SEIS DE OCTUBRE SAN BRUNO MONJE ALEMAN QUE FUNDÓ LA CARTUJA
SAN BRUNO HERMANO MORIR TENEMOS. HERMANO YA LO SABEMOS. Algunas consideraciones en la fiesta del glorioso san Bruno
Sile et psalle, cállate y canta; la advertencia del Eclesiastés adoptaronla los cartujos por norma de vida. Sólo hoy en la fiesta del glorioso san Bruno se les permite a estos monjes ir al locutorio y hablar.
Es una de las órdenes monásticas que más gloria dieron a la iglesia latina. Su fundador un alemán canónigo de Colonia y preboste de la catedral de Reims un hombre abroquelado en la consistencia alemana y el saber hacer francesa, abandonando las intrigas de la política vaticana o el discutinio incesante de los maestros de la Sorbona Pedro Abelardo y Berengario, con seis discípulos suyos se retiró a un sitio escarpado e inaccesible de Grenoble y allí construyeron un monasterio 1085 el cual sigue funcionando al día de hoy.
En la Cartuja de Miraflores Burgos tampoco faltan vocaciones, mal endémico de la iglesia de occidente. ¿Cuál es el secreto? Psile et salle canta a las maravillas de la creación, contempla las estrellas, aprende que el hombre pasa pero Dios no, toda una receta para curar los males de nuestros tiempos con tanto político parlanchín, con tanto obispo que no sabe lo que dice aunque diga lo que no sabe, tanto chanchullo, tanto cabildeo, tanto mentir. Vanidad de vanidades.
Hermano morir tenemos, hermano ya lo sabemos. La guadaña de la muerte no para de segar la hierba, el almiar de la muerte continua acumulando cabezas.
Mira hombre, insensato, tu pequeñez, no eres nada. Alza los brazos en contemplación, canta y reza, Dios está arriba, controla tu lengua.
Es admirable la receta de Bruno de Hartenbusch paradójicamente para vivir mucho (nada desdeñable para la gente de nuestros días cuando de lo que se trata es de alcanzar la edad provecta).
Los miembros de esta orden suelen acabar sus días ya centenarios. Una anécdota se cuenta al respecto. El papa Alejandro VI convocó a una comisión de cartujos para suprimir la dureza de la regla cartujana, no prueban la carne, comen una vez al día y ayunan a pan y agua todos los viernes del año, el más joven de los emisarios tenía 96 años, el resto pasaba de los cien.
Por ende, se explica Cartuxia never reformata quia numquam deformata (la cartuja nunca se reformó por jamás se deformó). Viven en celdas individuales y todos han de tener un huerto la única colación la reciben de manos del hermano utilero por torno, sólo se juntan para las vísperas a media noche u para la misa conventual mañanera.
San Bruno fue un clarividente adopta las normas del monaquismo oriental eremita y del occidental pero su Regla no se relaciona ni con la san Basilio, san Bernardo porque en el cister la vida conventual siempre van juntos para rezar para trabajar e incluso dormir dio lugar a muchos problemas, o san Benito con su voto de asiduidad, no pueden cambiar de monasterio.
Bruno sí cambió llamado por su amigo el papa Urbano II fundó la famosa cartuja de Calabria. Alegrémonos en su fiesta y roguemos al santo que nos libre de todos esos males desencadenados por la locuacidad excesiva, verdadero flagelo a día de hoy por las redes llamadas sociales, las cuales, sin menoscabo de sus admirables consecuciones tecnológicas, en el afán de comunicar incomunican.
La gente en medio de la digitalización triunfante no para de darle al dedito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario