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viernes, 16 de noviembre de 2018


18 de julio Remember Brunete

He recorrido mil veces estas cárcavas secas de polvo por verano en sus huras y conejeras, matorrales de monte bajo y encina y en invierno, un lodazal, un valle que se disloca entre los alcores de Valdemorillo y los tesos no demasiado pronunciados de Majadahonda sólo tres pueblos importantes las dos Villanueva, la del Pardillo y la Cañada, detrás Quijorna y delante un pueblo que ya no existe Villafranca del Castillo, un bello paraje de dehesas que queda a trasmano según se baja hacia Madrid desde el Escorial y Segovia con un castillo roquero impresionante que resistió el fuego de la batalla: sus muros sus adarves sus poternas sus almenas enseñaron los dientes a los Internacionales Comunistas del "Carnicero de Albacete".  
Detrás sigue el ejido o lo que era un prado boyal donde se trillaba hasta hace poco. Voy campo a través de estos parajes tan familiares. En julio de 1937 desde el día 6 hasta el 27 este fue uno de los escenarios más cruentos de la guerra civil. En dos semanas y pico perecieron casi cuarenta mil hombres de los dos bandos (los legionarios de Varela, varias centurias sevillanas falangistas, tres tabores de regulares, la quinta bandera de Navarra, otra agrupación de voluntarios gallegos, los artilleros burgaleses de Saenz de Buruaga, y, por el bando opuesto, los cuadros del ejercito de Maniobra mandados por Lister así como regimientos de Artillería a las ordenes de Riquelme, las brigadas internacionales).
 El batallón Lincoln integrado casi en su totalidad por judíos neoyorquinos tuvo quedó diezmado a más de la mitad. Hasta hace unos años había trincheras, casamatas y pozos de tirador. Encontraba balas y cartucheras, un casco, y tengo mi escritorio lleno de mementos de metralla y vainas de balas rusas.
En el Pardillo pereció todo un regimiento de Caballería el San Quintín de Valladolid. Se han encontraron restos humanos y huesos equinos, sepultados casi en una fosa común. Remember Brunete. Escribí un libro novelado sobre los acontecimientos de aquellos infaustos días. La batalla de Brunete fue la batalla de la sed. Mi libro contaba la verdad: la impericia del general Miaja que se vio desbordado, la falta de entendimiento entre las brigadas internacionales integradas por jóvenes reclutas con ideales pero también aventureros mercenarios y el arrojo de Varelita aquel general gaditano que hizo la guerra con guantes perfumados. Blancos porque era monárquico y siempre iba de gala, hasta el combate. Franco desaprobó la acción de Varela porque estableció una estrategia que no se le ocurriría a ningún general de West Point. Varela era un chusquero y africanista. Ganó, a pesar de la antigüedad y temeridad de su táctica, aprendida en los manuales de la guerra de Cuba la infantería española siempre le echó coraje aun arriesgando la vida de los soldados pero costó demasiada sangre española derramada en combate aquella batalla dejándole al general Franco la entrada en Madrid a huevo pero éste, cauto y desconfiado como siempre, optó por la dilatoria.
El número de muertos y heridos por los dos bandos fue elevadísimo. Se combatió cuerpo a cuerpo y a bayoneta calada. Operaron por primera vez blindados rusos que aplastaron a las columnas de moros y de falangistas en sus mismas trincheras, cambiando de mano la línea de frente varias veces en pocos días. Las divisiones motorizadas rojas fueron el antecedente de los tanques de Guderian y de las batallas relámpago en la segunda guerra mundial.
 Aquello fue un ensayo general para la gran matanza. Sobre estos campos hoy mudos que guardan silencio ante el eco de los gritos y los estampidos de la fusilería y la aviación de hace 73 años se probó material nuevo para la guerra tecnológica. La guerra dejaría de ser un concepto romántico para convertirse en un hecho mecánico y letal. He viajado a sitios como el Somme, Normandía, las Ardenas o Ypres, llenos de cruces, pero aquí no se ve un cipo ni un mojón que recordase aquel holocausto. Todos quieren olvidar. Bien; pero no conviene olvidar. Esto es pura memoria histórica.  Los españoles de 2010 ante un hecho tan importante parece que quieren pasar de largo.
