo, Arginamdonio. Todos estos nombres cubren esa larga azeuxis o hiato cronológico de los primeros siglos del cristianismo que median entre el siglo segundo y el octavo. Iliberris tuvo fuertes relaciones con la silla de Gerona y la de Tarragona, así como con Toledo e Hispalis. La historia tuvo sus días y sus fueros y en este tiempo todo está bastante confuso. Las sedes episcopales eran independientes o iglesias autocefalas. La primacía no la ostentaba Roma sino Bizancio y los patriarcados de Antioquía y Alejandría. Los concilios para ajustar las normas de la fe y la conducta eran frecuentes y a uno de ellos, el de Nicea, Hispalis envió al presbítero Osio, un poeta. Una composición suya se adoptó como Símbolo de nuestra religión y es el Credo que los cristianos después de casi diecisiete siglos. Nuestra religión se abrió paso en medio de grandes debates. Aquí el arrianismo por ejemplo caló hondo y picó alto pero Isidoro se convierte en campeón de la ortodoxia con sus “Etimologías”. Eulogio de Córdoba y san Leandro cierran filas entorno a él. Una reflexión sobre las ponencias en los diferentes concilios de Toledo, Tarragona, Sevilla y Zaragoza, Sevilla y Elvira, en uno de los cuales se adoptó la norma del celibato para los clérigos nos da la clave de por qué hubo aquí tantísimo debate. Es bueno que surjan herejías y aquí a los españoles de la España Sagrada nos gustó siempre discutir pero llegó el Bambi Feroz y se acabó la tertulia. Pasa siempre. Los dulces trenos y las bellas palabras del coloquio concluyen bajo la cimitarra de Almanzor o el mangual de don Pelayo. La letra con sangre entra. No nos engañemos. No hay más cáscaras. No vine a traer la paz sino la guerra. Tengo que luchar en este día a día de la vulgaridad contra muchas simplezas y puerilidades. El personal se descuelga con salidas de pata de banco. Para consolarme vuelvo a la Vida de los Santos. A san Leucesquinto tomemos por caso. Fue un diácono que fue martirizado en Anfitrio, la antigua Hita, en tiempos del emperador Domiciano. A este testigo de la fe se le cita en los anales del concilio de Elvira el año 305. Era costumbre en la ortodoxia. Y de ello habla el griego Kazankakis. La hueste cristiana cuando el turco llegó de Anatolia iba de un lado para otro con las reliquias de sus santos a cuestas.

Córdoba y el símbolo de la fe



¡Viva Osio, columna y sostén de la iglesia! Otro santo importante entre los mozárabes que redactaron la profesión o “confessio” nicena para llamar herejes a los arrianos que no creían en 

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