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viernes, 29 de diciembre de 2017


MURIÓ LA HIJA DE FRANCO. FUE TODO UNA SEÑORA AN VALIENTE COMO DISCRETA

 

Ha fallecido hoy en Madrid Carmen Franco la única hija de nuestro Caudillo. Era todo una señora de Oviedo que aguantó con dignidad y elegancia (esa elegancia ovetense) los enconos, procacidades, calumnias y vituperios de la prensa cañonera manejada por aquellos que no perdonan el que su padre dejase una España en paz, económicamente fuerte, moderna y en progreso. Hablé con doña Carmen en una cafetería de Reina Victoria hace quince años para hacerle entrega de mi libro "España y Sefarad un amor secreto". Me dio las gracias pero me hizo a entender que ella era un ama y me citó una frase de su padre "yo no me meto en política". Había estudiado yo mucho de su vida y le recordé aquel gran reportaje en la revista "Life" cuando aparecía en el regazo del Caudillo vestida con un traje blanco de encaje. Era el amor suyo y la llamaba la "Morucha". Hizo la guerra en una ruló en la cual Franco había establecido su cuartel general poca comodidad pero mucha dignidad y austeridad que le caracterizó. Le gustó mucho la noticia que yo había extraído de los periódicos de la época contándole las incidencias del noviazgo de su papá. Los Polo consideraban a don Francisco "el comandatín" poco partido y éste para impresionar al personal marchaba por la calle Uría a lomos de un caballo blanco, luciendo su flamante estrella de ocho puntas y las espuelas de plata, para impresionar a su prometida. "Yo sólo vivo para mi Paco" declaró ésta alguna vez en recortes de prensa que acribé en mis tiempos de hemeroteca y cuando le convocaron al Tercio poco después de su matrimonio en la iglesia de San Juan: "Otra vez empieza la música". Le aguardaban sus soldaditos del Rif. "Las balas son como las cartas llevan tu nombre y dirección cuando llegan abrirlas es tu obligación" Y le pegaron un tiro los del Abdel Krim en el vientre. Le daban por muerto pero él tiró de pistola y apuntando al capitán médico con el arma requirió ser trasladado al botiquín de campaña. un tiro en el vientre era muerte segura, pero el comandantín tenía "baraka" y un valor más allá de lo que se supone a uno de infantería. Visto lo cual los moros de su harca le consideraban como un dios. y esa baraka salvó a España. Carmen Franco por aquello de honra merece el que a los suyos se parece había heredado de su padre la valentía. "No tengo miedo a la muerte, la vi el rostro muchas veces", confesó en unas declaraciones al cabo de ser desahuciada este verano de los médicos por su cáncer terminal. Se negó a ser intervenida quirúrgicamente. He ahí otro gran detalle de su arrojo. Ella los tenía bien puestos lo mismo que su progenitor. Y esta es un detalle que se les pasará a los informadores carroñeros que hozan y meten el hocico en la cadaverina de la actualidad. Carmen Franco Polo y Bahamonde descanse en paz.

ARRIBA ESPAÑA

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