AQUÍ SOLO CANTA EL RAITÁN
De todas las lenguas romanas y
románicas, de entre todas las diversas jergas y tonalidades en que se hablan
las lenguas de España, creo que los vocablos más hermosos los conservan
vascuence y bable. Dos idiomas que fueron hablados por gentes aldeanas que
tuvieron un comercio natural y sin mistificaciones de ningún tipo con la
naturaleza. Por eso se hablan como susurros en las frondosidades de los bosques
del país cuando la brisa besa los árboles o los santigua el viento entre las
ramas. Y se refieren a conceptos directos y concretos. No se trata de hablas
especulativas o analíticas. Obviemos las ampulosidades anfibológicas de la
política.
Aparte de eso guardan en ambos casos las
esencias entrañables del pasado prerromano (el celta y el ibero) por lo que se
refiere al guipuzcoano. En cuanto al bable es lo más parecido al lenguaje de
los juglares y de los héroes de los cantares de gesta o al de las legiones
romanas que acamparon en el Bierzo, la Asturica invicta, cuartel general de la Legio VII Gemina también llamada Victrix (la victoriosa).
Es nuestro romance más puro y a
él hay que volver para estudiar la evolución léxica o sintáctica del
castellano. ¿Quién no se ha extasiado ante la ternura de una balada en
vascuence como el amets egin goitzian?
¿A quién no se le alegran las pajarillas o se le vuelve el alma de almíbar al
escuchar los sones del pericote o de la danza prima? La llingua asturiana guarda asimismo de términos propios de ascendencia
celtíbera. Bellos vocablos como cadeixo,
enciso, xana, hatores.
Los sufijos diminutivos en in
parece que endulzan la entonación de la marina y de las brañas cuando risca la
luz las entrañas del monte. Hay vocablos como vixu y orballu y en la
prosodia juega a la dulcificación general una yod intervocálica. En asturiano
no existen las jotas que dcen las trajeron los moros pero que yo creo que son
préstamos del habla fuerte de Vascongadas. ¿Anduvo por aquellos montes la Tribu
Perdida la XIII? ¿Estuvo de verdad el paraíso en Cantabria? Por Pravia dicen
salió la lluna y calentémonos cabe
llar pero un poco más arriba por los concejos de Tineo esta l palatodental se
hace explosiva dando lugar a tsuna y
a tsar por llar.
El cronista piensa en estos
asuntos oyendo esta mañana cantar al raitán pájaro bello y mínimo que se solaza
tras los "finxos" de la era
mientras la tarde cae son sombras prometeicas sobre los cerros astures. De
todas las aves de la creación quizás sea el raitán el de menos envergadura pero
su canto es recio y potente como el de una gaita que suena en alborada matinal.
Anida en ramas de castaño este pequeño prodigio de la fauna animal y busca a la
compañera atrayéndola con sus filados bajo los ladizos del hórreo de castaño.
El de mi casa es del siglo XVIII.
Un epígrafe en el dintel escrito a gubia en letra inglesa: Fizolo Lucas Fernández en 1789. Podíamos hablar mucho de esa fecha.
Cuando las horcas tomaban la Bastilla aquí estaban tallando troncos para
construir cabazos y paneras los
carpinteros de ribera. Al raitán no le ve. Es tímido como el ruiseñor y huraño
como el urogallo. Sus tonadas, sin embargo, alegran los prados. Atardeceres
mágicas. Un ángel de luz nos lleva en volandas por los montes del paraíso allá
donde queda la Sierra del viento. Esta región nos prende a los que somos de
secano.
A los animales domésticos aquí
los bautizan cuando los fierran. Pero si nos aguardamos un poco a que cierre la
noche a lo mejor vemos cabalgar sobre los tejados el espectro de doña Berta. La
propietaria de la casona que escribía cartas de amor al carlista habita en mi
aldea.
Y la verdad es que estas cosas
nos hacen ser un pueblo rico y esperanzado como diría Borges. Debe de haber
trasgo en el vallado. Las xanas bajarán a peinarse a la fuente del reguerín, después
habrá esfoyaza junto a los calderos. Ye
tiempo de castañas. Es por San Martin
patrón de Europa. Habrá luna llena. Entró el otoño, esperamos la nieve, pies
quieto y escuchamos el sonido de las manzanas al caer del árbol y besan la
tierra. Música celestial que desnuda primaveras antiguas
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