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viernes, 11 de mayo de 2018

EL FUERO DE PAÑAFIEL EL CRISTIANISMO COMO ELEMENTO INTEGRADOR DE LA CULTURA ESPAÑOLA SIN RECHAZAR AL ISLAM

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EL FUERO DE PEÑAFIEL. EL CISTER Y LAS TRES CULTURAS (I)

Antonio Parra

El Fuero de Peñafiel o Penna Fidelis consuma un proceso de repoblación de la meseta septentrional que siempre nos ha llamado la atención por lo que representa un adelanto de mejora y legislación de los “omes buenos” y de un intento por el avance de las relaciones intercomunales. Curiosamente esta zona en el antemural de la sierra norte de Segovia fue repoblada con musulmanes traídos por Alfonso VII el  Emperador tras la batalla de Jaén, algunos se convierten al cristianismo pero la mayoría sigue practicando su religión y sus costumbres a escondidas. Algunas costumbres moriscas las observé yo cuando niño sobre todo en las mujeres viejas que se sentaban ante los hacheros de sus difuntos no arrodilladas sino sentadas en tierra como hacen los árabes. Una aldaba con una mano también había en casi todas las puertas. La mano de Alá. Ocupan la escala inferior de la pirámide social. Son los alarifes de Olombrada  y Fuentepiñel (muchos barros y poca miel) los talladores de piedra y canteros de Campaspero que conviven con la población goda la vascongada y la gascona de Valtiendas y Valdezate o los crestas de los tres Castros Fuentidueña, Castrojimeno y Castrorracín (en este último lugar parece que fueron importante los colonos de extracción islámica como su propio nombre indica) pero en Lo vingos son visigodos de pura cepa. En Torradrada  las cabras y los arevacos y en Fuentesoto cagaberros que llaman vuelve a predominar el elemento semita, lo mismo que el pueblo, navas abajo, de Pecharromán pero la extracción étnica era muy diversa de los de Tejares donde debieron de haber bastantes familias judías. Total que somos un salpicón de razas y un cruce de civilizaciones. El elemento integrador de todas fue el cristianismo. De lo contrario hubiéramos estado a palos. Y así y todo por unas suertes, por un majuelo, por una fuente o por un almendro siempre saltó la chispa intervecinal. Estos son los orígenes remotos pero casi es peor ahora con tanta civilización. Quizás necesitemos un nuevo Fuero de Peñafiel. Otro de Sepúlveda y otro de Arévalo o de Toro y más Cartas Pueblas para acoger a la población inmigrante. ¿No resucitará Alfonso X el Sabio para que nos cante unas cantigas y dejemos todos de andar a la greña, recelando del otro o haciéndonos la puñeta? Uy Dios. En esta zona es frecuente encontrarse con individuos del fenotipo árabe puerta con puerta con pelirrojos y rubios de ojos azules. En Sacramenta y en Sepúlveda parece ser que hubo juderías importantes que vivían en barrios separados. Uno de los primeros condes castellano era Fernando ibn Almansur (Fernando Ansurez) conde de Monzón que se bautizó en la mocedad y  señor de estos territorios que por un privilegio rodado que se conserva en el Archivo Histórico pasaron a ser propiedad por granjería de Alfonso III de León a Gonzalo Tellez al que otorga el monasterio de Sancta Maria de Cardaba cum adjacentis et edificis el año 912 el castillo de Peñafiel y el de fuerte de Sacramenia que como su propio nombre indica debió de ser fundación romana. Murallas sagradas. De ellas apenas nada se conserva. Sólo un farallón de lo que fue la iglesia románica de San Miguel perteneciente a los templarios. En 1136 Alfonso VII llamó a los cistercienses franceses – y de ellos hablaremos otro día- cuando ya quedaba muy poco del antiguo cenobio pues en estas tierras de somos pelados y de apartados valles escondidos que cruza el Duratón debió de desarrollarse una importante vida monástica. Se trataba de ermitaños que vivía en cuevas apartados del mundo. Este eremitismo troglodita tiene que ver con el sistema de fundos que trajeron los cistercienses monjes agricultores por excelencia y que se convertirían en templarios mitad monjes mitad soldados. Construyen en los cerros iglesias fortalezas. Las relaciones con el Islam se hacen más difícil, así como las diferencias entre las diferentes villas-estado principalmente la citada Sacramenia, Fuentidueña y Cuellar. Los castellanos siempre estuvieron peleándose por cuestiones de la jurisdicción y de las lindes. Nunca faltaron pleitos y rivalidades comarcanas. El Fuero de Peñafiel tiende puentes y trae consigo el amillaramiento de los términos. Se nombra a los concejos integrados por los “omes probos”, los aportillados que hacían justicia a las puertas de las ciudades como Pedraza  o Roa junteros de los adelantados o gobernadores en frontera. “No puede ser aportillado quien carezca de casa en una villa y no habite en ella desde San Miguel a la ascua de Flores y no tenga caballo ni adarga, capillo, brahón  y lanza con perpunte . Alfonso X el Sabio sanciona el fuero de Peñafiel el 23 de julio de 1260 en compañía de su mejor doña Violante y de su hijo el príncipe de Asturias. Los súbditos se conviertan en pecheros y han de pagar la fonsadera y las marzadgas. Y habrán de acudir a campaña cuando el rey lo dispusiera mediante a la convocatoria de anúteba.

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