 El ejército republicano, mejor pertrechado con armamento checo, munición norteamericana, carros de combate y artillería ligera soviética e incluso máscaras de gas, en contraste con el material en poder de los nacionales que utilizan máuseres de la batalla de Anual que se encasquillaban, pero indisciplinado y acusando una falta de coordinación entre los soldados profesionales, las milicias y los brigadistas, hubiera podido arrasar y determinar que el curso de la guerra se inclinase del lado de los gubernamentales. Una oportunidad para acortar la guerra desaprovechada. En Brunete bien cierto es que los Internacionales no dieron la talla. Es una píldora difícil de tragar para los historiadores demasiado sectarios a favor de la República.
 En el Vértice Mocha, por ejemplo, donde estaban los depósitos de agua; allá pereció con tres compañías de infantería, un tabor de Larache, una centuria de falange y una bandera de la Legión, comandada por el capitán Dema. En el último parte al puesto de mando envía el oficial de Franco este lacónico mensaje:
“Situación insostenible. Martín muerto, Moscoso, muerto. Si esta noche no viene gente, caerá la posición por muerte de todos. Arriba España. Viva España. Todo por España. Dema”.
 He pasado muchas mañanas por el lugar donde cayeron Dema y sus hombres y he sentido un estremecimiento. Mis labios musitaron una oración. Remember Brunete.
 Sin embargo, se ha borrado la memoria. Los jóvenes del Pardillo, de la Cañada y del propio Brunete no han oído hablar de lo que pasó, no tienen ni idea. En la carretera del Pardillo había un monolito a uno de los caídos, el aviador alemán Rudi Eppert. Ha desaparecido al igual que el trípode a la entrada de Villanueva de la Cañada en el que se aludía a la gesta de los falangistas sevillanos que resistieron hasta sucumbir las embestidas de las columnas del general Walter un polaco. Una reflexión se me brinda al respecto 73 años después. Aquella guerra la desencadenaron el separatismo, el parlamentarismo burgués, los señoritos de Azaña en colusión con las fuerzas de la anti-España. Parece ser que el panorama se repite casi cuatro generaciones después. Ahí están los del Tripartito y los del Estatuto exigiendo la independencia de Cataluña. ¿Tendrá que pasar ZP por las mismas horcas caudinas que pasó Azaña al que todos traicionaron? Mi aviso a navegantes no es sólo a las izquierdas tambien a las derechas desmemoriadas y afanosas del poder. La irresponsabilidad de los políticos a su bola es material de reflexión. La caspa de Rajoy cuyos empolvados discursos huelen a moho, a pura retórica decimonónica y a los pibes y pavas de las tertulias de las radios y emisoras de derechas les ocurre tres cuartos de lo mismo, la temeridad de nuestro presi y los ejercicios de funambulismo político posibilista en la cuerda floja de CIU, Duran, Pujol y compañía nos puede llevar otra vez al desastre. Dios no lo permita. Somos funámbulos pero tambien vamos como zombis sonámbulos.  Que recuerden Brunete, sean más responsables.  Aquí los desmemoriados políticos andan a su bola, sólo desean el poder y la foto olvidándose de los intereses de la nación a cuyo servicio debieran de estar.
Uno ama a España y adora la paz pero ese limbo histórico en el cual se ha mantenido a nuestra juventud acerca de lo verdaderamente ocurrido es preocupante. Porque la historia tiende con frecuencia a repetirse. Honro la memoria de los caídos en la batalla de la sed por los dos bandos: 14.220 por los Nacionales y 12.528 por los Rojos, según cifras del Archivo Histórico Militar- y grito con el teniente Dema: Arriba España. Viva España. Todo por España. La batalla concluyó al día siguiente del Día de Santiago con el repliegue de la división Lister, la de Duran y la destrucción prácticamente del cuerpo de ejercito a las ordenes del general Modesto. Hubo una tormenta y, entre los colores del arco iris, algunos testigos presenciales creyeron descubrir pintado sobre el firmamento la silueta del apóstol Boaerges cabalgando sobre los cielos como en Clavijo. Dice la leyenda…

16/11/2018

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